domingo, noviembre 9, 2025
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Envenenan por accidente a sacerdote católico en Brasil

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El P. Paulo Oliveria Costa, conocido como Padre Paulinho, de la comunidad Canção Nova, fue internado en un hospital a causa de un envenenamiento el pasado sábado 27 de enero en el estado de Minas Gerais.

Según un comunicado de Canção Nova publicado este lunes 29, el “Padre Paulo de Oliveira Costa (P. Paulinho), 41 años, y su madre, Adelaide Nogueira Costa, de 81, sufrieron una intoxicación alimentaria por envenenamiento”.

“Todo indica que fue una causa accidental”, indica el texto, precisando que “los peritos de la Policía Civil están haciendo la debida investigación para esclarecer lo ocurrido”.

Según informa el medio Minas em Foco, el sacerdote estaba visitando a su madre en Ouro Fino, distrinto de Crisólia en el estado de Minas Gerais.

La madre del presbítero estaba preparando el almuerzo cuando su hijo fue llamado para atender a un enfermo. Ambos acudieron al llamado. Tras volver almorzaron y de inmediato se sintieron mal.

Los dos fueron llevados al Hospital Santa Paula, donde fueron puestos en observación por arritmia cardiaca.

Un primo del sacerdote, Cassiano Marrara, pidió oraciones en su cuenta de Facebook por el presbítero indicando que “él y mi tía fueron envenenados”, añadiendo que la situación era delicada.

Marrara señaló este lunes que “la fase crítica ya pasó” y “gracias a Dios mi tía y Paulinho están bien”.

Según Canção Nova, “el sacerdote y su madre aún siguen hospitalizados pero ya están fuera de peligro”.

Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en ACI Digital

¿Cómo tocar el corazón de Dios con la oracion?

La oración es acercarse a Jesús con humildad y tocarlo desde la fe. La oración llena de fe es «la debilidad» de Dios y la fuerza del hombre. Jesús no se resiste a hacer milagros cuando percibe una gran fe. No basta con tocar a Jesús, sino tocarlo con fe y experimentar cómo muchas virtudes, gracias, salen de Él para curar nuestro corazón y cuerpo.

«Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que no había podido ser curada por nadie, se acercó por detrás y tocó la orla de su manto, y al punto se le paró el flujo de sangre. Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado?» Como todos negasen, dijo Pedro: «Maestro, las gentes te aprietan y te oprimen». Pero Jesús dijo: «Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza ha salido de mí». Viéndose descubierta la mujer, se acercó temblorosa, y postrándose ante él, contó delante de todo el pueblo por qué razón le había tocado, y cómo al punto había sido curada. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz». (Lucas 8,43-48)

Nuestra propia enfermedad debe ser presentada con fe y esperanza

La mujer hemorroisa sufría desde hacía 12 años esta enfermedad. No había encontrado remedio, se había gastado todo en doctores. Sólo le quedaba una esperanza, ese Jesús del que toda la gente hablaba. Debido a su enfermedad era impura y todo lo que tocase automáticamente se convertía en impuro. Vivía en una soledad total, separada de la sociedad, de su familia, 12 años queriendo «volver a vivir». Esta soledad, necesidad de vivir, de ser alguien, hizo que sin temor se acercase a Jesús. Percibía en Él alguien que podría devolverle la vida, que podría dar sentido a esta enfermedad y poder ser curada.

En la oración nos presentamos también enfermos, débiles, con temores, resistencias, profundas heridas que todavía sangran. Con facilidad buscamos en el mundo diversos “doctores” que nos puedan curar, distracciones, pasatiempos que en el fondo nos dejan igual y nos vamos desgastando. En la oración nos presentamos conscientes de esta debilidad, pero a la vez llenos de fe porque estamos ante el único que nos puede curar de raíz, el que puede devolvernos la vida, dar un sentido profundo y nuevo a nuestra existencia, a nuestra soledad. Este acto de fe y confianza son los pasos necesarios para llegar hasta el Maestro: «Creo en ti Señor, espero en tu amor, confío en ti, quiero amarte para vivir». Presentamos nuestra vida ante Él, nuestra debilidad, enfermedad, con fe y confianza para que Él nos cure.

Acercarse a Jesús con humildad, con la mirada siempre fija en su Amor y ternura

Con gran fe, se acercó a Jesús por detrás, y con delicadeza, consciente de su impureza, se atrevió a tocarle con fe la orla de su manto.

