jueves, noviembre 13, 2025
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La posibilidad de que todos se salven

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La posibilidad de que todos se salven :
Uno de los apóstoles, Juan, vio expulsar demonios en nombre de Jesús a uno que no era del círculo de los discípulos y se lo prohibió. Al contarle el incidente al Maestro, se oye que Él responde: «No se lo impidáis… El que no está contra nosotros, está por nosotros».

Se trata de un tema de gran actualidad. ¿Qué pensar de los de fuera, que hacen algo bueno y presentan las manifestaciones del Espíritu, sin creer aún en Cristo y adherirse a la Iglesia? ¿También ellos se pueden salvar?

La teología siempre ha admitido la posibilidad, para Dios, de salvar a algunas personas fuera de las vías ordinarias, que son la fe en Cristo, el bautismo y la pertenencia a la Iglesia. Esta certeza se ha afirmado sin embargo en época moderna, después de que los descubrimientos geográficos y las aumentadas posibilidades de comunicación entre los pueblos obligaron a tomar nota de que había incontables personas que, sin culpa suya alguna, jamás habían oído el anuncio del Evangelio, o lo habían oído de manera impropia, de conquistadores o colonizadores sin escrúpulos que hacían bastante difícil aceptarlo. El Concilio Vaticano II dijo que «el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual» de Cristo, y por lo tanto se salven [Constitución Pastoral Gaudium et spes sobre la Iglesia y el mundo actual, n. 22. Ndt].

¿Ha cambiado entonces nuestra fe cristiana? No, con tal de que sigamos creyendo dos cosas: primero, que Jesús es, objetivamente y de hecho, el Mediador y el Salvador único de todo el género humano, y que también quien no le conoce, si se salva, se salva gracias a Él y a su muerte redentora. Segundo: que también los que, aún no perteneciendo a la Iglesia visible, están objetivamente «orientados» hacia ella, forman parte de esa Iglesia más amplia, conocida sólo por Dios.

Dos cosas, en nuestro pasaje del Evangelio, parece exigir Jesús de estas personas «de fuera»: que no estén «contra» Él, o sea, que no combatan positivamente la fe y sus valores, esto es, que no se pongan voluntariamente contra Dios. Segundo: que, si no son capaces de servir y amar a Dios, sirvan y amen al menos a su imagen, que es el hombre, especialmente el necesitado. Dice de hecho, a continuación de nuestro pasaje, hablando aún de aquellos de fuera: «Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa».

Pero aclarada la doctrina, creo que es necesario rectificar también algo más, y es la actitud interior, la psicología de nosotros, los creyentes. Se puede entender, pero no compartir, la mal escondida contrariedad de ciertos creyentes al ver caer todo privilegio exclusivo ligado a la propia fe en Cristo y a la pertenencia a la Iglesia: «Entonces, ¿de qué sirve ser buenos cristianos…?». Deberíamos, al contrario, alegrarnos inmensamente frente a estas nuevas aperturas de la teología católica. Saber que nuestros hermanos de fuera también tienen la posibilidad de salvarse: ¿qué existe que sea más liberador y qué confirma mejor la infinita generosidad de Dios y su voluntad de «que todos los hombres se salven» (1 Tm 2,4)? Deberíamos hacer nuestro el deseo de Moisés recogido en la primera lectura de este domingo: «¡Quisiera de Dios que le diera a todos su Espíritu!».

¿Debemos, con esto, dejar a cada uno tranquilo en su convicción y dejar de promover la fe en Cristo, dado que uno se puede salvar también de otras maneras? Ciertamente no. Sólo deberíamos poner más énfasis en el motivo positivo que en el negativo. El negativo es: «Creed en Jesús, porque quien no cree en Él estará condenado eternamente»; el motivo positivo es: «Creed en Jesús, porque es maravilloso creer en Él, conocerle, tenerle al lado como Salvador, en la vida y en la muerte».

Tú estás llamado a la santidad

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Tú estás llamado a la santidad :
Dejarse cambiar es convertirse. Dejarse transformar es santidad.

¿Quién está llamado a la santidad?

Todo hombre, toda mujer y todo niño de toda época, en todo estado de vida, condición, grado de talento y profesión.

Tú estás llamado a la santidad.

Sed santos en toda vuestra conducta como dice la Escritura: «Seréis santos, porque santo soy yo» (1 Pedro 1,15),

¿Por qué?

¡Porque Dios te ama!
Tú eres precioso para Él.
Tú le perteneces a Él.
Él te amó antes de que existiera el tiempo.
Él es tu Padre.
Tú lo necesitas.

Él desea que tú seas como Él: Santo.
«En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos»
(Efesios 2,10)

¿Cuándo?

¡Ahora! Hoy, en este momento.

Su gracia te basta
«En el tiempo favorable te escuché y en el día de salvación te ayudé. ¡Mirad!, ahora es el tiempo favorable; ahora el día de salvación »
(2 Corintios 6,2).

¿Dónde puedo practicar la Santidad?

En el hogar
En el trabajo
En el descanso
En la escuela
en una multitud
sólo
en tu familia
en la prisión
en el ghetto.

Tú puedes ser Santo en todas partes

«Por tanto, ya comáis, ya bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios»
(1 Corintios 10,31)

¿Es esto posible?

Sí, Jesús dará frutos en ti si tú cooperas con Su gracia. La gracia se recibe con el arrepentimiento, la Confesión, la Comunión, la oración, los sacramentos, la Escritura, las buenas obras—amor, fe y esperanza.

«Pero llevamos este tesoro en vasos de barro para que aparezca que la extraordinaria grandeza del poder es de Dios y que no viene de nosotros» (2 Corintios 4,7).

¿Es verdaderamente para mi?

Sí, la santidad es para ti. No es para personas especialmente elegidas. La santidad es para la gente común y corriente que realizan, con gozo, la voluntad de Dios, en fe y en verdad. «El santuario de Dios es sagrado, y vosotros sois ese santuario» (1 Corintios 3,17).

¿Qué debo hacer?

Sé fiel a tu estado de vida—casado, soltero, religioso o estudiante.
Sé fiel a la Santa Madre Iglesia—a los preceptos, los sacramentos, los mandamientos, la doctrina, la enseñanza.
Lee la palabra de Dios y otras lecturas espirituales.
Observa las bienaventuranzas—compendio de la santidad.
Ama e interésate. Permite que Jesús resplandezca a través de ti.
Ora.

«Todo cuanto hay de verdadero, de noble, de amable, de puro, todo esto tenedlo en cuenta» (Filipenses 4,8).

¿Cuáles son algunas de las sugerencias prácticas?

1. Mira a Cristo en el momento presente.
2. Cambia toda situación desagradable para bien de tu alma.
3. Adáptate al temperamento de tu prójimo.
4. Permanece unido a la voluntad de Dios.
5. Elige a Dios por encima de ti.
6. Imita a Jesús.
7. Visita a Jesús frecuentemente en el Santísimo Sacramento.
8. Practica la virtud.
9. Recibe los sacramentos con frecuencia.
10. Trata de estar consciente de Su presencia.

«Que cada uno de nosotros trate de agradar a su prójimo para el bien, buscando su edificación.» (Romanos 15, 2).

¿Dónde está mi fortaleza?

En la misericordia del Padre
En la Preciosa Sangre de Jesús
En el poder del Espíritu
En la intercesión de María, nuestra Madre
En la protección de los ángeles
En la Eucaristía
En Su cruz

«Que el mismo Señor nuestro Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y que nos ha dado gratuitamente una consolación eterna y una esperanza dichosa, consuele vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena» (2 Tesalonicenses 2,16).

