S.S. Juan Pablo II estableció que en esta solemnidad se celebre en la Iglesia la Jornada mundial por la santificación de los sacerdotes.
La solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús recuerda el misterio del amor de Dios por cada hombre y mujer. -Juan Pablo II. 10, Junio, 2004.
«Esta fiesta recuerda el misterio del amor que Dios siente por los hombres de todo tiempo, recordando el mensaje central que dejó Cristo al aparecerse a una religiosa francesa de la Visitación, Santa Margaría María Alacoque (1647-1690).
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, desde que se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo.
Promesas principales hechas por el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita de Alacoque:
A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
Daré la paz a las familias.
Las consolaré en todas sus aflicciones.
Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte
Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas
Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia
Las almas tibias se harán fervorosas
Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección
Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos
Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.
Ofrecimiento al Sagrado Corazón
Jesús mío dulcísimo, que en vuestra infinita y dulcísima misericordia prometisteis la gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de vuestro Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes seguidos: acordaos de esta promesa, y a mí, indigno siervo vuestro, que acabo de recibiros sacramentado con este fin e intención, concededme que muera detestando todos mis pecados, esperando en vuestra inefable misericordia y amando la bondad de vuestro amantísimo y amabilísimo Corazón. Amén.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, tened piedad de nosotros.
Padrenuestro…
Corazón de Jesús, rico en todos los que os invocan, tened piedad de nosotros.
Padrenuestro…
Corazón de Jesús, esperanza de los que mueren en Vos, tened piedad de nosotros.
Padrenuestro…