Formas de ayudar a nuestros hijos en los estudios
1.- Creando un ambiente de estudio en casa
Somos lo que hemos aprendido a ser. Crear un ambiente no es la actuación de unos días concretos, sin continuidad de manera esporádica para tratar de conseguir unos objetivos educativos. Crear un ambiente significa una actuación sistemática, perseverante para conseguir los objetivos marcados.
¿Cómo se crea el ambiente de estudio?
• Cuidando los detalles materiales que favorezcan el trabajo: que exista un sitio para estudiar, el cual reuna condiciones mínimas como: aislamiento de ruidos y distracciones; iluminación suficiente; silla y mesa de trabajo funcionales para las tareas que se realizan normalmente.
• Respetando los padres el tiempo de tareas sin interferir con otros encargos que puedan surgir.
• Creando hábitos de estudio, es decir, repitiendo siempre el mismo horario de estudio, de trabajo.. en un ambiente de silencio.
• Aprovechando los padres el tiempo de estudio para realizar diversos trabajos que tengan pendientes para que sus hijos los puedan ver como modelos que van por delante y son dignos de imitar.
• Teniendo un material base para el estudio: diccionarios, enciclopedias, libros de consulta.
• Promoviendo para el tiempo libre actividades que tengan que ver con la cultura, con la lectura, con el afán de saber más.
2.- Dando ejemplo en el afán por la cultura
Si los padres tienen curiosidad intelectual, afán de saber y afición por la lectura, serán un ejemplo estimulante para el estudio de sus hijos.
Los padres tienen que preguntarse hasta qué punto fomenta, sobre todo con el ejemplo, la cultura familiar. Los hijos no piden un profesor particular en los padres, sino la coherencia en su preocupación por los temas culturales, su sensibilidad ante lo artístico, el afán de saber qué han mostrado en su trayectoria personal. Son también manifestaciones de esa sensibilidad cultural, la existencia de una biblioteca familiar, las revistas que entran, las conversaciones que se tienen, etc.
3.- Manteniendo una estrecha colaboración con los profesores
Padres y profesores están metidos en una misma tarea: la educación de los niños, por ello, deben ir en la misma dirección y se precisa de una colaboración mutua.
En este punto como en tantos otros, hemos de estar en el término medio, no pasarse por un extremo ni por el otro. Término medio puede ser una entrevista en cada evaluación. En caso que nuestro hijo requiera una tutorización mayor por el colegio y los padres, la periodicidad de la reunión puede ser una vez al mes.
Convendrá fijarse conjuntamente algún objetivo común para la actuación de los padres y del centro. Este debe ser preciso y medible, para que en la próxima entrevista que se tenga, empezar por la revisión del objetivo marcado, cómo ha ido, qué dificultades han surgido, cómo adaptarlo para ahora, etc.
.- Orientando a los hijos en el manejo de las técnicas de estudio
Ahora nos vamos a referir a la importancia de tener la suficiente competencia en el manejo de las técnicas de estudio. Nuestro método de estudio siempre es perfeccionable; siempre algo se puede hacer mejor con el menor esfuerzo, mejor y en el menor tiempo posible.
El principal instrumento que se necesita para el estudio es la lectura, de manera que nuestro hijo tenga las suficientes habilidades en comprensión, velocidad y entonación en la lectura. Si este aspecto básico no se ha desarrollado en su momento con la suficiente eficiencia, posteriormente será la causa originaria del fracaso escolar que aparecerá.
Otras técnicas de estudio que nuestro hijo debe manejar adecuadamente son:
• Saber organizar su tiempo.
• Saber hacer esquemas, resúmenes.
• Saber subrayar un texto.
• Pasos a seguir para estudiar un tema.
La primera tarea es detectar en qué falla nuestro hijo, los defectos de estudio más comunes son: memorismo, estudiar sólo para el examen, dependencia excesiva del profesor y del libro de texto (falta de iniciativa), no saber distinguir lo importante de lo secundario, dificultad para expresar oralmente y por escrito, dificultad para relacionar y sintetizar conocimientos, mal uso del tiempo…
Una vez que entendemos en qué falla y en qué hay que actuar, habrá que hacer un plan para tratar de superar esos puntos débiles.
5.- Animando al estudio sin sermonear
Hay que empujar al estudio sin que se note, sin sermonear, ya que el insistir en un mensaje en los adolescentes, puede ser contraproducente. Sermoneamos en la medida que insistimos demasiado en un punto sin que sea el momento oportuno para ello.
Hemos de valorar el esfuerzo y la dedicación de nuestro hijo al estudio más que sus resultados. No ha de centrarse toda la valoración de su hijo en sus notas. Hay que mirarle como persona y en un contexto más amplio que el mero rendimiento académico.
Resaltar sus propios progresos, aunque no estén a la altura de lo que a nosotros como padres nos gustaría. Hay que dar tiempo, lo importante es que vaya subiendo, aunque en un momento parezca que está retrocediendo. Recuerden que los éxitos, aunque sean o nos parezcan pequeños, son una pieza clave para mantener el interés.