¿Veré los resultados?

Sí, verás más armonía en el hogar
Más paciencia con tu prójimo
Más fortaleza para vencer la debilidad
Más compasión con otros
Más misericordia
Más gozo
Paz en medio de la confusión
«El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza» (Gálatas 5,22-24).

¿Dónde está la fuente constante de la Santidad?

en
Su amor—Su gracia—Su Iglesia
Su palabra—Su Espíritu—Su poder
Sus sacramentos—Su presencia
Su cruz—Su resurrección
«Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él» (Juan 6,55).

¿Cuánto tiempo tomará esto?

De momento a momento, de oración en oración, de día en día. «No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago. olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante» (Filipenses 3,12-14).

Metas

Ser como prójimo
Amar a mi prójimo como Jesús lo ama
Ser fiel a Su Iglesia
Proclamar la Buena Nueva
Ser Santo
«Te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el fin de la tierra» (Hechos 13,47).

La Hora Eucarística

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La Hora Eucarística :
La Iglesia siempre ha recomendado vivamente a sus fieles dedicar un tiempo a la adoración eucarística, pues agrada a Dios y la misma trae frutos inefables para el alma.

Presentamos una manera de hacerla:

Oración inicial (estando todos arrodillados frente al sagrario):

Jesucristo, aquí nos tienes reunidos a tu lado, nos sentimos tristes por el dolor que nuestros pecados y los pecados de los hombres te han causado. Dígnate purificar nuestros corazones. Ven y quédate con nosotros. Enséñanos la verdad de tu Evangelio y la misión de nuestra vida, a fin de que unidos a Ti por la gracia santificante, podamos agradarte en todo y ser apóstoles eficaces de tu Reino entre los hombres.

Después se lee un pasaje del Evangelio poniéndose todos de pie y se hace una pequeña reflexión acerca del mismo.
Al terminar la reflexión, se rezan de rodillas las siguientes invocaciones:

Señor, creemos en tí. (tres veces)
Señor, esperamos en ti.
Señor, te amamos.
Señor, te adoramos.
Señor, te damos gracias.
Jesucristo, creemos que eres el Hijo de Dios vivo.
Jesucristo, creemos que eres el Salvador de los hombres
Jesucristo, creemos que vendrás de nuevo a juzgar a vivos y muertos.
Jesucristo, confiamos en Ti porque eres el buen pastor que me llama por mi nombre.
Jesucristo, confiamos en Ti porque eres el amigo que da su vida por sus amigos.
Jesucristo, confiamos en Ti porque eres la luz que ilumina nuestro camino.
Jesucristo, te amamos porque nos has amado Tú primero.
Jesucristo, te amamos porque nos has hecho hijos de Dios.
Jesucristo, te amamos porque te has quedado con nosotros en el sagrario

En seguida se hacen las peticiones:

Por el misterio de tu encarnación, sálvanos Señor.
Por tu nacimiento, sálvanos Señor.
Por tu Pasión y muerte, sálvanos Señor.
Por tu Resurrección, sálvanos Señor.
En el día del juicio, sálvanos Señor.

Por nuestros padres, hijos y hermanos, te rogamos Señor.
Por nuestros amigos, te rogamos Señor.
Por nuestros enemigos, te rogamos Señor.
Por los que sufren, te rogamos Señor.
Por los que no creen, te rogamos Señor.
Por los sacerdotes, te rogamos Señor.
Por el Papa, te rogamos Señor.
Porque seamos fieles testigos tuyos, te rogamos Señor.

Se termina la hora eucarística con la siguiente oración:

Padre Celestial, al invocar a tu Hijo, modelo de nuestra vida, te pedimos nos concedas conocerlo y entenderlo cada día más para que podamos vivir como fieles discípulos suyos.
Por Cristo Nuestro Señor,

Amén.

¡Nos queda rezar! o ¡rezamos para empezar!

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¡Nos queda rezar! o ¡rezamos para empezar! :
Suele suceder que cuando nos encontramos abrumados por alguna situación, reaccionamos según el viejo dicho de: «¡Nos acordamos de santa Bárbara cuando truena!», y que el miedo a lo que está ocurriendo nos lleve a rezar. Pues bien, estoy escribiendo esta carta en la primera semana de este mes, cuando los países de nuestra Europa se están repartiendo el número de refugiados procedentes de la guerra en Siria, y cuando las instituciones gubernamentales, civiles y religiosas empezamos a reaccionar manifestando nuestra disponibilidad de acogida. Los próximos días van a ser cruciales para enfocar bien las soluciones que demandan estos cientos de miles de personas que vienen huyendo de la masacre que se está llevando a cabo en dicho país.

El rezo del Rosario está especialmente vinculado a momentos cruciales de la historia de esta misma Europa y aunque las distancias temporales y las significaciones político−sociales sean muy grandes, y distintas, sí quiero proponer este mes de octubre, tradicionalmente dedicado al Rosario, la oración diaria del Rosario para que con María, la Virgen, nuestra Señora, pidamos a Dios el que se den soluciones inmediatas a esta realidad que estamos sufriendo y en la que Europa está muy directamente implicada.

Y, vuelvo al título de la carta de este domingo: «¡Nos queda rezar!, o ¡Rezamos para empezar!» Probablemente viene bien hacer las dos cosas, puesto que esta catástrofe con todas sus víctimas ni se ha sabido evitar ni, como es evidente, se podrá resolver con nuestras solas fuerzas humanas. Estamos siendo testigos de la incapacidad e impotencia efectiva de los países más poderosos de la tierra. Siempre ¡nos queda rezar!, pedir a Dios con insistencia que se acabe el conflicto y sepamos paliar sus desastrosas consecuencias para esta gente que viene pidiendo refugio a nuestros países.

Sin embargo, la propuesta de rezar: ¡para empezar!, no es menos importante en el sentido en que lo primero es, no solo que se cumpla la ley internacional que implica a los países que nos decimos civilizados, que como estamos viendo ya es mucho, sino que los particulares hagamos lo que está a nuestro alcance, y esto lleva consigo generosidad, renuncia y sacrificios que nos tocan muy de cerca.

Sí, vamos a rezar el Rosario todos los días del próximo mes, y desgranando sus Avemarías podremos caer en la cuenta en los Misterios Gozosos del propósito realizado de Dios Padre de enviarnos a su Hijo para salvar al género humano. En los Misterios Dolorosos veremos a Jesucristo asumiendo el sufrimiento que la maldad humana es capaz de producir. En los Misterios Luminosos sentiremos la llamada a vivir como Jesucristo, metido de lleno en nuestra historia, convocando a todos a poner la mesa común de la Eucaristía, para sabernos hermanos. Y en los Misterios Gloriosos contemplar el final que se tiene que dar a todas esas desgracias por la resurrección de Jesucristo, puesto que estamos destinados a vivir plenamente. Así se nos ha de llenar el corazón de esperanza para empeñarnos en lograrlo ya aquí y ahora, pues debe ser posible.

Que el rezo del Rosario haga posible el cambio de esta situación, pero también nuestro cambio de vida, ese que se necesita para complicarnos la vida acogiendo a quien lo está necesitando, ese que se necesita para abrirnos los ojos y los brazos para dejar que entren en nuestras casas, en nuestras calles, en nuestra vida esas personas que todavía no conocemos personalmente pero que están aquí mismo llamando a nuestra puerta.

San Francisco de Asís

San Francisco de Asís
Fundador de la Orden de los Frailes Menores (OFM), conocidos como los franciscanos.

