Tener un rincón de oración nos permite crear una atmósfera que nos ayude a rezar. Unas veces será con un buen sillón y algunos libros de lectura espiritual, para abrir el Evangelio o nutrirnos con autores como San Agustín o san Alfonso María de Ligorio, autor de uno de los clásicos sobre la Virgen, “Las glorias de María”.
Esto nos ayuda a concentrarnos mas en la oración, a distraernos menos, y centrar la oración en Cristo, y porque no, a través de la madre de nuestro Señor.