domingo, noviembre 9, 2025
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Santo Tomás Apóstol, patrono de jueces, arquitectos y teólogos

La tradición antigua dice que Santo Tomás Apóstol fue martirizado en la India el 3 de julio del año 72. Parece que en los últimos años de su vida estuvo evangelizando en Persia y en la India, y que allí sufrió el martirio.

De este apóstol narra el santo evangelio tres episodios.

El primero sucede cuando Jesús se dirige por última vez a Jerusalem, donde según lo anunciado, será atormentado y lo matarán.

En este momento los discípulos sienten un impresionante temor acerca de los graves sucesos que pueden suceder y dicen a Jesús: «Los judíos quieren matarte y ¿vuelves allá?. Y es entonces cuando interviene Tomás, llamado Dídimo (en este tiempo muchas personas de Israel tenían dos nombres: uno en hebreo y otro en griego. Así por ej. Pedro en griego y Cefás en hebreo). Tomás, es nombre hebreo. En griego se dice «Dídimo», que significa lo mismo: el gemelo.

Cuenta San Juan (Jn. 11,16) «Tomás, llamado Dídimo, dijo a los demás: Vayamos también nosotros y muramos con Él». Aquí el apóstol demuestra su admirable valor. Un escritor llegó a decir que en esto Tomás no demostró solamente «una fe esperanzada, sino una desesperación leal». O sea: él estaba seguro de una cosa: sucediera lo que sucediera, por grave y terrible que fuera, no quería abandonar a Jesús. El valor no significa no tener temor. Si no experimentáramos miedo y temor, resultaría muy fácil hacer cualquier heroísmo. El verdadero valor se demuestra cuando se está seguro de que puede suceder lo peor, sentirse lleno de temores y terrores y sin embargo arriesgarse a hacer lo que se tiene que hacer. Y eso fue lo que hizo Tomás aquel día. Nadie tiene porque sentirse avergonzado de tener miedo y pavor, pero lo que sí nos debe avergonzar totalmente es el que a causa del temor dejemos de hacer lo que la conciencia nos dice que sí debemos hacer, Santo Tomás nos sirva de ejemplo.

La segunda intervención: 

Sucedió en la Última Cena. Jesús les dijo a los apóstoles: «A donde Yo voy, ya sabéis el camino». Y Tomás le respondió: «Señor: no sabemos a donde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» (Jn. 14, 15). Los apóstoles no lograban entender el camino por el cual debía transitar Jesús, porque ese camino era el de la Cruz. En ese momento ellos eran incapaces de comprender esto tan doloroso. Y entre los apóstoles había uno que jamás podía decir que entendía algo que no lograba comprender. Ese hombre era Tomás. Era demasiado sincero, y tomaba las cosas muy en serio, para decir externamente aquello que su interior no aceptaba. Tenía que estar seguro. De manera que le expresó a Jesús sus dudas y su incapacidad para entender aquello que Él les estaba diciendo.

Admirable respuesta:

Y lo maravilloso es que la pregunta de un hombre que dudaba obtuvo una de las respuestas más formidables del Hijo de Dios. Uno de las más importantes afirmaciones que hizo Jesús en toda su vida. Nadie en la religión debe avergonzarse de preguntar y buscar respuestas acerca de aquello que no entiende, porque hay una verdad sorprendente y bendita: todo el que busca encuentra.

Le dijo Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí» Ciertos santos como por ejemplo el Padre Alberione, Fundador de los Padres Paulinos, eligieron esta frase para meditarla todos los días de su vida. Porque es demasiado importante como para que se nos pueda olvidar. Esta hermosa frase nos admira y nos emociona a nosotros, pero mucho más debió impresionar a los que la escucharon por primera vez.

En esta respuesta Jesús habla de tres cosas supremamente importantes para todo israelita: el Camino, la Verdad y la Vida. Para ellos el encontrar el verdadero camino para llegar a la santidad, y lograr tener la verdad y conseguir la vida verdadera, eran cosas extraordinariamente importantes.

