¿Un católico puede estar a favor de la eutanasia? El Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME) publicó una guía sobre la posición de la Iglesia sobre la mal llamada “muerte dulce”, recordando que “la vida es un don de Dios y solo Él tiene poder para darla y quitarla”.
La reflexión del SIAME se enmarca dentro de la aprobación de la eutanasia en la Constitución de Ciudad de México en enero del 2017, tras una propuesta “empujada por Jesús Ortega, del Partido de la Revolución Democrática”.
Para el informativo de la Arquidiócesis de México, “la Sagrada Escritura es clara al señalar que la vida es un don de Dios y solo Él tiene poder para darla y quitarla. Bajo esta idea, toda persona, institución o gobierno deben hacer todo lo posible para ayudar a conservar la vida propia y la de los demás”.
Por esto, subrayó, “no es posible que ninguna persona, institución o gobierno considere que tiene derecho a quitar la vida de otra persona”.
“¿Qué sería de la humanidad si alguien se atreviera a decir quién debe vivir y quién no?”, cuestionó.
El informativo católico mexicano señaló que en la actualidad “se considera que la persona ha muerto cuando se le declara muerte cerebral. Cuando esto ocurre, aunque los órganos del cuerpo se conserven funcionando, se considera que la persona ha muerto”.
“En estos casos, resulta apropiada la donación de órganos para ayudar a que otros continúen viviendo”, destacó.
Sin embargo, advirtió, “mientras el cerebro siga funcionando se considera que la persona se mantiene viva aunque haya perdido motricidad (movimiento), sensibilidad, conciencia (aparentemente), y capacidad de comunicación”.
“La Iglesia pide que se hagan todos los esfuerzos posibles para ayudar a que la persona se mantenga con vida”, recordó.
El SIAME indicó que actualmente influye “en las decisiones para conservar o quitar la vida, el tema del dolor y el sufrimiento. Parece que con dolor no vale la pena vivir”.
“Esto refleja el pensamiento de una sociedad en la que solo es bien visto el confort y el placer; en la que el dolor o el sufrimiento parecen no tener lugar”, señaló.
“Sin embargo ¿cuál sería la medida del dolor? ¿Hasta dónde se podría o tendría que soportar? ¿Qué duele más, el dolor físico o el dolor moral? En este sentido, la Sagrada Escritura y la Iglesia enseñan que el dolor y el sufrimiento son parte de la vida misma y pueden tener un sentido redentor”.
El informativo de la Arquidiócesis de México subrayó que “si la ciencia dictamina que una persona está viva y deja de suministrarle la ayuda necesaria para que continúe viviendo, en el fondo se está cometiendo el delito de asesinato, aunque lo disfrace de ‘no se está matando, sino dejando morir a la persona’”.
“Esto sería comparable a dejar morir de hambre a un bebé que aún no es suficiente para obtener el alimento por sí mismo, y luego aducir que no se le mató, sino que el pequeñito murió por su culpa o deseo”.
El SIAME concluyó asegurando que “resulta inconcebible, y a todas luces inmoral, que el Constituyente haya convertido en derecho lo que en realidad es un delito”.