Cuando hay fe y amor, la oración se convierte en un buscar el bien de la otra Persona: acogerle, cuidarlo, amarlo. Esto es lo que hace la hemorroisa. No piensa en sí misma. No quiere «molestar» al Señor: con humildad se acerca por detrás y busca tocar tan sólo el borde de su manto. Esto sería suficiente. La fe no busca evidencia, no quiere tocar a toda costa, palpar como lo hizo Santo Tomás. Basta con un detalle, un gesto cercano y tierno. Es un decirle a Jesús: «no te quiero molestar, sé que me amas y con tocarte el borde del manto, te darás cuenta que te necesito, que estoy aquí, que te amo y que quiero poderte abrazar… pero soy impura, mi alma es impura, necesito que tu amor me purifique y me haga digna de Ti».

Así la hemorroisa buscando el bien de Jesús, el no «hacerle» impuro, logra su propio bien. La oración es buscar al otro para encontrarse con el otro. Es dejarse encontrar buscando. Es rozar su Corazón para encontrase dentro de él.

La fe mueve el Corazón de Jesús y fija su mirada en la humildad

La mujer queda curada al instante. Jesús no espera a que la mujer le diga qué necesita. Así es el Buen Pastor, conoce a sus ovejas, nos conoce y sabe lo que necesitamos incluso antes de que se lo pidamos. Por eso, muchas veces la oración es ponerse en su presencia, quizás experimentando un silencio que no es indiferencia por parte de Jesús, sino un querer expresar ternura, contemplar a su creatura tan amada y admirarla con amor.

Jesús estaba siendo oprimido por la multitud, sin embargo, sintió que una virtud salía de Él y gritó: « ¿Quién me ha tocado? » Los discípulos, asombrados, no entienden esta pregunta. Decenas de personas están agolpadas, se empujan y estrujan a Jesús y sólo una «le ha tocado», aquella que apenas ha rozado el borde de su manto.

Aquí Jesús nos dice con claridad que tocarle es amarle, es tener la humildad de confiar en Él, de tratarle con ternura y fe. De acercarse a Él como un niño a su Padre y estar, sí, estar junto a Él. Muchos estaban más cerca que la mujer, pero no tenían fe, era quizás más bien curiosidad, rutina.

La oración nunca puede ser curiosidad o rutina. No es una actividad para llenarme de ideas o repetir fórmulas aprendidas de memoria. Esto sería como empujar y estrujar a Jesús, como aquel grupo que lo seguía. No, esta mujer nos enseña que para tocar a Jesús hay que tener fe, hay que acudir con confianza, presentarse con humildad y tener ternura hacia Dios. ¡Ah!, y sobre todo, hay que dejarse querer por el Maestro que nos conoce, nos espera y al instante nos abraza con amor.

Queremos tocarte Jesús. Ayúdanos Señor a tocarte con fe.

Por: P. Guillermo Serra, .L.C. | Fuente: La-oracion.com 

Santa Martina, virgen y mártir

Según la tradición Santa Martina fue una noble romana que fue martirizada en la primera mitad del siglo III bajo el emperador Alejandro Severo.

Como en otros casos el culto de Santa Martina ganó fuerza a partir del descubrimiento de su sepultura junto a otros santos. Esto sucedió en 1624, en las excavaciones de la vieja iglesia romana que le fue dedicada por el Papa Honorio I.

El Papa Urbano VIII, muy preocupado por la renovación espiritual y material de la iglesia trasladó su cuerpo, colocando la cabeza en un relicario aparte. También propuso a los romanos y toda la Iglesia la devoción a Santa Martina, fijando la celebración el 30 de enero.

Las noticias más tempranas acerca de la santa –sin dejar de ser tardías– son del siglo VI, cuando el Papa Honorio I le dedicó una iglesia en Roma; y que en el siglo VIII ya se celebraba su fiesta en toda Roma, pero nada más.

Debido a esta escasez de noticias, se recurrió a copiar de otras «passio» de santos, escribiendo una historia totalmente legendaria que, en resumen dice que Martina era una diaconisa, hija de un noble romano.

Al quedar huérfana dejó todos sus bienes a los pobres para dedicarse a la oración y la caridad. Debido a esto fue arrestada en tiempos de Alejandro Severo. Después fue llevada al templo de Apolo donde Martina se negó a aceptar al dios pagano, mientras que para probar la veracidad de su fe cristiana, destruye el templo y la estatua de Apolo.

Luego se siguen una cantidad de tormentos típicos en las leyendas de santos: un día es sometida a golpes, azotes, aceite hirviendo en las heridas. Al final murió decapitada en el 235.

Por: Aciprensa.com

Evangelio del día

Del santo Evangelio según san Marcos 5, 21-43

En aquel tiempo, cuando Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, se quedó en la orilla y ahí se le reunió mucha gente. Entonces se acercó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se echó a sus pies y le suplicaba con insistencia: «Mi hija está agonizando. Ven a imponerle las manos para que se cure y viva». Jesús se fue con él, y mucha gente lo seguía y lo apretujaba.