En sus viajes por el desierto sabían muy bien que si equivocaban el camino estaban irremediablemente perdidos, pero que si lograban viajar por el camino seguro, llegarían a su destino. Pero Jesús no sólo anuncia que les mostrará a sus discípulos cuál es el camino a seguir, sino que declara que Él mismo es el Camino, la Verdad y la Vida.

Notable diferencia: Si le preguntamos al alguien que sabe muy bien: ¿Dónde queda el hospital principal? Puede decirnos: siga 200 metros hacia el norte y 300 hacia occidente y luego suba 15 metros… Quizás logremos llegar. Quizás no. Pero si en vez de darnos eso respuesta nos dice: «Sígame, que yo voy para allá», entonces sí que vamos a llegar con toda seguridad. Es lo que hizo Jesús: No sólo nos dijo cual era el camino para llegar a la Eterna Feliz, sino que afirma solemnemente: «Yo voy para allá, síganme, que yo soy el Camino para llegar con toda seguridad». Y añade: Nadie viene al Padre sino por Mí: «O sea: que para no equivocarnos, lo mejor será siempre ser amigos de Jesús y seguir sus santos ejemplos y obedecer sus mandatos. Ese será nuestro camino, y la Verdad nos conseguirá la Vida Eterna».

El hecho más famoso de Tomás

Los creyentes recordamos siempre al apóstol Santo Tomás por su famosa duda acerca de Jesús resucitado y su admirable profesión de fe cuando vio a Cristo glorioso.

Dice San Juan (Jn. 20, 24) «En la primera aparición de Jesús resucitado a sus apóstoles no estaba con ellos Tomás. Los discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». El les contestó: «si no veo en sus manos los agujeros de los clavos, y si no meto mis dedos en los agujeros sus clavos, y no meto mi mano en la herida de su constado, no creeré». Ocho días después estaban los discípulos reunidos y Tomás con ellos. Se presento Jesús y dijo a Tomás: «Acerca tu dedo: aquí tienes mis manos. Trae tu mano y métela en la herida de mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Jesús le dijo: «Has creído porque me has visto. Dichosos los que creen sin ver».

Parece que Tomás era pesimista por naturaleza. No le cabía la menor duda de que amaba a Jesús y se sentía muy apesadumbrado por su pasión y muerte. Quizás porque quería sufrir a solas la inmensa pena que experimentaba por la muerte de su amigo, se había retirado por un poco de tiempo del grupo. De manera que cuando Jesús se apareció la primera vez, Tomás no estaba con los demás apóstoles. Y cuando los otros le contaron que el Señor había resucitado, aquella noticia le pareció demasiado hermosa para que fuera cierta.

Tomás cometió un error al apartarse del grupo. Nadie está peor informado que el que está ausente. Separarse del grupo de los creyentes es exponerse a graves fallas y dudas de fe. Pero él tenía una gran cualidad: se negaba a creer sin más ni más, sin estar convencido, y a decir que sí creía, lo que en realidad no creía. El no apagaba las dudas diciendo que no quería tratar de ese tema. No, nunca iba a recitar el credo un loro. No era de esos que repiten maquinalmente lo que jamás han pensado y en lo que no creen. Quería estar seguro de su fe.

Y Tomás tenía otra virtud: que cuando se convencía de sus creencias las seguía hasta el final, con todas sus consecuencias. Por eso hizo es bellísima profesión de fe «Señor mío y Dios mío», y por eso se fue después a propagar el evangelio, hasta morir martirizado por proclamar su fe en Jesucristo resucitado. Preciosas dudas de Tomás que obtuvieron de Jesús aquella bella noticia: «Dichosos serán los que crean sin ver».

Por: EWTN.com

Yo soy el Señor, tú Dios


Los Diez Mandamientos han centrado un miércoles más la catequesis del Papa Francisco desde la Plaza de San Pedro en la Audiencia General a la que asistieron miles de peregrinos que escucharon la invitación a ser primero agradecidos.

Francisco comentó el inicio del capítulo sobre los Mandamientos que dice: “Yo soy el Señor, tú Dios” y explicó que aquí “hay un posesivo, hay una relación, le pertenecemos, Dios no es un extraño: él es tú Dios”.

