martes, noviembre 12, 2024

AMOR DE DIOS

ASÍ COMO EXISTEN LEYES FÍSICAS QUE GOBIERNAN EL UNIVERSO FÍSICO, EXISTEN LEYES ESPIRITUALES QUE GOBIERNAN TU RELACIÓN CON DIOS.

1. DIOS TE AMA Y TE CREÓ PARA QUE LO CONOZCAS A TÍTULO PERSONAL

Dios nos ama: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» Juan 3.16

Dios quiere que lo conozcamos personalmente: «Esta es la vida eterna. Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado» Juan 17.3

Nos ofrece una vida nueva; una vida en abundancia: «Si alguno está en Cristo, nueva criatura es» 2 Corintios 5.17

Jesús dijo: «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» Juan 10.10

 

2.   LA PROPIA ACTITUD DEL HOMBRE LE IMPIDE TENER ESTA RELACIÓN CON DIOS

El hombre fue creado para tener comunión con Dios; pero por su terca voluntad escogió tomar su propio camino independiente y rompió su comunión con Dios. Esta voluntad propia, caracterizada por una actitud de rebeldía activa o indiferencia pasiva, es evidencia de lo que la Biblia califica como pecado.

La Biblia nos ayuda a comprender lo que es el pecado (Romanos 1.18-21 e Isaías 53.5-6).

¿Quién ha pecado? 
«Por cuanto todos pecaron, y están separados de la gloria de Dios» Romanos 3.23

¿Cuál es el resultado del pecado? 
«La paga del pecado es muerte» [la separación espiritual de Dios] Romanos 6.23

«Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios» Isaías 59.2

 

3.   JESUCRISTO ES LA ÚNICA PROVISIÓN QUE DIOS HA HECHO PARA EL PERDONAR EL PECADO

Él murió en nuestro lugar

 

«Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» Romanos 5.8

Él resucitó de entre los muertos. Él vive hoy: «A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos» Hechos 2.32
Por esto Jesús pudo decir: «Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí» Juan 14.6

 

4. DEBEMOS RECIBIR A JESÚS COMO NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR, DE MANERA INDIVIDUAL

Encomendar nuestra vida a Jesucristo implica:

• Que comprendemos que nuestra rebelión o indiferencia hacia Dios nos condena.
• Que creemos que Jesucristo pagó el precio total de nuestros pecados al morir en la cruz y agradecemos el perdón que él nos ha dado.
• Que nos arrepentimos de nuestros pecados para poder recibir el perdón de Dios.
• Que deseamos amarle y obedecerle al dejar atrás nuestro pecado para poder vivir una relación personal con él.

«Así que,  arrepentíos y convertíos,  para que sean borrados vuestros pecados;  para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.» Hechos 3:19

Esta decisión hará de ti un hijo de Dios:

«A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dió potestad de ser hechos hijos de Dios» Juan 1.12

Jesucristo desea tener esta relación personal contigo:

Él dice: «He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo» Apocalipsis 3.20

Cada uno de nosotros está condenado a morir por su pecado, pero Dios envió a su hijo Jesucristo a morir en la cruz en nuestro lugar. Él ha cerrado el abismo que nos separa de Dios. Él fue condenado en nuestro lugar. Es por eso que ahora podemos recibir el perdón de Dios y comenzar a vivir la vida abundante a través de una relación personal con él.

Estos dos círculos representan dos tipos de vida:

1. Una vida sin Cristo

Yo – El «yo» es el centro de la vida
† – Cristo está fuera de la vida
Esta persona no ha puesto su confianza en Jesucristo. Sus pecados no le han sido perdonados. Su vida está hecha un desastre y no tiene metas porque su «yo» delimita su conducta (Efesios 2.12).

2. Una vida dirigida por Cristo

Yo – El «yo» se rinde a Cristo.
† – Cristo es el centro de su vida.
Este hombre ha encomendado su vida a Jesucristo; sus pecados le han sido perdonados y disfruta el amor de Dios en su vida todos los días (Romanos 5.1).

El entregar tu vida a Jesús es un paso de fe que puedes expresar a través de la oración.

Orar significa simplemente hablar con Dios. Él te conoce. Lo que importa es la actitud de tu corazón, tu honestidad. Sugerimos que hagas esta oración:

«Señor Jesús, te doy gracias por tu amor y porque viniste al mundo a morir por mí. Confieso que he dirigido mi propia vida y que por lo tanto, he pecado contra Dios. Ahora quiero depositar mi confianza en ti y recibirte en mi vida. Te pido que perdones mis pecados. Hazme la persona que tú quieres que sea. Te doy gracias por haber contestado mi oración y porque ahora estás en mi vida. Amén.»

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