Nació en Asís (Italia), en el año 1182. Después de una juventud disipada en diversiones, se convirtió, renunció a los bienes paternos y se entregó de lleno a Dios. Abrazó la pobreza y vivió una vida evangélica, predicando a todos el amor de Dios. Dio a sus seguidores unas sabias normas, que luego fueron aprobadas por la Santa Sede. Fundó una Orden de frailes y su primera seguidora mujer, Santa Clara que funda las Clarisas, inspirada por El.

Ciertamente no existe ningún santo que sea tan popular como él, tanto entre católicos como entre los protestantes y aun entre los no cristianos. San Francisco de Asís cautivó la imaginación de sus contemporáneos presentándoles la pobreza, la castidad y la obediencia con la pureza y fuerza de un testimonio radical.

Llegó a ser conocido como el Pobre de Asís por su matrimonio con la pobreza, su amor por los pajarillos y toda la naturaleza. Todo ello refleja un alma en la que Dios lo era todo sin división, un alma que se nutría de las verdades de la fe católica y que se había entregado enteramente, no sólo a Cristo, sino a Cristo crucificado.

Religioso y místico italiano, fundador de la orden franciscana. Casi sin proponérselo lideró San Francisco un movimiento de renovación cristiana que, centrado en el amor a Dios, la pobreza y la alegre fraternidad, tuvo un inmenso eco entre las clases populares e hizo de él una veneradísima personalidad en la Edad Media. La sencillez y humildad del pobrecito de Asís, sin embargo, acabó trascendiendo su época para erigirse en un modelo atemporal, y su figura es valorada, más allá incluso de las propias creencias, como una de las más altas manifestaciones de la espiritualidad cristiana.

De ser hijo de un rico comerciante de la ciudad en su juventud, pasó a vivir bajo la más estricta pobreza y observancia de los Evangelios. En Egipto, intentó infructuosamente la conversión de los musulmanes al cristianismo. Su vida religiosa fue austera y simple, por lo que animaba a sus seguidores a hacerlo de igual manera. Tal forma de vivir no fue aceptada por algunos de los nuevos miembros de la orden mientras ésta crecía; aun así, Francisco no fue reticente a una reorganización. Es el primer caso conocido en la historia de estigmatizaciones visibles y externas.
Fue canonizado por la Iglesia católica en 1228, y su festividad se celebra el 4 de octubre. Es conocido también como il poverello d’Assisi (‘el pobrecillo de Asís’, en italiano).

Nuestros Guardaespaldas Celestiales

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Nuestros Guardaespaldas Celestiales

¿Quiénes son los ángeles custodios?

Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma a este respecto San Jerónimo: “Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia”.

En el antiguo testamento se puede observar cómo Dios se sirve de sus ángeles para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando Elías fue alimentado por un ángel (1 Reyes 19, 5.)
En el nuevo testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que se ve la misión de los ángeles: el mensaje a José para que huyera a Egipto, la liberación de Pedro en la cárcel, los ángeles que sirvieron a Jesús después de las tentaciones en el desierto.

La misión de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.

Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como algo infantil, pero no debía ser así, pues si pensamos que la persona crece y que con este crecimiento se tendrá que enfrentar a una vida con mayores dificultades y tentaciones, el ángel custodio resulta de gran ayuda.

Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está cerquísima de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos. Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.
También se les pueden pedir favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinado peligro o las guíen en una situación difícil.
El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.

Cuida tu fe

Actualmente se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden “angelitos” de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres. Hay que tener cuidado al comprar estos materiales, pues muchas veces dan a los ángeles atribuciones que no le corresponden y los elevan a un lugar de semi-dioses, los convierten en “amuletos” que hacen caer en la idolatría, o crean confusiones entre las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.

Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses. No son lo único que nos puede acercar a Dios ni podemos reducir toda la enseñanza de la Iglesia a éstos. No hay que olvidar los mandamientos de Dios, los mandamientos de la Iglesia, los sacramentos, la oración, y otros medios que nos ayudan a vivir cerca de Dios.

Octubre: Mes del Rosario

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Octubre: Mes del Rosario :
Origen e historia de esta devoción:

En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses, como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra “rosario” significa «corona de rosas».

Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires.

La Iglesia recomendó entonces rezar el rosario, el cual consistía en recitar los 150 salmos de David, pues era considerada una oración sumamente agradable a Dios y fuente de innumerables gracias para aquellos que la rezaran. Sin embargo, esta recomendación sólo la seguían las personas cultas y letradas pero no la mayoría de los cristianos. Por esto, la Iglesia sugirió que aquellos que no supieran leer, suplantaran los 150 salmos por 150 Avemarías, divididas en quince decenas. A este “rosario corto” se le llamó “el salterio de la Virgen”.

Cuenta la Historia que un día, a finales del siglo XII, Santo Domingo de Guzmán quien sufría mucho al ver que la gravedad de los pecados de la gente estaba impidiendo la conversión de los albigenses, decidió ir al bosque a rezar. Estuvo en oración tres días y tres noches haciendo penitencia y flagelándose hasta perder el sentido. En este momento, se le apareció la Virgen con tres ángeles y le dijo que la mejor arma para convertir a las almas duras no era la flagelación, sino el rezo de su salterio.

Santo Domingo se dirigió en ese mismo momento a la catedral de Toulouse, sonaron las campanas y la gente se reunió para escucharlo. Cuando iba a empezar a hablar, se soltó una tormenta con rayos y viento muy fuerte que hizo que la gente se asustara. Todos los presentes pudieron ver que la imagen de la Virgen que estaba en la catedral alzaba tres veces los brazos hacia el Cielo. Santo Domingo empezó a rezar el salterio de la Virgen y la tormenta se terminó.

En otra ocasión, Santo Domingo tenía que dar un sermón en la Iglesia de Notre Dame en París con motivo de la fiesta de San Juan y, antes de hacerlo, rezó el Rosario. La Virgen se le apareció y le dijo que su sermón estaba bien, pero que mejor lo cambiara y le entregó un libro con imágenes, en el cual le explicaba lo mucho que gustaba a Dios el rosario de Avemarías porque le recordaba ciento cincuenta veces el momento en que la humanidad, representada por María, había aceptado a su Hijo como Salvador.
Santo Domingo cambió su homilía y habló de la devoción del Rosario y la gente comenzó a rezarlo con devoción, a vivir cristianamente y a dejar atrás sus malos hábitos.

Santo Domingo murió en 1221, después de una vida en la que se dedicó a predicar y hacer popular la devoción del Rosario entre las gentes de todas las clases sociales para el sufragio de las almas del Purgatorio, para el triunfo sobre el mal y prosperidad de la Santa Madre de la Iglesia.

El rezo del Rosario mantuvo su fervor por cien años después de la muerte de Santo Domingo y empezó a ser olvidado.

En 1349, hubo en Europa una terrible epidemia de peste a la que se le llamó ¨la muerte negra” en la que murieron muchísimas personas.
Fue entonces cuando el fraile Alan de la Roche, superior de los dominicos en la misma provincia de Francia donde había comenzado la devoción al Rosario, tuvo una aparición, en la cual Jesús, la Virgen y Santo Domingo le pidieron que reviviera la antigua costumbre del rezo del Santo Rosario. El Padre Alan comenzó esta labor de propagación junto con todos los frailes dominicos en 1460. Ellos le dieron la forma que tiene actualmente, con la aprobación eclesiástica. A partir de entonces, esta devoción se extendió en toda la Iglesia.

¿Cuándo se instituyó formalmente esta fiesta?

