El Padre Sam, en una de sus reflexiones diarias del Evangelio, nos habla de cómo acercar a alguien a Dios. Para responder a la cuestión, comienza citando al Papa emérito Benedicto XVI: “hasta hoy les he estado hablando a ustedes de Dios, de ahora en adelante voy a hablarle a Dios de ustedes”. A partir de esto, nos da tres consejos:
- Hablarles a las personas de Dios. Es importante que los demás conozcan a Dios, hablarles con nuestras palabras, pero sobretodo mostrarles a Dios con nuestro testimonio. Como diría san Francisco de Asís: “predica en todo momento, y si es necesario utiliza las palabras”. Que nuestra vida muestre a Dios a los demás.
- Hablarle de las personas a Dios. Esto a veces lo descuidamos, sólo nos enfocamos en lo primero. Es sumamente importante presentar a esas personas difíciles a Dios, que Él elija el método y tiempo para atraerlas a Sí.
- Perseverar en la oración: Acá el padre Sam nos trae el testimonio de santa Mónica, madre de san Agustín, “la santa de las lágrimas”. Ella nos enseña a no desesperarnos en la oración, a veces creemos que Dios tarda, pero en realidad Él siempre llega a tiempo. Perseverando en la oración, comprendemos la voluntad de Dios.