6.- Procurando ayudas pedagógicas cuando sea necesario
Cada hijo tiene su propio ritmo de aprendizaje. Hay que dar la respuesta pedagógica adecuada, que puede ir desde nuestra ayuda personal hasta ponerle un profesor particular.
Vamos a analizar algunas de las posibles respuestas:
a. Encargarse los padres: Teóricamente parece una de las más idóneas porque el conocimiento profundo que los padres tienen de sus hijos les lleva a saber exactamente qué es lo que tienen que superar. La dificultad que tiene esta opción es que los padres han de disponer de suficiente tiempo para poder dedicarlo a la ayuda escolar. Asimismo han de tener los suficientes conocimientos para ayudar en esas materias.
b. Encargarse algún hermano mayor: Tiene la ventaja de hacer partícipe a un hermano mayor de dicha responsabilidad. Esto crea más unidad familiar entre los miembros al tener un propósito común. Otra ventaja es que entre alumnos se explican de manera más didáctica y con el mismo lenguaje las cosas que tienen dificultades. Puede tener la dificultad de la falta de autoridad que tiene un hermano de manera que no siga las indicaciones que se le hacen.
c. Tener un profesor particular que puede reforzar aquellas materias en las que tiene más dificultades. Para que un profesor particular sea una ayuda para nuestro hijo, hemos de tener en cuenta los siguientes puntos:
Los contenidos que se vean en las clases particulares han de estar supeditados y ser complementarios a los que se desarrollan en el centro educativo por el profesor de esa materia. Es conveniente que sea una situación provisional. Se requerirá para situaciones extraordinarias: unos suspensos que indican lagunas importantes, dificultades significativas con área determinada, promocionar a un curso superior sin tener afianzado el anterior, cuando el niño no pueda seguir el ritmo normal de la clase….Sin embargo, puede pasar que lo extraordinario se convierta en ordinario.
7.- Siguiendo el quehacer diario sin agobiar
Hemos de seguir el día a día del quehacer diario. El criterio es que cuantos más pequeños más de cerca hemos de hacer el seguimiento de las tareas de nuestros hijos. Pero cuando van siendo más mayores y han ganado en autonomía y responsabilidad, les podemos dar más distancia en el seguimiento.
Hay que saber qué exámenes tienen, qué resultados están obteniendo, con qué dificultades se encuentran, cuáles son sus actitudes, disposiciones….
Sin embargo, hay que guardar un equilibrio entre dos posturas extremas: una hacer un seguimiento pormenorizado, que puede resultar agobiante y otra es no preocuparnos por sus cosas, seguirlo a mucha distancia, de manera que indique despreocupación por nuestra parte. El criterio como se ha dicho antes, es ir de más seguimiento a menos según va teniendo más años, pero cada caso es único.
Los padres podemos mandar que estudien, pero esto se puede hacer cuando tienen pocos años porque aceptan nuestras indicaciones sin rechistar. Pero cuando llegan a la adolescencia, si no va saliendo de ellos mismos el hacer las cosas, porque entienden que así lo tienen que hacer, poco lograremos con imposiciones.
8.- Involúcrese en la Educación Escolar
Por Sheila Morataya-Fleishman
Tu presencia es indispensable en la formación humana y espiritual de tus hijos, pero también, para dar carácter al estudiante del futuro. Adiestrar, instruir, educar… ¡qué gran tarea!
Involucrarte en la educación de tus hijos, ser protagonista diaria de la evolución de su inteligencia, enseñarles a desarrollar su creatividad e ir desarrollando paso a paso las formas que darán carácter al estudiante del futuro ¡que reto más grande y que acto de generosidad tan gratificante!
¿Han comenzado tus hijos el kinder?, ¿Has pensado lo importante que es aprender y descubrir con ellos el fascinante mundo de la educación? , ¿Sabes la dimensión de la tarea que tienes por delante?. Si hasta hoy los has formado en virtudes humanas como el orden, la disciplina, la introducción a la generosidad, etc. hoy es el momento de empezar a profundizar en cada una de esas virtudes, para que todo el potencial humano y espiritual de tu hijo salga a la luz, ayudándole a ser un estudiante feliz con cada esfuerzo por realizar y terminar las cosas bien hechas.
Por supuesto, sin tu sí generoso, esto es algo que no se dará automáticamente, pues involucrarse de lleno en la educación de tus hijos pequeños, vendrá acompañado con una serie de “tendrás…” que no fácilmente, todas las que somos madres estamos dispuestas a dar.
Los “tendrás…”
“La educación durante toda la vida permite, ordenar las distintas etapas, preparar las transiciones, diversificar y valorizar las trayectorias”. (Informe de la Unesco)
La preparación para entrar al que es prácticamente el umbral de la educación, puede ser una verdadera aventura o un verdadero dolor de cabeza para ti como mamá. Pues la “gran tarea” por delante, no te pide uno, ni tres, ni cuatro años, sino más que eso, “tendrás” que estar dispuesta a recorrer con ella, él o ellos, las diferentes etapas que van desde el kinder y culminan con el bachillerato.