El 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la batalla naval de Lepanto en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla su religión podía peligrar y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el rosario por la flota. En Roma estaba el Papa despachando asuntos cuando de pronto se levantó y anunció que sabía que la flota cristiana había sido victoriosa. Ordenó el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.

Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de Octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de Octubre y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.

La fuerza del Rosario

A lo largo de la historia se ha visto como el rezo del Santo Rosario pone al demonio fuera de la ruta del hombre y de la Iglesia. Llena de bendiciones a quienes lo rezan con devoción. Nuestra Madre del Cielo ha seguido promoviéndolo, principalmente en sus apariciones a los pastorcillos de Fátima.

El Rosario es una verdadera fuente de gracias. María es medianera de las gracias de Dios. Dios ha querido que muchas gracias nos lleguen por su conducto, ya que fue por ella que nos llegó la salvación.

Todo cristiano puede rezar el Rosario. Es una oración muy completa, ya que requiere del empleo simultáneo de tres potencias de la persona: física, vocal y espiritual. Las cuentas favorecen la concentración de la mente.

Rezar el Rosario es como llevar diez flores a María en cada misterio. Es una manera de repetirle muchas veces lo mucho que la queremos. El amor y la piedad no se cansan nunca de repetir con frecuencia las mismas palabras, porque siempre contienen algo nuevo. Si lo rezamos todos los días, la Virgen nos llenará de gracias y nos ayudará a llegar al Cielo. María intercede por nosotros sus hijos y no nos deja de premiar con su ayuda. Al rezarlo, recordamos con la mente y el corazón los misterios de la vida de Jesús y los misterios de la conducta admirable de María: los gozosos, los dolorosos, los luminosos y los gloriosos. Nos metemos en las escenas evangélicas: Belén, Nazaret, Jerusalén, el huerto de los Olivos, el Calvario, María al pie de la cruz, Cristo resucitado, el Cielo, todo esto pasa por nuestra mente mientras nuestros labios oran.

Las Letanías

El Rosario no es una oración litúrgica, sino sólo un ejercicio piadoso. Las Letanías forman una parte oficial de la liturgia en cuanto que las invocaciones reciben permiso de la Santa Sede. Se cree que su origen fue, probablemente, antes del siglo XII.

La forma actual en la que las rezamos se adoptó en el santuario mariano de Loreto, en Italia y por eso se llama Letanía lauretana. En 1587, el Papa Sixto V la aprobó para que la rezaran todos los cristianos. Todos los cristianos hemos recurrido a la Virgen en momentos de alegría llamándola “Causa de nuestra alegría”, en momentos de dolor diciéndole “Consoladora de los afligidos”, etc.
Podemos rezar las Letanías con devoción, con amor filial, con gozo de tener una Madre con tantos títulos y perfecciones, recibidos de Dios por su Maternidad divina y por su absoluta fidelidad. Al rezarlas, tendremos la dicha de alabar a María, de invocar su protección y de ser ayudados siempre ya que la Virgen no nos deja desamparados.

Como rezar el Rosario

Como se trata de una oración, lo primero que hay que hacer es saludar, persignarnos y ponernos en presencia de Dios y de la Santísima Virgen.
Luego, se enuncian los misterios del día que se van a rezar y comenzamos a meditar en el primero de estos cinco misterios. Durante la oración de cada misterio, trataremos de acompañar a Jesús y a María en aquellos momentos importantes de sus vidas. Aprovechamos de pedirles ayuda para imitar las virtudes y cualidades que ellos tuvieron en esos momentos. Al meditarlos frecuentemente, estas guías pasan a formar parte de nuestra conciencia, de nuestra vida. Podemos ofrecer cada misterio del rosario por una intención en particular y se puede leer una parte del Evangelio que nos hable acerca del misterio que estamos rezando.
Cada misterio consta de un Padrenuestro seguido de diez Avemarías y un Gloria. Usamos nuestro rosario pasando una cuenta en cada Avemaría. Así seguimos hasta terminar con los cinco misterios.
Al terminar de rezar los cinco misterios, se reza la Salve y se termina con las Letanías.

Los Misterios

Los veinte misterios que se rezan nos recuerdan la vida de Jesús y, dependiendo del día, se rezan de la siguiente forma:

LUNES Y SÁBADO
MISTERIOS GOZOSOS VIRTUD (sugerida)
1. La Anunciación del ángel a la Virgen. La obediencia.
2. La Visita de la Virgen a su prima Isabel. Amor al prójimo.
3. El Nacimiento del Hijo de Dios. Desprendimiento
4. La Presentación del niño Jesús en el templo. Pureza de intención.
5. El Niño Jesús perdido y hallado en el templo Sabiduría en cosas de Dios.

MARTES Y VIERNES
MISTERIOS DOLOROSOS VIRTUD (sugerida)
1. La Oración de Jesús en el huerto. Verdadero arrepentimiento de los pecados.
2. La flagelación de nuestro Señor Jesucristo. Espíritu de sacrificio
3. La coronación de espinas. Desapego a lo material
4. Jesucristo es cargado con la Cruz. Paciencia por mi cruz.
5. La crucifixión de nuestro Señor Jesucristo. Generosidad

MIERCOLES Y DOMINGOS.
MISTERIOS GLORIOSOS VIRTUD (sugerida)
1. La Resurrección de Jesucristo. Fe, Esperanza y Caridad
2. La Ascensión del Señor a los Cielos. Deseo de ir al Cielo
3. La venida del Espíritu Santo. Deseo de vivir en Gracia
4. La Asunción de la Virgen a los Cielos. Amor a María
5. La Coronación de la Virgen en los Cielos. Perseverancia

JUEVES.
MISTERIOS LUMINOSOS
1. El Bautismo de Jesús en el Jordán 2 Co 5, 21; . Mt 3, 17.
2. Las bodas de Caná; Jn 2, 1-12.
3. El anuncio del Reino de Dios Mc 1, 15; Mc 2. 3-13; Lc 47-48.
4. La Transfiguración; Lc 9, 35.
5. La Institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual. Jn13, 1.

Santos Arcángeles y Santos Ángeles Custodios

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Santos Arcángeles y Santos Ángeles Custodios :
Festejamos a los santos arcángeles y a los santos ángeles custodios. Vamos a conocer quiénes son, qué nos enseñan y cómo podemos relacionarnos con ellos.

Los ángeles son mensajeros de Dios. En concreto, los ángeles custodios se encargan de cuidarnos aquí en la Tierra.

Un poco de historia

¿Quiénes son los ángeles? ¿Cuál es su misión?
Los ángeles son seres espirituales creados por Dios por una libre decisión de su voluntad divina. Son seres inmortales, dotados de inteligencia y voluntad.

Debido a su naturaleza espiritual, los ángeles no pueden ser vistos ni captados por los sentidos. En algunas ocasiones muy especiales, con la intervención de Dios, han podido ser oídos y vistos materialmente. La reacción de las personas al verlos u oírlos ha sido de asombro y de respeto. Por ejemplo, el profeta Daniel y Zacarías.

En el siglo IV el arte religioso representó a los ángeles con forma o figura humana. En el siglo V se les añadieron las alas como símbolo de su prontitud en hacer la voluntad divina y en trasladarse de un lugar a otro sin la menor dificultad. En la Biblia encontramos algunos motivos para que los ángeles sean representados como seres brillantes de aspecto humano y alados. Por ejemplo, el profeta Daniel escribe que un como varón, Gabriel, volando rápidamente, vino a él (8,15-16; 9,21). Y en el libro del Apocalipsis son frecuentes las visiones de ángeles que claman, tocan las trompetas, llevan mensajes o son portadores de copas e incensarios; otros que suben, bajan o vuelan; otros que están de pie en cada uno de los cuatro ángulos de la tierra, o junto al trono del Cordero.