Entre la gente había una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y había gastado en eso toda su fortuna, pero en vez de mejorar, había empeorado. Oyó hablar de Jesús, vino y se le acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto, pensando que, con sólo tocarle el vestido, se curaría. Inmediatamente se le secó la fuente de su hemorragia y sintió en su cuerpo que estaba curada.

Jesús notó al instante que una fuerza curativa había salido de él, se volvió hacia la gente y les preguntó: «¿Quién ha tocado mi manto?». Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo cómo te empuja la gente y todavía preguntas: ‘¿Quién me ha tocado?’ «. Pero él seguía mirando alrededor, para descubrir quién había sido. Entonces se acercó la mujer, asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado; se postró a sus pies y le confesó la verdad. Jesús la tranquilizó, diciendo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y queda sana de tu enfermedad».

Todavía estaba hablando Jesús, cuando unos criados llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle a éste: «Ya se murió tu hija. ¿Para qué sigues molestando al Maestro?». Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas, basta que tengas fe». No permitió que lo acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.

Al llegar a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús el alboroto de la gente y oyó los llantos y los alaridos que daban. Entró y les dijo: «¿Qué significa tanto llanto y alboroto? La niña no está muerta, está dormida». Y se reían de él.

Entonces Jesús echó fuera a la gente, y con los padres de la niña y sus acompañantes, entró a donde estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo: «¡Talitá, kum!», que significa: «¡Óyeme, niña, levántate!». La niña, que tenía doce años, se levantó inmediatamente y se puso a caminar. Todos se quedaron asombrados. Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie y les mandó que le dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor.

La paternidad responsable ¿Qué significa? ¿A qué nos obliga?

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El pasado miércoles día 20 de febrero se publicaba la noticia acerca del fallecimiento de
Evelyn Billings : El adiós de Evelyn Billings, pionera de la regulación natural de la fertilidad. En 1968 -después de un período eclesial debatiendo la cuestión de la regulación de la concepción- S.S. Pablo VI promulgó la encíclica Humanae Vitae . Esta encíclica fue uno de los frutos del Concilio Vaticano II; el libro del matrimonio australiano Billings, una de las aportaciones científicas en esta materia de la sexualidad.

Me quedó muy claro hace muchos años:
a) que todo acto sexual pertenece en exclusiva a la relación amorosa entre el esposo varón con su esposa mujer;
b) que todo acto sexual entre los dos debe estar abierto a la transmisión de la vida. Vale la pena reflexionar a menudo sobre esta carta magna de la sexualidad.

Esta carta encíclica dejó claramente establecido que todo acto sexual debe estar abierto a la transmisión de la vida humana y que para ello los esposos deben proceder con generosidad y cabeza, con oposición a cualquier planteamiento conyugal anticonceptivo y acto individual contraceptivo.

El Sí a la Vida parte tanto de la intencionalidad de cada acto sexual legítimo como en su forma de ejecución. Cabeza quiere decir ser conscientes los dos de que los hijos no vienen de París dentro de un saco en el pico de una cigüeña. O lo que viene a ser lo mismo creer ingenuamente que en materia de hijos los que Dios quiera. Deben ser conscientes también los dos que como sermón espiritual no es suficiente apelar al dicho de que todo hijo viene con un pan bajo el brazo. Siendo como es así quienes viven su fe cristiana deben profundizar siempre en eso del acto sexual.

De lo contrario, por ignorancia culpable y no culpable, o por desafío abierto a Dios como el de Eva y Adán en el Paraíso cuestionando la Ley Natural, se produce, como se ha producido en todas partes, una oposición íntima a las leyes de la naturaleza consistente en disociar –con excusas baratas- el acto de amor en su formalidad canónica de sus consecuencias naturales. El resultado familiar y social es la baja natalidad generalizada en nuestro entorno occidental y moderno.

Ha contribuido a ello la tentación constante de los sucesivos “adelantos” médico-farmacéuticos. Adquirir preservativos en las farmacias es algo asequible al bolsillo común. También todo lo relativo a la implantación de dispositivos intrateurinos en la mujer o la receta médica de píldoras contraceptivas. En un paso más adelantado existen dos intervenciones quirúrgicas de beneplácito ginecológico generalizado: la vasectomía en el varón y la ligadura de trompas en la mujer. Son irreversibles. ¿Dónde están los sermones en los templos?