Claro, al llegar a cierta etapa en sus estudios, si has puesto mucho de tu tiempo y cuidado, será un estudiante independiente, pero aún así, tendrás que estar muy dispuesta a seguir “estando presente” para ayudarle en su proceso formativo humano y espiritual. Ves a lo que me refiero con los “tendrás”? Veamos algunos de ellos:
Dependiendo de tu país y el sistema educativo, lo primero que “tendrás” que hacer, es anotarte como voluntaria para la junta de padres y los que tienen a su cargo vigilar que todas las actividades de la escuela se lleven a cabo como está planificado; por otro lado, también estas juntas de padres se encargan de organizar fiestas especiales, cumpleaños de maestros, celebraciones importantes y otros eventos. Estando en una de estas juntas, tendrás la oportunidad de conocer a otros padres que piensan y sienten como tu, acerca de la educación de sus hijos.
.“Tendrás” que ofrecerte de voluntaria por lo menos una vez a la semana para ayudar en el salón de clases de tus hijos pequeños. Un niño de cinco años todavía no tiene la madurez emocional que se necesita para seleccionar amigos, por lo tanto, tu tienes que seguir vigilando muy de cerca quiénes son sus amiguitos y cuáles son sus costumbres. Con tu participación una vez por semana, no sólo ganarás simpatía con su maestra, sino también podrás observar el comportamiento de cada uno de los niños y así decidir con quien tu hija tendrá días de juego después de la escuela.
.“Tendrás” que ponerte a revisar las lecciones estudiadas de cada jornada todos los días. Como un niño de kinder apenas está aprendiendo a leer y a descubrir por sí mismo el mundo del conocimiento, es importante que desde “ya”, aprenda que estudiar es un placer, un regalo, un juego maravilloso y la oportunidad más grande que te da la vida para llegar a ser todo lo que tu quieras ser. Es reforzar junto a él, ella o ellos, que uno de los derechos que tenemos como hijos de Dios es descubrir, aprender y desarrollar la inteligencia. El estudio hace todo esto, encárgate de que lo interioricen muy bien. Quince minutos de lectura diaria, con hora fija para hacer las tareas, y el talante alegre que observen en ti, serán cruciales para las actitudes que tendrá o no tendrá en el futuro.
.“Tendrás” que estar dispuesta a involucrarte en actividades extra escolares. Como son los programas para el desarrollo del carácter, los deportivos; los grupos de música o danza, etc. Todo esto requiere una enorme dosis de voluntad, generosidad, paciencia que no se cansa y conciencia de que es necesario estar presente en la vida de tus hijos. Los niños lo observan y sienten todo. Conozco una mamá que trabaja y tiene una lista enorme de obligaciones, sin embargo, desde que su hija comenzó la escuela, decidió lo que era importante en ese momento. Me comentaba el otro día que “nada la hace sentir más plena y feliz” que ver la cara de alegría de su niña, cuando la ve llegar todas las semanas a su salón de clases para ayudar a su maestra.
Todo lo anterior amiga, es para ayudar a que te animes seriamente en involucrarte en la educación de tus hijos pequeños. Ten la seguridad que al hacerlo, también tu estarás ayudando a tu propia formación y preparación, pues estarás familiarizada e inmersa en ese proceso educativo. Llegarás a ser una madre verdaderamente profesional, que se toma su papel muy en serio. No lo dudes: “ellos merecen el esfuerzo”.
Hay muchos consejos más que quisiera darte, pero me parece que hay uno especialmente importante cuando se trata de educar hoy para el futuro. Se trata de la educación de la voluntad.
Ya lo sabes, es con esta virtud, como tu misma te impones metas y las logras; es ella la que te motiva a terminar lo que comienzas, a perder esos kilos de más, y ahora te impulsará a involucrarte en la educación de tus hijos.
A medida que tus hijos te vean luchar y avanzar con ellos por el apasionante camino de las primeras letras, estarás descubriendo y al mismo tiempo enseñando cómo se lleva a cabo el proceso de querer aprender, querer mejorar y querer esforzarse por llegar a ser una persona completa. Todo esto está anclado en la voluntad de poder hacer.
Profundizarás junto con tus hijos en el “cómo” se adquieren las virtudes y en el “cómo” se llega a ser una mujer u hombre de carácter. Generalmente las palabras no son suficientes para ayudar a los niños a interiorizar, si te ven “haciendo” eso que dices es tan importante, ten por seguro que llevas muchos pasos adelante.
La educación tiene la misión de permitir a todos sin excepción, hacer fructificar todos sus talentos y todas sus capacidades de creación, lo que implica que cada uno pueda responsabilizarse de sí mismo y realizar su proyecto personal.
¡Anímate a ser una gran protagonista en la educación de tus pequeños!
9.- Cómo afrontar las dificultades de los hijos en el estudio
La vida escolar de los hijos puede pasar por distintas situaciones en cuanto al rendimiento académico. Hay algunos que siguen una trayectoria positiva siempre igual y constante en el rendimiento escolar. Hay otros que han ido bien en Primaria pero al llegar a Secundaria se produce una quiebra en su rendimiento. Otros hay que según van avanzando en los estudios mejoran su rendimiento.