La misión de los ángeles es amar, servir y dar gloria a Dios, ser sus mensajeros, cuidar y ayudar a los hombres. Ellos están constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando, adorando, vigilando, cantando y alabando a Dios y pregonando sus perfecciones. Se puede decir que son mediadores, custodios, protectores y ministros de la justicia divina.

La presencia y la acción de los ángeles aparecen a lo largo del Antiguo Testamento en muchos de sus libros sagrados. Aparecen frecuentemente también en la vida y enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, en las cartas de San Pablo, en los Hechos de los Apóstoles y principalmente en el Apocalipsis.

Con la lectura de estos textos, podemos descubrir algo más acerca de los ángeles:
Los ángeles nos protegen, nos defienden físicamente y nos fortalecen al combatir las fuerzas del mal. Luchan con todo su poder por nosotros y con nosotros. Como ejemplo tenemos la milagrosa liberación de Pedro que fue sacado de la prisión por un ángel (Hech 12,7ss) y cuando el ángel del Señor detuvo el brazo de Abraham para que no sacrificara a Isaac.

Los ángeles nos comunican mensajes del Señor importantes en determinadas circunstancias de la vida. En momentos de dificultad, se les puede pedir luz para tomar una decisión, para solucionar un problema, actuar acertadamente, descubrir la verdad; por ejemplo tenemos las apariciones a la Virgen María, San José y Zacarías. Todos ellos recibieron mensajes de los ángeles.

Los ángeles cumplen las sentencias de castigo del Señor. Como ejemplo tenemos el castigo de Herodes Agripa (Hechos de los Apóstoles) y la muerte de los primogénitos egipcios (Ex 12,29).
Los ángeles presentan nuestras oraciones al Señor y nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos conducirán, con toda bondad, cuando muramos, hasta el Trono de Dios para nuestro encuentro definitivo con Él. Éste será el último servicio que nos presten, pero el más importante, pues al morir no nos sentiremos solos. Como ejemplo de ello, tenemos al arcángel Rafael cuando dice a Tobías: “Cuando ustedes oraban, yo presentaba sus oraciones al Señor” (Tob 12,12-16).

Los ángeles nos animan a ser buenos. Ellos ven continuamente el rostro de Dios, pero también ven el nuestro. Debemos tener presentes las inspiraciones de los ángeles para saber cómo obrar correctamente en todas las circunstancias de la vida. Como ejemplo de esto, tenemos el texto que nos dice: “Los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente” (Lc 15,10).

La jerarquía angélica

Se suele enumerar nueve coros u órdenes angélicos. Esta jerarquía se basa en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. Dentro de esta jerarquía ,los coros de ángeles superiores hacen participar a los inferiores de sus conocimientos.
Cada tres coros de ángeles constituyen un nivel jerárquico y todos ellos juntos forman la corte celestial.

I. Jerarquía Suprema:
• querubines • serafines • tronos
II. Jerarquía Media:
• dominaciones • virtudes • potestades
III. Jerarquía Inferior:
• principados • arcángeles • ángeles

Serafines: Son los «alabadores» de Dios. Serafín significa “amor ardiente”. Los serafines alaban constantemente al Señor y proclaman su santidad. léase Isaías 6,2.

Querubines: Son los «guardianes» de las cosas de Dios. Aparecen como los encargados de guardar el arca de la alianza y el camino que lleva al árbol de la vida. Entre dos querubines comunica Yahvé sus revelaciones. «Se sienta sobre querubines».
Se habla de ellos en el Génesis, en el Éxodo, en la visión de Ezequiel (1,4) y en la carta a los hebreos (9,5).

Potestades, Virtudes, Tronos, Principados y Dominaciones: En la Biblia encontramos estos diversos nombres cuando se habla del mundo angélico. San Dionisio interpreta los nombres de los diferentes grupos de ángeles como correspondientes a su grado de perfección. Para San Gregorio estos nombres se refieren a su ministerio: los principados son los encargados de la repartición de los bienes espirituales; las virtudes son los encargados de hacer los milagros; las potestades son los que luchan contra las fuerzas adversas; las dominaciones son los que participan en el go-bierno de las sociedades, y los tronos son los que están atentos a las razones del obrar divino.

Ángeles: Su misión es ayudar a los hombres a llegar a la salvación eterna, guiándolos y protegiéndolos de los peligros de alma y cuerpo.

Arcángeles: Les podríamos llamar los “asistentes” de Dios. Son ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales.

Arcángel San Miguel: Es el que arrojó del cielo a Lucifer y a los ángeles que le seguían y quien mantiene la batalla contra Satanás y demás demonios para destruir su poder y ayudar a la Iglesia militante a obtener la victoria final. El nombre de Miguel significa «quién como Dios». Su conducta y su fidelidad nos deben invitar a reconocer siempre el señorío de Jesús y a buscar en todo momento la gloria de Dios.

Arcángel San Gabriel: En hebreo significa «Dios es fuerte», “fortaleza de Dios”. Aparece siempre como el mensajero de Yahvé para cumplir misiones especiales y como portador de noticias felices. Por ejemplo, anunció a Zacarías el nacimiento de Juan el Bautista, y a la Virgen María la encarnación del Hijo de Dios.

Arcángel San Rafael: Su nombre quiere decir “medicina de Dios”. Tiene un papel muy importante en la vida de Tobías al mostrarle el camino a seguir y lo que tenía que hacer. Tobías obedeció en todo al arcángel Rafael sin saber que era un ángel enviado por el Señor. Él se encargó de presentar sus oraciones y obras buenas a Dios. Y les dejó como mensaje bendecir y alabar a Dios, hacer siempre el bien y nunca dejar de orar.
Se le considera patrono de los viajeros por haber guiado a Tobías en sus viajes por tierra y por mar. Es patrono de los médicos (enfermedades de cuerpo y alma) por las curaciones que realizó en Tobit y Sara, el padre y la esposa de Tobías.

¿Quiénes son los Ángeles Custodios?

Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma a este respecto San Jerónimo: “Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia”.
En el Antiguo Testamento se puede observar cómo Dios se sirve de sus ángeles para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando Elías fue alimentado por un ángel (1 Reyes 19, 5.)
En el nuevo Testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que se ve la misión de los ángeles: el mensaje a José para que huyera a Egipto, la liberación de Pedro en la cárcel, los ángeles que sirvieron a Jesús después de las tentaciones en el desierto.

La misión de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.

Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como algo infantil, pero no debía ser así, pues si pensamos que la persona crece y que con este crecimiento se tendrá que enfrentar a una vida con mayores dificultades y tentaciones, el ángel custodio resulta de gran ayuda.

Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está cerquísima de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos. Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.
También se les pueden pedir favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinado peligro o las guíen en una situación difícil.
El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.

¿Qué nos enseñan los ángeles?

A glorificar al Señor, proclamar su santidad y rendirle sus homenajes de adoración, de amor y de ininterrumpida alabanza.

A cumplir con exactitud y prontamente todas las órdenes que reciben del Señor. A cumplir con la voluntad de Dios sin discutir sus órdenes ni aplazando el cumplimiento de éstas

A servir al prójimo. Están preocupados por nosotros y quieren ayudarnos en las diversas circunstancias que se nos presentan a lo largo de la vida. Esto nos debe animar a servir generosamente a nuestros hermanos y a compartir con ellos penas y alegrías y los dones que nos ha dado Dios.