La libertad es personal. La elección también lo es. Nadie se entera. Se entera nuestra conciencia y se entera Él. Pues lo ve todo en el cielo, en la tierra y en todas partes. Amén

Por: Marcel Mariner | Fuente: ForumLibertas

 

Presentan las 7 catequesis para prepararse al próximo Encuentro Mundial de las Familias

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Del 21 al 26 de agosto de 2018 tendrá lugar en Dublín (Irlanda) un nuevo Encuentro Mundial de las Familias al que se espera asista el Papa Francisco. El Vaticano ha presentado las catequesis internacionales de preparación al que será la IX edición de esta reunión multitudinaria de familias.

La presentación en la Sala de Prensa del Vaticano corrió a cargo del Cardenal Kevin Farrel, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, y de Marco Tibaldo, asesor teológico del proyecto “El gran misterio” y autor del itinerario musical que acompañará a las catequesis.

El Cardenal Farrel aseguró que el encuentro de Dublín “va al corazón de la relación entre Evangelio y mundo de hoy y el nudo propio de la familia”.

Las catequesis serán siete y servirán de “ayuda en el camino de preparación: siete catequesis sencillas y estimulantes”, afirmó.

“Están construidas en torno a la página evangélica de la pérdida de Jesús en el Templo a los doce años, mostrando alguna parte de Amoris Laetitia y la experiencia singular de la Santa Familia de Nazaret desvelando cómo de actual y profético es el anuncio del Evangelio de la familia”.

El Cardenal resumió de esta manera los temas de las catequesis: “se parte de una mirada concreta a las familias de hoy (primera), indicando la actualidad de la Palabra de Dios capaz de iluminar el día a día familiar de los muros domésticos (segunda) para alcanzar el gran sueño que Dios tiene por cada familia (tercera), también allí donde la fragilidad y las debilidades parecen infringirla (cuarta)”.

“Todo esto –añadió– hace que la familia sea en el mundo generador de una cultura nueva, la de la vida (quinta), de la esperanza (sexta) y de la alegría (séptima catequesis)”.

A su vez, explicó que cada catequesis “se abre con una oración y se concluye con algunas preguntas posibles para compartir en familia o en las comunidades eclesiales”.

Cada una de ellas será acompañada por un “emocionante itinerario musical” en un concierto en la Basílica de la Sagrada Familia en Barcelona (España), entre otros lugares.

Por su parte, Marco Tibaldi, resaltó la importancia de distribuir correctamente los materiales de preparación para el Encuentro Mundial de las Familias. El formato digital será relevante para llegar “al mundo juvenil”. Pero también, “se ha decidido confeccionar una serie de productos multimedia para que lleguen más los itinerarios de formación, a través del uso de la música y del lenguaje visual”.

Sobre la experiencia musical, de la que él mismo se ha encargado, dijo que son “encuentros que se desarrollan en el interior de grandes basílicas europeas (hasta el momento la Sagrada Familia de Barcelona, el Santuario San Juan Pablo II en Cracovia y la Basílica de San Esteban en Budapest) en los cuales se alternan momentos de catequesis sobre temas del amor y de la familia en la ejecución de partes de música sagrada”.

Además, se pondrán a disposición siete videos que pretenden ser “un instrumento multimedia para curiosear, motivar y acompañar al itinerario formativo”.

Por: aciprensa.com

San Tito y San Timoteo, discípulos de San Pablo Apóstol

San Tito y San Timoteo fueron discípulos de San Pablo, presidieron las comunidades cristianas de la isla de Creta y de Éfeso, respectivamente. Asimismo, a ellos fueron dirigidas tres cartas atribuidas a San Pablo. La fiesta de ambos se celebra el 26 de enero, al siguiente día de la fiesta de la Conversión del Apóstol de los gentiles.

San Timoteo nació en Listra, hijo de padre pagano y de madre judeocristiana. En el Nuevo Testamento aparece como el discípulo más cercano a San Pablo, con quien realizó varios viajes.

El Apóstol lo nombró Obispo de Éfeso y le escribió dos cartas para orientarlo en la dirección de sus comunidades: Primera y Segunda Carta a Timoteo. Algunas de sus reliquias reposan en Italia desde 1239 en la Catedral de Termoli, procedentes de Constantinopla.

San Tito aparece en las cartas de San Pablo, a quien acompañó al Concilio de Jerusalén. Después de predicar en varias ciudades, San Pablo lo consagró Obispo de la Isla de Creta.

“Es cierta esta afirmación, y quiero que en esto te mantengas firme, para que los que creen en Dios traten de sobresalir en la práctica de las buenas obras. Esto es bueno y provechoso para los hombres”, le recomendó San Pablo a Tito (Tito 3, 8).

Por: aciprensa.com