Cuando surgen estas dificultades conviene afrontarlas cuanto antes, ya que lo que puede ser relativamente sencillo de corregir cuando se produce, pasado algún tiempo, tienden a cronificarse las dificultades y corregirlas es más dificultoso. Lo importante es enfrentarlos con serenidad, reflexión y rigor.
Al enfrentarnos al problema que plantea nuestro hijo hemos de tener en cuenta las siguientes consideraciones:
1º.- ¿En qué consiste básicamente el problema?
Un problema cuanto más precisado está tanto más fácil es encontrar la solución, al contrario cuanto más difuso e impreciso más difícil es darle respuesta.
Si es posible vamos a tratar de hacer operativo el problema, es decir, en lugar de decir “es un vago”, diremos que habitualmente no cumple el horario de estudio por la tarde, en lugar de decir “tiene dificultades en la lectura” diremos que no sabe entonar lo que lee, su comprensión lectora es escasa y le falta velocidad.
2º.- ¿Cuándo ha comenzado el problema y con qué frecuencia se da actualmente?
Puede ser que sea al pasar de un nivel educativo a otro, de un colegio a otro, de estar con un profesor y pasar a otra clase. Puede que aparezca según va teniendo más dificultades académicas, al juntarse con determinados compañeros….
3º.- ¿Cuáles son las causas del problema? ¿A qué lo atribuye el propio sujeto?
Saber la raíz del problema no siempre nos resulta fácil, trataremos de indagar en ello para clarificarnos. Bastante información nos puede aportar el que sepamos a que atribuye nuestro hijo el bajo rendimiento, tiene este aspecto tanto más valor, cuanto más maduro es el chaval, porque ahí nos está dando pistas de por dónde pueden ir las dificultades.
4º.- ¿Qué hemos hecho hasta el momento para resolver las dificultades y qué resultado nos han dado esas estrategias?
Para afrontar un problema hay muy diversas estrategias que hay que valorar la idoneidad que tienen para tal fin. Habrá que desechar las que no han dado el resultado apetecido y buscar otras nuevas.
Vamos a ver las dificultades más frecuentes en los estudios y que podemos hacer con ellas:
1ª.- No estudiar o hacer como que se estudia
Se caracterizan por lo siguiente:
• Pueden estar ante el libro bastante tiempo, pero sólo eso “estar” puesto que la cabeza la pueden tener en otro sitio bastante lejos.
• Tardan demasiado tiempo para realizar las tareas.
• Omiten un tiempo de trabajo, de estudio para realizar las tareas pendientes.
• Se meten en su cuarto dos horas o el tiempo que sea y todo el mundo está convencido de que el niño está estudiando, pero estos chicos han podido pasarse la tarde entera haciendo un dibujo u oyendo los walkman.
Estrategias de intervención:
Este tipo de chavales tienen un déficit de hábitos importante. Los hábitos son recursos importantes para educar. Se adquieren por repetición de actos. La ventaja que tienen es que facilitan a la persona la realización de tareas que pueden ser costosas, como sucede con el estudio en los hijos.
• Dedicar todos los días un tiempo al estudio, a la realización de las tareas. Empezar desde poco para ir subiendo según se vaya afianzando. Puede ser como tiempo orientativo, para un niño de Primaria en torno a media hora. Para uno de Secundaria alrededor de una hora.
• Más vale poco tiempo y aprovechado que mucho y disperso.
• Al ponerse a estudiar o trabajar darse un tiempo para cada una de las tareas que va a realizar y exigirse para tratar de hacerlo en el tiempo que se ha dado.
• Hacerse un horario en el que haya tiempo para todo. Poner el estudio en los primeros momentos que se está más descansado.
2ª.- Estudiar los últimos días
Se caracterizan por lo siguiente:
• Estudian pero los últimos días, las últimas horas…
• Se acuestan tarde, se levantan temprano en el último momento, van a “revienta calderas” por el esfuerzo que hacen al final.
• Los padres pueden tener una percepción de que su hijo estudia y se ha esforzado bastante.
Estrategias de intervención:
Una de las variables que más tiene que ver con el éxito académico, es que el alumno tenga un plan de trabajo diario, así aparece en estudios experimentales. Cuando se deja para el final es imposible asimilar toda la materia, es como querernos comer en un día lo que no hemos comido en diez, por ejemplo.
• Tener un horario diario.
• Dedicar todos los días un tiempo a los repasos. Cada día de la semana a una materia, por ejemplo una hora, así se va estudiando lo que ya se ha visto y que entrará para el próximo examen.
• Que sea consciente que la estrategia de dejarlo todo para el final sirve cuando estamos en escalones inferiores en los estudios, pero al ir avanzando es imposible porque la materia a estudiar nos desbordará.
3ª.- Confundir «lo entiendo» con «ya me lo sé»
Se caracterizan por:
• Confunden el «lo entiendo» con «ya me lo sé». Leen una lección y como la entienden, ya creen que la saben y dejan de estudiar.
• Desconocen que el proceso de aprendizaje implica en un primer momento entender lo que se quiere asimilar y después tiene que haber un momento de fijación en la memoria, que se realiza a través de la repetición de los contenidos.