Nota acerca de los demonios o ángeles caídos.

Dios creó a los ángeles como espíritus puros, todos se encontraban en estado de gracia, pero algunos, encabezados por Luzbel, el más bello de los ángeles, por su malicia y soberbia, se negaron a adorar a Jesucristo, Dios hecho hombre, por sentirse seres superiores y así rechazaron eternamente a Dios con un acto inteligente y libre de su parte..
Luzbel, llamado Lucifer, Diablo o Satán y los ángeles rebeldes que le siguieron, convertidos en demonios, fueron arrojados del Cielo y fueron confinados a un estado eterno de tormento en donde nunca más podrán ver a Dios. No cambiaron su naturaleza, siguen siendo seres espirituales y reales.
Lucifer es el enemigo de Dios, a quien Jesús le llama “el engañador”, “el padre de la mentira”. Su constante actividad en el mundo busca apartar a los hombres de Dios mediante engaños e invitaciones al mal. Quiere evitar que lo conozcan, que lo amen y que alcancen la felicidad eterna. Es un enemigo con el que se tiene que luchar para poder llegar al cielo.

Los demonios se encuentran organizados en jerarquías, tal y como fueron creados en un principio, subordinados los inferiores a los superiores.
Satanás y sus demonios comenzaron sus maléficas acciones con Adán y Eva y no se dan por vencidos en su labor. Aprovechan la inclinación del hombre hacia el mal por su naturaleza que quedó dañada después del pecado original. Son muy astutos, disfrazan el mal de bien.

¿Es “obligatorio” creer en los ángeles?

Como se ha mostrado anteriormente, toda la Sagrada Escritura está llena de versículos y capítulos completos que hablan de los ángeles. Si creemos en la Sagrada Escritura, no podemos negar la existencia y la acción de los ángeles.
Además del testimonio de la Revelación, tenemos el de los Santos Padres de la Iglesia quienes nos dejaron bellas y sugestivas descripciones de los ángeles que fueron retomadas por Santo Tomás no sólo en el aspecto teológico sino en un dinamismo cristiano.
La Iglesia ha definido dogma de fe la existencia de los ángeles.
En el Concilio IV de Letrán, en 1215, debido al dualismo que existía en la Edad Media, se explicó que Dios es creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles, de las criaturas espirituales y las corporales, y que a unas y a otras las creó de la nada.

En 1870, debido al materialismo y racionalismo que existía en esa época, el Concilio Vaticano I afirmó de nuevo la existencia de los ángeles.
Pablo VI volvió a poner de manifiesto la existencia de los ángeles en 1968 al formular el “Credo del Pueblo de Dios”.
En la reforma litúrgica de la Iglesia de 1969 quedó establecido el día 29 de septiembre para recordar a los arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel y el día 2 de Octubre como el día para memoria de los ángeles custodios.

¿Por qué dedicar dos días del año litúrgico a los ángeles?

Es muy fácil que nos olvidemos de la existencia de los ángeles por el ajetreo de la vida y principalmente porque no los vemos. Este olvido puede hacernos desaprovechar muchas gracias que Dios ha destinado para nosotros a través de los ángeles. Por esta razón, la Iglesia ha fijado estas dos festividades para que, al menos dos días del año, nos acordemos de los ángeles y los arcángeles, nos alegremos y agradezcamos a Dios el que nos haya asignado un ángel custodio y aprovechemos este día para pedir su ayuda.

Cuida tu fe

Actualmente se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden “angelitos” de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres. Hay que tener cuidado al comprar estos materiales, pues muchas veces dan a los ángeles atribuciones que no le corresponden y los elevan a un lugar de semi-dioses, los convierten en “amuletos” que hacen caer en la idolatría, o crean confusiones entre las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.

Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses. No son lo único que nos puede acercar a Dios ni podemos reducir toda la enseñanza de la Iglesia a éstos. No hay que olvidar los mandamientos de Dios, los mandamientos de la Iglesia, los sacramentos, la oración, y otros medios que nos ayudan a vivir cerca de Dios.
Los ángeles y las mentiras de la Nueva Era
Fuente: mercaba.org Autor: P. Daniel Gagnon, OMI

No se requiere mucho esfuerzo para darse cuenta que los ángeles están “muy de moda” hoy día. Los vemos mencionados en la música, el cine (“Tan lejos, tan cerca” y “Michael”), en series de televisión (“Camino al cielo”) y exposiciones artísticas que se especializan en ellos (p.e. Vicky Nigri cuyo ángel favorito es “Uriel” (nombre que no está en la Biblia).

Existen clubes de personas interesadas en compartir sus experiencias con ángeles y como comunicarse con ellos. Se pueden comprar en las tiendas de los “Malls”, por el correo y aun por el Internet todo tipo de adornos angelicales y hasta altares completos para su casa. En los puestos de periódicos y librerías encontramos muchos artículos sobre los ángeles en las revistas de la N.A.

En algunos países hay revistas especializadas sobre ellos. Hasta se puede conseguir catálogos de venta por correo de cosas de ángeles. Hay muchos centros de información que se especializan en este fenómeno.

Cada vez más escuchamos testimonios por radio y televisión de personas que han recibido visitas y mensajes de ángeles, y/o experimentado milagros, y hasta han sido salvados por ellos.

La Biblia

Antes de ofrecer nuestra reflexión sobre la enseñanza de la New Age en cuanto a los ángeles necesitamos saber qué es lo que dice la Biblia de ellos.

Encontramos la palabra “ángel” en 24 libros de la Biblia: 148 veces en el Antiguo Testamento y 74 en el nuevo, sin contar con otras maneras de hablar de ellos. Viene de la palabra griega: angelos, es decir “mensajero”. En al A.T. la palabra es Malak que probablemente significa “delgado” ó “embajador”.

Antiguo Testamento

En todas sus formas el Antiguo Testamento menciona a los ángeles más de trescientas veces y son llamados generalmente: Bene Elohim “hijos de Dios”, “ejercito del Señor”, “estrella de la mañana”, “querubines”, “varones”, “príncipes”, etc. Para el tiempo del Nuevo Testamento llegaron a ser llamados más como comúnmente como ángeles.

En el Antiguo Testamento la corte celestial de Dios fue entendida semejante a la corte de un rey en la tierra. Así estos “Concilios Divinos” fueron vistos por los profetas como Jeremías. También ver 1 Re 22,19-23.

En el A.T. “El Ángel del Señor” (Ángel de Yahvé) actuaba en forma a veces tan poderosa que se identifica con el mismo Dios. Hablar con el era hablar con Dios mismo, no siempre se distingue. (Ver Gen 16, 7 y 13; Ex 3,2-6)

La Biblia habla de diferentes tipos de ángeles: los querubines son los que sostienen el trono de Dios o guardan la entrada del Edén, los serafines, con sus seis alas, cantan la gloria de Dios (Sal 80,20; Is 6,2; Ez 10,1).

Los ángeles juegan diversos papeles: anuncian la destrucción de los enemigos de Dios, protegen al pueblo de Dios (Ex 14,19-20), e intervienen para dirigir la vida o las acciones de una persona (a Abrahám que vuelva a Sara, Gen 16,9). Ellos castigan (Gen 19,11) y perdonan pecados (Ex 23,21-21).

El Nuevo Testamento

En el N.T. también los ángeles desempeñan varias obras para Dios. Ellos aparecen y llevan mensajes a Zacarías, a María, a los pastores en Noche Buena y a José en el sueño. Anuncian la resurrección y explican la Ascensión de Jesús.

