Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy, Jesús, me dices que no son los alimentos los que me manchan, sino lo que sale de mi corazón. Tú bien sabes las heridas que tengo y conoces hasta mis últimos escondrijos. Hay tantas cosas que están en mi corazón y que me lastiman; manchan tu imagen que hay en mí.
¡Ayúdame, Jesús! Sólo Tú eres capazde sanar mi corazón herido por el pecado. Nadie más que Tú puede purificar mi interior, mis intenciones y deseos más profundos.
Quiero aprender de tu Sagrado Corazón, del cual sólo surge amor, perdón y misericordia.
Te suplico que formes en mí uncorazón semejante al tuyo, del que no salga otra cosa que el amor que recibe de Ti.
En nuestro tiempo, algunas orientaciones culturales ya no reconocen la huella de la sabiduría divina en las realidades creadas y tampoco en el hombre. La naturaleza humana, de este modo, queda reducida en materia, modelable según un designio cualquiera. Nuestra humanidad, en cambio, es única y muy valiosa a los ojos de Dios. Por esto, la primera naturaleza que se debe custodiar, a fin de que dé fruto, es nuestra humanidad misma. Tenemos que darle el aire limpio de la libertad y el agua vivificante de la verdad, protegerla de los venenos del egoísmo y de la mentira. En el terreno de nuestra humanidad podrá brotar, entonces, una gran variedad de virtudes.
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de marzo de 2016).