• Referido a las disciplinas que precisan la realización de ejercicios y prácticas, los chavales que presentan esta dificultad son aquellos alumnos que fallan en las operaciones aunque sepan cómo se pueden hacer los ejercicios.
Estrategias de intervención:
Se impone una tarea de clarificación al alumno para que entienda los distintos momentos que tiene el proceso de aprendizaje: comprender los mensajes, elaborar un resumen-esquemático y fijarlos en la memoria. Estos pasos se descubren tras una breve experiencia en los estudios, pero puede ocurrir en los inicios de la vida académica que omitan alguno de los pasos comentados.
• Hacer un seguimiento durante algún tiempo para comprobar que se ha entendido los pasos a seguir para estudiar un tema.
• Que se den cuenta que tareas más difíciles conllevan más esfuerzo: repetición que lo que es más sencillo.
• Preguntarles lo que dicen que han estudiado para comprobar los resultados.
4ª.- Dificultades de concentración
Se caracteriza por:
• Les cuesta mucho concentrarse, les cuesta ponerse a estudiar: desde que se sientan hasta que empiezan a estudiar pasa más de media hora. Están muy «a medio gas» y se les va fácilmente la imaginación.
• Cualquier cosa que acontece a su alrededor atrae la atención y pierden el tiempo.
• Su rendimiento neto es escaso, si se entiende por tal el tiempo en general que se dedica a una actividad menos el tiempo perdido por desconcentración.
Estrategias de intervención:
Si la concentración es la capacidad de dirigir todas las capacidades del conocimiento a la realización de una tarea, se ve que nos encontramos ante una de las habilidades fundamentales en el proceso del conocimiento. Se podría decir que si no hay un mínimo de concentración es prácticamente imposible el aprender algo, por tanto, la mejora de la concentración conlleva la mejora de la capacidad de aprender.
Como todas las capacidades, el desarrollo de la concentración es consecuencia de la ejercitación de la misma, por ello es frecuente que quien más dificultades tiene en la concentración es quien menos trayectoria de estudio tiene en su vida y al contrario.
• La eliminación de los estímulos irrelevantes que puedan captar la atención de quien estudia: revistas, fotografías, prendas…
• La eliminación de estímulos a los que pueda prestar atención de tipo sonoro, p.e. la radio o visual, p.e. la televisión.
• Darse un tiempo para la realización de cada tarea o actividad y exigirse para tratar de realizarla en el tiempo previsto. No es conveniente enfrentarse a una tarea con tiempo ilimitado para realizarla.
• Hay que empezar a estudiar a una hora fija para conseguir un buen rendimiento cerebral. Si una persona se acostumbra a hacer el esfuerzo de concentrarse todos los días a la misma hora, al cabo de unos días la cabeza se concentra con más facilidad a esa hora.
• Como la concentración supone un “calentamiento mental” puede ser conveniente que antes de ponernos a estudiar dediquemos varios minutos –no más de cinco- a tachar letras que nos hemos propuesto en una hoja de periódico, p.e. las “a” que encontremos o las “o”, para después a continuación pasar a la actividad que tengamos prevista.
• En la misma línea que el punto anterior podemos trabajar mentalmente series de números y letras combinándolas, p.e. sea la serie 1 2 3 4 A . Se trata de ir corriendo la letra A hasta la izquierda, así : 1 2 3 A 4 / 1 2 A 3 4 / 1 A 2 3 4 / A 1 2 3 4.
Estas series se pueden complicar interviniendo más letras o números.
• Tener claras las metas. No cabe duda que cuando algo queremos de verdad y lo proponemos como meta a conseguir, movilizamos todos los recursos que tenemos para tratar de alcanzar esa meta. En la medida que tengamos más claras nuestras metas en el estudio, más concentración tendremos para conseguirla.
• Intercalar descansos. El proceso de atención tiene una curva de manera que cuando se lleva un tiempo decae. Por ello, es conveniente intercalar descansos para recuperar la concentración. Esos tiempos de descanso pueden ser por cada hora u hora y media de estudio, unos minutos de descanso entre cinco y diez.
• Para sujetar la imaginación lo que podemos hacer es utilizarla en el estudio: en vez de hacer el esfuerzo de cambiar de pensamientos y empezar de nuevo cada vez que se nos va, hay que poner la imaginación en cada tema de estudio. Si está con volcanes, que se imagine cómo son, la lava que echan, etc. Eso ayuda también a que se grabe mejor las lecciones.
5ª.- Dificultades en la lectura
La lectura y su comprensión constituyen las herramientas de trabajo de nuestro intelecto. Las dificultades que tengan nuestros hijos en la lectura de inmediato se trasladarán en el aprendizaje.
Las dificultades en la lectura se caracterizan por:
• No tener la suficiente velocidad lectora y comprensión de los textos que se leen. Tener que volver a leer algo para enterarse del texto.
• Tener una pobreza de vocabulario significativa que se nota en las dificultades que se tienen para saber el significado de palabras de uso bastante habitual.
• Tener dificultades en la expresión escrita para realizar textos con estructuras correctas y claras.
• Tener tendencia a postergar las tareas. Se siente un rechazo a la lectura como medio de entretenimiento.