El N.T. les muestra alabando al Señor (Lc 2,13-14, Ap 5,8-14), pidiendo a Dios por nosotros (Ap 5,8; 8,3-4), atendiendo a Jesús y a los cristianos (Heb 1,14, Mt 4,6 y 11) y celebrando el arrepentimiento de un pecador (Lc 15,10). Los ángeles intervienen para rescatar a los apóstoles (Hch 5,19-20; 12,6-11), guían a Felipe (Hch 8,26), dice a Cornelio que busque a Pedro (Hch 10-11), informan a Pablo que llegara ala corte del Cesar (Hch 27,23-24), etc. Aparentemente no se casan (Lc 20,35-36).

Acompañaran a Cristo en su segunda venida (Mc 8,38; Mt 16,27; 2 Tes 1,7). Participaran en los acontecimientos apocalípticos del fin del mundo (Mt 13, 41-42) en el juicio final (Mt 24,31; 25,31).

Su adoración es estrictamente prohibida. Los ángeles se hacen visibles para confirmar su existencia y para demostrar que son servidores de Dios y aliados nuestros cuando hacemos la voluntad de Dios. Ellos vienen para ayudarnos, y cooperan con Dios en nuestra salvación están en la presencia de Dios, listos siempre para servirle: “oran, adoran, vigilan, cantan y alaban a Dios y pregonan sus perfecciones. Son, pues, mediadores, custodios, protectores, y ministros de la justicia divina”.

Los que llevan nombre

Gabriel, Miguel, Rafael

Gabriel: su nombre quiere decir “Fortaleza de Dios” (Dios es mi guerrero, héroe, Dn 8, 16, 9,21). Gabriel ayuda al profeta Daniel a entender la última revelación dada por Dios a Israel. Ayuda también a jeremías (25,11-12; 29,10) a entender que la revelación de la “caída” de babilonia en 70 años trata sobre todo de la venida del reino de Dios después de 70 más 7 años. Es Gabriel que aparece a Zacarías y a María.

Miguel: significa “Quien como Dios” y es mencionado en varios lugares del Antiguo y Nuevo Testamento: Dn 10,13 y 21; 12, 1; Jud 9; Ap 12,7. El protege y defiende a Israel y Miguel en luchar contra el dragón (=Satanás) en Ap 12,9 donde defiende al nuevo Israel: “La Iglesia de Cristo”. En judas 9 es llamado arcángel.

Rafael: quiere decir “Medicina de Dios” (Dios sana), y encontramos a el en el libro de Tobías (5,4; 5). Como su nombre indica, Rafaela restaura la vista de Tobías, protege a Tobías en su viaje y le ayuda a encontrar su futura esposa.

La Biblia también habla de los ángeles de la Guarda. Deuteronomio 32, 8 dice que Dios asigna un ángel para cada país. Ellos guardan a los individuos (Mt 18,10) y a comunidades enteras (Ap 1-3). (Ver Ex 23,23; Sal 91,11; Tob 5, y 12,12)

Los ángeles de la guarda están constantemente a nuestro lado, no se separan de nosotros ni un momento, aun cuando estamos durmiendo; y no nos ayuden solo cuando los necesitamos si no siempre están para protegernos. Para que nuestra relación con nuestro ángel de la guarda sea mas intima debemos tratarlo, llamarle, hablar con el, y debemos agradecer a Dios por este compañero y protector que es una manifestación de su divina providencia. Como aconsejo el Papa Juan XXIII, recordar que tenemos un ángel que nos quiere y nos protege debe darnos mucha alegría (9 de agosto de 1961).

Cristo es su creador

En el judaísmo antiguo había mucha especulación en cuanto a los ángeles y demasiada preocupación con ellos. Algunos los adoraban.

Para los cristianos, el intermediario entre Dios y nosotros no son ángeles si no Cristo mismo. Es sobre el que los ángeles ascienden y descienden (Jn 1,51). Los ángeles anunciaron el nacimiento del Salvador (Lc 2,8-14). No son el Salvador.

Los cristianos disminuyeron la cantidad de especulación y enfoque. Dijimos que el N.T. prohíbe su adoración (Ap 19, 10, 22,8-9, Col 2,18). San pablo nos hace recordar que son solamente criaturas (Col 1,16) y que Cristo es el centro de nuestra fe. El esta encima de ellos (Heb 1,4-6; Ef 1,21). Los ángeles le adoran a él (Heb 1.6, Ef 1,22-23).

La doctrina de la Iglesia enseña que los ángeles son criaturas invisibles, personas finitas que no se ajustan al ámbito de los sentidos. Son espíritus dotados de inteligencia y voluntad en estado puro que relacionan con el mundo material. Por su naturaleza, los ángeles son superiores a todas las demás criaturas, incluso los hombres, y poseen un intelecto, voluntad y poder superior (2 Ped 2,12). Entienden las cosas de manera completamente distinta a los hombres. Sin sus limitaciones materiales que los hombres tienen, ellos captan la verdad total y completa de un asunto, viendo su principio, y todas las consecuencias y aspectos al mismo tiempo. A pesar de esto no son omnipotentes como lo es Dios. Su poder y conocimiento tienen limites (ver Dan 10,13; Mt 24,36; 1 Ped 1,12).

En cuanto a su naturaleza, los ángeles son espíritus, son llamados “ángeles” por su FUNCIÓN. No son iguales a los espíritus de los difuntos (los santos). Ellos anteriormente eran hombres de carne y hueso. Al contrario, un ángel jamás fue un hombre.

Quizás sea difícil imaginar tal ser sin un cuerpo. Por eso los representamos como estatuas por que nosotros somos encarnados y nuestra imaginación se basa en cosas materiales.

¿Cuantos ángeles son?

En los evangelios se habla de miríadas y miríadas, pero sin número exacto. Como dijimos, es dogma de fe que los ángeles existen y que algunos protejan a naciones y a grupos.

Distintos autores de la Iglesia han hablado de los “coros angelicales” (las jerarquías) mencionados en la Biblia, pero sin que se puedan señalar las diferencias entre unos y otros. El primero que catalogo estas jerarquías era (pseudo) Dionisio Areopagita (del siglo V).

Además de los “ángeles” y “Arcángeles” ya mencionados, encontramos:

“Serafines”, los que arden con el amor (Is 6,2-6) y guardan la entrada al paraíso (Gen 3,24).

“Querubines”, la figuras que Dios manda adornar el arca (Ex 25,18) y el templo de salomón (1 Rey 6,29-39).

“Virtudes”, Rom 8,38; 1 Co 15,24

“Potestades”, 1Cor 15,24; Ef 1,21

“Principados”, Rom 8,38; 1 Co 15,24

“Dominaciones”, Ef 1,21; Col 1,16.

“Tronos”, Col 1,16.

La Iglesia no ha definido exactamente en cuanto a las teorías sobre la jerarquía, es decir no es dogma de fe saber el orden de ellas ni cual ángel está en una jerarquía más “alta”, o cual es su función exactamente.

La «New Age»

La New Age (Nueva Era) ofrece una angelología radicalmente diferente ala doctrina Bíblica Católica. Vemos esto claramente cuando salió a la venta en mayo de 1996 el primer tomo de Los grandes temas del Esoterismo llamado: “los ángeles, hijos de Dios y hermanos del hombre”. Para el cristiano, no hay nada tan distinto, tan opuesto a su fe que el esoterismo mezclado con los ángeles de Dios. Otro ejemplo típico, esta en el libro “ángeles” del ya fallecido teósofo C. W. Leadbeater donde promueve la creencia en los ángeles, y a la vez la reencarnación y viajes fuera del cuerpo.

