En el discurso pronunciado ante los participantes en la Escuela de Verano de Astrofísica, el Papa Francisco señaló que la tarea del científico de avanzar en el conocimiento del Universo puede complementarse con una mirada metafísica y de fe.
El Pontífice dio su discurso en el evento promovido por la Specola Vaticana este jueves 14 de junio. Francisco afirmó que “conocer el Universo, al menos en parte; ser conscientes de lo que sabemos y lo que no sabemos, y cómo podemos proceder para saber más, es la tarea del científico”.
Sin embargo, señaló, “hay otra mirada metafísica” oculta a los instrumentos de medición y que “reconoce la Primera Causa de todo”. “Y todavía otra mirada, la de la fe, que acoge la Revelación. La armonía de estos diferentes niveles de conocimiento nos lleva a la comprensión; y la comprensión –esperemos– nos abre a la Sabiduría”, indicó.
“El Universo es inmenso y, a medida que crece nuestra comprensión del mismo, también crece la necesidad de aprender a gestionar el flujo de información que nos llega de muchas fuentes”, aseguró.
Tal vez, “la forma en que manejáis tal cantidad de datos también pueda dar esperanza a aquellos que en el mundo se sienten arrollados por la revolución informática de Internet y de las redes sociales”.
El Pontífice puso de relieve que, ante la enormidad del Universo, “nos sentimos pequeños y podríamos sentirnos tentados de pensar que somos insignificantes”.
En este sentido, destacó que ese miedo no se trata de algo nuevo, y puso como ejemplo uno de los salmos: “Hace más de dos mil años, el salmista escribía: ‘Al ver tu cielo, hechura de tus dedos, la luna y las estrellas que fijaste tú, ¿qué es el hombre, para que de él te acuerdes, el hijo de Adán para que de él te cuides? ‘. Y, sin embargo, continúa: ‘Apenas inferior a un dios le hiciste, coronándole de gloria y de esplendor’”.
Por ello, “siempre es importante, como científicos y como creyentes, comenzar admitiendo que hay mucho que no sabemos. Pero es igualmente importante no estar nunca satisfechos con permanecer en un cómodo agnosticismo. Así como nunca debemos pensar que sabemos todo, nunca deberíamos temer tratar de aprender más”.
“También en este sentido podemos entender ‘la gloria y el esplendor’ de los que habla el salmista, la alegría de una labor intelectual como la vuestra, el estudio de la astronomía. A través de nosotros, criaturas humanas, este universo puede volverse, por decirlo así, consciente de sí mismo y de Aquel que nos creó: es el don –con la responsabilidad relativa– que nos ha sido dado como seres pensantes y racionales en este cosmos”.
Por último, recordó que “como seres humanos, somos más que pensadores y racionales. También somos personas con un sentido de curiosidad que nos impulsa a saber más; criaturas que trabajan para aprender y compartir lo que han aprendido, por el gusto de hacerlo. Y somos personas que aman lo que hacen y que descubren en el amor por el universo un anticipo de ese amor divino que, al contemplar la creación, declaró que era buena”.
Por: aciprensa.com