Si hay un problema más serio de fondo como puede ser la dislexia habrá que acudir al especialista para su solución, pues no basta con estudiar más.
Estrategias de intervención:
La habilidad lectora como cualquier otra habilidad se desarrolla con el entrenamiento, es por ello que la primera tarea a realizar es el ejercicio. Todos los días dedicar un tiempo a leer en voz alta para adquirir una entonación correcta que ayuda a la comprensión. Volver a repetir la lectura del mismo texto tratando de reducir el tiempo que se tarda en leerlo sin que afecte a la correcta entonación.
• Hacerse preguntas sobre un texto leído acerca de las ideas más importantes que hay en el mismo.
• Corrigiéndole los defectos de lectura ayudándole a hacerse un cuadernito de vocabulario. Con ese pequeño diccionario personal tendrá que hacer ejercicios con las palabras desconocidas.
6ª.- Lagunas en las materias. Falta base
Se caracteriza por:
• Tener dificultades en las materias en que sus contenidos tienen una gran conexión entre unas partes y otras, p. e. las matemáticas. Es como una escalera con bastantes peldaños entre los que se da una continuidad. De igual manera que si en una escalera falta un escalón, no impide su utilización, pero cuando son varios seguidos se hace imposible transitar por ella, así en una materia que falte un escalón conocimientos de unos contenidos previos se puede superar con atención especial. Pero cuando faltan varios escalones es decir, áreas importantes para proseguir estudios posteriores es muy difícil avanzar en el estudio adecuadamente.
• No tener asimiladas unas estructuras básicas de los contenidos de las diversas áreas, como consecuencia de un estudio para salir del paso en cursos anteriores.
Estrategias de intervención:
• Dedicación de un tiempo especial a tratar de remediar esa laguna. Puede ser a través de un hermano mayor, los padres o un profesor particular. Se entiende que esta ayuda es complementaria a la marcha de las clases y por tanto, supeditada a éstas.
• Potenciar las técnicas de estudio, no tener las suficientes habilidades para estudiar suele dejar lagunas en las materias que se han estudiado.
7ª.- Ansiedad ante los exámenes
Se caracteriza por:
• Miedo a suspender o por tener un exceso de responsabilidad que les lleva a angustiarse. Suelen ser buenos estudiantes. Comienzan a estudiar y como salen con el gran miedo a suspender, se angustian. Quizá tras un año de malas experiencias, de un fracaso, de haber suspendido muchas… pierden la confianza en sí mismos y se sienten agobiados.
• Tener en los días previos y/o en la realización de los exámenes un nivel de ansiedad o nerviosismo claramente por encima de lo normal. Hay que decir que los exámenes son situaciones generadoras de ansiedad para todos, pero hay una parte del alumnado que responde de manera sobredimensionada en este aspecto, teniendo un efecto negativo para el rendimiento en los exámenes.
• La persona tiene pensamientos negativos y catastrofistas sobre los resultados que va a obtener. Anticipa que suspenderá, que no rinde, que se vendrá abajo….
• Tener una activación de algunos sistemas fisiológicos de la persona, así en el sistema digestivo se suele tener sensación de nudo en el estómago, duermen mal, le sudan las manos, dificultades en poder desayunar porque se puede vomitar…..Aparece tensión muscular en algunos miembros como brazos, espalda o piernas. Pueden darse también palpitaciones.
• Presentar movimientos o acciones automáticas que no puede controlar como comerse las uñas, necesidad de mover la pierna, dar toquecitos con el bolígrafo en la mesa…
Estrategias de intervención:
• Es muy conveniente que se le explique de manera didáctica qué es lo que le está pasando y que sepa que tiene remedio lo que tanto le está afectando.
• Explicarle que la ansiedad se manifiesta en tres niveles de respuesta. El primero es a través de los pensamientos negativos que tiene. El segundo a través de los sistemas fisiológicos de la persona: sudoración, palpitaciones, nudo en el estómago, y el tercer nivel se manifiesta a través de la necesidad de movimientos que tiene, que le puede llevar hasta el abandono del examen.
• Intervenir en los tres niveles anteriores con distintas estrategias. Respecto de los pensamientos, cortando los negativos y catastrofistas, centrando la atención en lo que tengo que hacer aquí y ahora, no compararme con los demás en cuanto a lo que tienen hecho del examen, etc. Respecto del segundo nivel fisiológico, enseñando a nuestros hijos a relajarse. Es conveniente que practiquen algún deporte, pues tiene un efecto relajador. En el tercer nivel conviene que nunca abandonen el examen por mal que se puedan encontrar haciéndolo.
Todas estas estrategias requieren un entrenamiento y por tanto, tiempo y perseverancia por delante para que se puedan notar los resultados.
10.- El fracaso escolar
Por Bernabé Tierno
Se entiende por fracaso escolar al desajuste negativo entre las aptitudes reales de un estudiante y los resultados escolares valorados académicamente.
Según esta definición, tan fracasado escolar es el alumno que aprueba «por los pelos», cuando por sus capacidades debería obtener notas brillantes, como el estudiante que repite o suspende varias asignaturas de un curso.
En la práctica escolar, sin embargo, se habla de fracaso escolar para referirse a estudiantes cuyo rendimiento no es suficiente, dejando a un lado si es o no totalmente satisfactorio.