A continuación unos ejemplos de cómo algunos autores de la New Age presentan a los ángeles (resaltemos de antemano que todas las teorías presentadas en estos ejemplos son totalmente erráneas y anti cristianas).

El ángel de la guarda al que se refieren las religiones es la propia chispa de luz que cada hombre lleva consigo y que debe guiarle siempre en su vida. Cada persona tiene un gran ángel interior y comunicarse con el es comunicarse consigo mismo, con sus posibilidades y sus deseos de crecer espiritualmente. Ese ángel interior CRECERÁ mientras busquemos expandir nuestra conciencia… “(Leonor Alazraki en Jarque y Rivas, p. 98 Énfasis mío). Ella distingue entre ángeles interiores y los mensajeros exteriores de Dios.

La New Age es casi politeísta en su entendimiento de ellos: Dice Jarque y Rivas (apéndice dos) que los ángeles no solamente tiene países bajo su protección si no que también ciertos ángeles se encargan de los meses (p.e Gabriel es Enero, “Barchiel”, Febrero, “Uriel” es Septiembre) días de la semana (Gabriel es lunes, Miguel es Miércoles), y aun ¡los doce signos del Zodiaco (Tauro es “Amodel”, Libra es “Uriel” y Acuario es “Gabriel”)!

“Los ángeles atraen la suerte, dan suerte, son la suerte. Nadie que este rodeado de ángeles podrá tener mala suerte…” (Cruz, p.10).

Otros autores dicen que los ángeles son como extraterrestres (ovnis) (ver Genn williston “UFO’s and Ángels”). En la revista “Angel times” (Tiempos de Ángeles, aug/sep, 1996) el autor Michele Gold (“Ángels of the Sea”) escribe que “las delfinas y las ballenas son ángeles del mar”. Su gurú dice que las delfinas nos están enseñando el amor sin condiciones.

Métodos anticristianos para establecer comunicación con los ángeles

Comunicarse con los ángeles es parte del fenómeno de la Nueva Era Si uno necesita consejo sobre algo en la vida, ¿Por qué no preguntar a tu ángel de la guarda? ¿Quién te conoce mejor?

H.C. Moolenburgh, un médico holandés, dice que podemos comunicarnos con los ángeles a través del autocontrol y la meditación además del sueño y la oración. Los autores dicen que tenemos que orar con la actitud de que lo que pedimos es un hecho ya.

Para la New Age, la persona vacía la mente para conseguir una conciencia alterada, un estado como de trance para “comunicarse” con un ángel. Hasta se puede repetir la palabra “ángel” como mantra para este fin. La médium-canalizadora (“channeler” en ingles), pata Rodegast ha estado recibiendo mensajes de “un ángel” llamado Emmanuel desde que ella comenzó a practicar la Meditación Trascendental de Maharishi hace más de treinta años. “Emmanuel” enseña la reencarnación. Se supone que anteriormente era un hombre “muy rico” que se evoluciono a un ángel en el año 1500 D.C. “yo soy tú, sin tu miedo” dice Emmanuel… Es monismo.

Otra manera de ponerse en contacto con los ángeles -según la Nueva Era- es por la visualización (o la imaginación guiada). En esta la persona imagina algo para que le ayude a alternar la conciencia por ejemplo: “En ojo de la mente imagina una calle. Imagínate caminando por ella. Llegas a un lugar de mucha paz y tranquilidad. Allí están los ángeles. Una vez que has llegado allá saluda a los espíritus”.

(Insistimos todas estas teorías son totalmente anticristianas. los cristianos sabemos que el único medio de comunicación con los ángeles es la oración)

Los Falsos Cristales Angelicales

Según la Nueva Era también se pueden utilizar cristales y gemas para comunicarse con los ángeles. Existe lo que la New Age llama “cristales querúbicos”. Son cristales que uno activa durante la meditación y luego son “cargados” de energía por los mismos ángeles. Uno toma el cristal en ambas manos, pide en voz alta para que el poder y la sabiduría de los querubines pase por uno y llegue al cristal para que este pueda ser cargado por las vibraciones de los querubines. Tiene su poder. Catalina Tapia habla de utilizar piedras de estaño y cobre para invocar a los “Ángeles Mágicos” que son “Dagiel, Abriel, Uriel, Verechiel y Uriel”.

Se puede ser contacto con los ángeles por medio de coordinar los colores de la ropa. Por ejemplo a los ángeles de la guarda les gustan los colores de tinta rosa, a los ángeles de sanación les gusta azules fuertes, a los serafines les gusta el rojo. Al arcángel Miguel le gusta los verdes, oro y rosa, y a Gabriel los colores cafés y beige. Para atraerlos hay que vestirse según su color favorito.

Otra manera de comunicarse con los ángeles es escribiéndoles cartas. Se comienza la carta saludando a un ángel de la guarda, y luego se deja que las palabras “salgan” por si misma. Y si quieres que los ángeles te escriban, toma una pluma o el teclado de la computadora y “rinde tu mente al mundo angélico”, dejando las palabras fluir por si mismo. (Con tal de que tu mente sea pura). Es un tipo de escritura automática común en el espiritismo especialmente.

La creencia de la N.A. es que todos los Ángeles son suaves. Pero la Biblia dice que esto no es verdad. Según la Biblia existe dos formas en el cual aparecen los ángeles: Vienen como seres gloriosos como los que se les aparecieron a los pastores en Noche buena y más como los que se aparecieron a Isaías (Cap. 6). También aparecen como seres humanos (Gn 18). Pero para la N.A. los ángeles aparecen como intuiciones, luces encima del agua, en nubes, en el arco-iris, y hasta en aves, cuando uno esta leyendo un libro y una brisa hace voltear la página para que los ojos se concentren en una frase. Pueden comunicarse por medio de palabras de una canción por la radio. En fin son todas experiencias subjetivas.

La Biblia nos recuerda que no todas las experiencias con los ángeles son verdaderas. Pablo dice que el diablo se disfraza como ángel de luz (2 Cor 11,14).

Y a Timoteo escribió que: El espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartaran de la fe, siguiendo a espíritus engañadores y enseñanzas que viene de los demonios (1 Tim 4,1).

La misma autora esotérica, Catalina Tapia advierte: “Antes de trabajar con seres de luz, ángeles y entidades Superiores, debemos tomar conciencia de que es abrir nuestro corazón… debemos saber cuales son los riesgos y por que crisis espirituales podemos atravesar y que obstáculos se nos van a presentar antes de poder contactar a esas entidades luminosas” (p. 38. Énfasis mío).

Conclusión

Yo, como católico creo firmemente en la existencia de los ángeles. Creo que es bueno orarles para que nos ayuden. Jesús mismo fue servido por ellos en el desierto (Mt 4,11) y en su agonía (Lc 22,43). Lo que la Iglesia advierte es que no hagamos demasiada especulación en cuanto a ellos. Basta por ejemplo con que nuestro ángel de la guarda nos haga recordar la Providencia de Dios que nos cuida aun mucho más que a las aves del cielo (Mt 6,26). Y, por supuesto jamás puede el cristiano creer, y aun menos practicar el esoterismo.

Dios creo a los ángeles para hacer su voluntad. Quizá no actúan en manera tan espectacular como en la Biblia pero siguen haciendo su voluntad. Dios nos quiere proteger por medio de nuestro ángel de la guarda y nos defiende del mal por la oración a San Miguel Arcángel. Le damos gracias por habernos dado estos hermanos espirituales para ayudarnos a llegar con ellos al cielo y, así gozar eternamente en la presencia del Padre.