Rendimiento insuficiente
Hablamos de rendimiento escolar insuficiente circunstancial cuando el alumno pasa por un bache de su vida escolar que acaba por superarse y no afecta apenas a la autoestima y al sentimiento de competencia del estudiante. Por el contrario, el rendimiento insuficiente cuando es crónico, es decir, se arrastra desde los primeros años de la escolaridad, constituye el fracaso escolar en su sentido más apropiado y puro.
Es fundamental diferenciar con gran exactitud y propiedad las expresiones fracaso escolar y retraso escolar. El retraso se da cuando hay un desfase entre las exigencias del currículum y las calificaciones escolares. En los sistemas escolares actuales se habla de fracaso cuando el alumno suspende, es decir, su rendimiento no es el suficiente (el mínimo exigido para conseguir el aprobado).
Principales causas
Según un estudio realizado por la Inspección Básica de Navarra, los motivos del bajo rendimiento en la escuela tanto en el ciclo medio como en el superior son:
1. Ambiente familiar poco adecuado.
2. Coeficiente intelectual bajo.
3. Dificultad para motivar e interesar a los alumnos en el aprendizaje.
4. Contenidos de los ciclos extensos y poco adecuados a los intereses del niño.
5. Influencia negativa de la TV. Tiempo que roba, ansiedad que genera, actitudes que fomenta.
6. Dificultades en el lenguaje, comprensión lectora insuficiente; no haber adquirido el hábito de estudio y trabajo…
7. No repetir curso cuando este no se ha superado con un mínimo de holgura.
Según mis propias investigaciones, las causas de unos resultados escolares insuficientes o poco satisfactorios podrían sintetizarse en los siguientes puntos:
• El alumno no sabe acceder hasta las ideas principales de los párrafos de un texto escrito y comprender lo que lee, trasladando a su propio nivel de comprensión y expresión los contenidos.
• Esto se debe fundamentalmente a que no se le ha enseñado a estudiar durante la enseñanza primaria y la secundaria.
• Se sigue cometiendo la incoherencia de exigir al estudiante que aprenda unos contenidos nuevos, sin preocuparse de averiguar si domina y sabe otros contenidos que son previos y absolutamente imprescindibles para entender, asimilar y asentar los nuevos conocimientos que se pretende enseñar.
• Disociación entre los contenidos del aprendizaje y las exigencias de la vida real, al tiempo que la enseñanza sigue siendo preponderantemente expositiva y pasiva.
El estudiante se cansa de estudiar algo que es muy abstracto y teórico y no puede utilizar de inmediato en la vida real. Falta una enseñanza activa, viva y participativa. Muchos contenidos son odiosos de aprender… listas de nombres, conceptos abstractos que de forma pedante presenta el autor a la comprensión de niños pequeños.
• Descuido de la metodología pedagógica. No existe un acuerdo entre los profesionales de la enseñanza en temas pedagógicamente tan fundamentales como: premios, castigos, tareas escolares, evaluación continua, actividades extraescolares.
• Desconocimiento de la psicología del niño y de los procesos que le llevan al aprendizaje.
Hay muchos profesores de matemáticas, filosofía, ciencias, biología, lengua y literatura, que no han recibido suficiente capacitación ni como educadores ni como profesores para hacer asequibles a los alumnos los contenidos de la asignatura que imparten.
• Deficiencias, limitaciones y errores educativos de comienzo. Los seis-siete primeros años de la vida del niño son fundamentales. Las deficiencias, limitaciones y errores educativos se marcan ya en los primeros años. Muchos niños se incorporan a la escuela a una edad en que otros ya saben leer y han desarrollado adecuadamente sus aptitudes y destrezas motrices, intelectuales y sociales… Ellos empiezan en inferioridad de condiciones y esto conduce de manera más o menos directa al fracaso escolar.
• Las limitaciones intrínsecas del sujeto son sin duda causa del fracaso escolar. A veces las capacidades del alumno, por los motivos que sean, se encuentran muy por debajo de lo normal. Son niños que precisan desde la infancia una ayuda especial, aunque sigan la escolaridad en centros de enseñanza normal. Por desgracia, el 80% de los niños con ciertas limitaciones no reciben la ayuda especializada necesaria que les recuperaría para la enseñanza normal, y pasan a engrosar las filas de los fracasados escolares.
• Fracaso escolar circunstancial. El alumno que no ha presentado hasta el momento problemas en sus estudios comienza a fallar. Casi siempre se trata de algún acontecimiento traumático o de especiales características que irrumpen de improviso en la vida del alumno, afectando a su personalidad, minando la confianza en sí mismo, la autoestima y los deseos de superación. Hay muchos profesores de matemáticas, filosofía, ciencias, biología, lengua y literatura, que no han recibido suficiente capacitación ni como educadores ni como profesores para hacer asequibles a los alumnos los contenidos de la asignatura que imparten.
• Falta de coordinación pedagógica de los educadores entre sí y con los padres de los alumnos. Es imprescindible que exista una línea de actuación conjunta entre la familia y el colegio, de lo contrario se producirá el desánimo, la desorientación y la ansiedad en el alumno, que, al no saber con qué carta quedarse, optará por el abandono y el desinterés.
• Escasas expectativas de éxito al terminar los estudios. Los adolescentes y jóvenes son conscientes de que un título no garantiza el puesto de trabajo. El creciente paro juvenil contribuye a eliminar la ilusión de formarse para el futuro.
11.- Cómo ayudar a los hijos en los exámenes escolares
• Llega el final del semestre y los papás comienzan a sentir la angustia que reflejan sus hijos cuando tienen que presentar los exámenes orales y escritos en el colegio. Debido a que son varias materias o clases que los chicos deben aprobar, su vida se trastorna un poco por esta época para preparase muy bien en todos los temas que serán evaluados. De igual manera, los padres también se retroceden a sus años escolares para ayudarles a los hijos a estudiar las lecciones, pero muchos se preguntarán, ¿será que sí lo estoy haciendo bien?, ¿cómo le puedo ayudar?, ¿será mejor no intervenir en su estudio?…
• Aquí le damos algunas recomendaciones para solucionar las dudas que tenga.
Lo que SÍ deben hacer los padres
El rol de los papás: Su labor como padre debe ser de acompañante en este proceso de estudio y preparación de los exámenes. Déjelo que él haga su primer esfuerzo y si necesita consultarle algo, entonces ya si podrá intervenir. Los hijos necesitan hacer su trabajo por sí solos, pues son ellos los que están estudiando, usted es un asesor que debe guiarlo y hacerle unas cuantas preguntas para reconocer si se ha aprendido la lección. Por lo tanto, no se tome usted el papel de estudiante, ellos deben asumir las consecuencias de sus actos: “si no estudias, perderás el examen”.
Animar y estimular al hijo: Elógielo por las cosas que hace bien, esto le incrementará la seguridad en sí mismo y su desempeño será mejor en los exámenes. Es normal que a los niños los atemoriza el fracaso, lo que hace más probable que se sientan ansiosos y que cometan más errores, por lo tanto, no le infunda miedo y recuérdele que la mejor forma de ganar los exámenes es preparase muy bien.
Identificar el temperamento de su hijo: Tener identificado el modo de ser del niño, le evitará muchos problemas, pues teniendo esta claridad, se procede a trabajar un problema de raíz, como puede ser el exagerado nerviosismo, inseguridad, baja autoestima, etc. O de lo contario un niño demasiado tranquilo, que hay que “empujarlo” para que estudie y evade sus responsabilidades.
Asistencia del maestro: Si es posible, reúnase con el profesor para pedirle que le sugiera actividades para que usted y su hijo hagan en casa y le ayuden a prepararse para los exámenes.
Asegúrese que su hijo asista continuamente a clases: Los exámenes reflejan el rendimiento general del estudiante. Entre más esfuerzo que el niño le dedique a su aprendizaje, mayor será la probabilidad de que se destaque en las evaluaciones.
El lugar de estudio: Disponga un lugar callado y cómodo para que su hijo estudie en casa. Asegúrese que no haya distractores a la vista, como el televisor, juegos, música, etc. También es importante que este espacio tenga la luz necesaria y una temperatura adecuada.
Ajustar horarios: Es importante que el niño duerma bien en las noches para que al otro día su desempeño en el examen sea óptimo, pues los chicos cansados tienen mayores dificultades para enfocarse en su trabajo en la escuela o para superar las exigencias de una prueba.
Revisar el examen juntos: una vez evaluado, observen cuáles fueron los puntos donde se falló y pregúntele al hijo qué le sucedió. Muchas veces se sabe la respuesta pero no la supo transmitir o tal vez leyó mal la pregunta.
Lo que NO deben hacer los padres
No justificar la pérdida: Los padres nunca deben cometer el error de justificar al hijo por la pérdida de un examen si hubo razones para hacerlo. Mentir ante los profesores diciendo que el niño sí estudió o que tuvo un problema o sacando excusas falsas, le hacen un daño enorme al hijo, obviamente sin ser esa la intención. Si el niño no estudió deberá enfrentar la situación y reponer su falla.
No abandonarlos a su libre albedrío: desentenderse del tema no es una buena idea. Los padres deben acompañarlos en el proceso de aprendizaje sin caer en los extremos.
No se moleste demasiado por los malos resultados del examen: Si usted fue testigo que su hijo se esforzó y preparó bien el examen, no se moleste, ni mucho menos lo reprenda. Muchas cosas pueden influir en el rendimiento del estudiante en una evaluación. Quizás se sentía mal ese día o los nervios afectaron su concentración. Quizás tuvo una discusión con un amigo antes del examen o llegó tarde a la escuela porque el autobús se atrancó en el tráfico. Mejor, pregúntele qué pasó y apóyelo para que se recupere.
No se enfrasque en la nota del examen: Cuando los padres ejercen tanta presión en los hijos para que obtengan buenos resultados, se está impulsando a que el niño se vuelva excesivamente competitivo y esto puede llevar a afectar su rendimiento académico, pues es tanto el estrés de tener que ganar la prueba, que el niño se ahoga en los nervios.