“Esto ilumina todo el Decálogo y revela también el secreto del actuar cristiano, porque es la misma actitud de Jesús”.

Afirmó que “Él no parte de sí sino del Padre”. “A menudo nuestras obras fallan porque comenzamos de nosotros mismo y no de la gratitud. Y quién parte de sí mismo ¡llega a sí mismo!”.

El Papa dijo que “la vida cristiana es ante todo la respuesta grata a un Padre generoso” y señaló que “los cristianos que siguen solo los ‘deberes’ denuncian no tener una experiencia personal sobre ese Dios que es ‘nuestro’”.

En conclusión, “poner la ley antes que la relación no ayuda al camino de fe”.

“¿Cómo puede un joven desear ser cristiano si partimos de obligaciones, compromisos, coherencias y no de la liberación?”, preguntó. “La formación cristiana no está basada en la fuerza de voluntad, sino en la acogida de la salvación, en el dejarse amar: primero el Mar Rojo, después el Monte Sinaí”.

Francisco destacó entonces que ser agradecido es una actitud necesaria puesto que “para obedecer a Dios se necesita ante todo recordar sus beneficios”. Incluso “alguno puede escuchar no haber tenido todavía una buena experiencia de la liberación de Dios”, es algo “que puede ocurrir”.

Ante esto, invitó a rezar porque “Dios escucha el lamento”. En resumen, “no nos salvamos solos, sino a partir de un grito de ayuda”, y esto “nos espera a nosotros: pedir ser liberados”.

“Este grito es importante, es oración, es consciencia de lo que todavía nos tiene oprimidos y no está liberado en nosotros. Dios atiende ese grito, porque puede y quiere romper nuestras cadenas”.

Por: Álvaro de Juana

¿Qué es el Óbolo de San Pedro y para qué sirve?

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En los días previos a la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, que se celebra el 29 de junio, en la mayoría de las parroquias se realiza la convocatoria para la colecta del Óbolo de San Pedro.

Según explica el sitio web del Vaticano, el Óbolo de San Pedro es “una ayuda económica” que los fieles ofrecen al Santo Padre “como una expresión de apoyo” para las necesidades de la Iglesia en el mundo y las obras de caridad que esta realiza.

La colecta se realiza en todas las diócesis en la “Jornada mundial de la caridad del Papa”, cada 29 de junio o el domingo más próximo a la Solemnidad de San Pedro y San Pablo.

La Santa Sede señala que el origen de esta práctica data de fines del siglo VIII luego de la conversión de los anglosajones, quienes “se sintieron tan unidos al Obispo de Roma que decidieron de manera estable una contribución anual al Santo Padre”.

Esta colecta se llamó “Denarius Sancti Petri” (Limosna a San Pedro) y se difundió en el resto de países europeos. El 5 de agosto de 1871 el Papa Pío IX la regularizó a través de la encíclica “Saepe Venerabilis”.

Algunas de las obras de caridad financiadas con el Óbolo de San Pedro son el mejoramiento de la estructura del Hospital Pediátrico en República Centroafricana, el alivio de la crisis humanitaria en Haití y el otorgamiento de diez becas universitarias para los jóvenes desplazados por la guerra y el terrorismo en el Kurdistán iraquí.

Por: aciprensa

San Ireneo, Obispo de Lyon y Padre de la Iglesia

San Ireneo fue Obispo de la ciudad francesa de Lyon, Padre de la Iglesia y recordado por haber escrito muchas obras que forjaron los cimientos de la teología cristiana y que confrontaron los errores y herejías provenientes del gnosticismo del siglo II.

Ireneo fue discípulo de San Policarpo, obispo de aquella ciudad, quien a su vez fue discípulo del Apóstol San Juan.

Su obra principal es llamada “Contra las Herejías” un escrito que consta de 5 volúmenes que refutan las enseñanzas de varios grupos gnósticos de los primeros siglos de la era cristiana.

El gnosticismo es una herejía muy antigua que plantea que la salvación del alma solamente se consigue con un conocimiento cuasi intuitivo de los misterios del universo y en unas fórmulas mágicas que ese conocimiento indica, lo que hoy comprendería parte del New Age.

San Ireneo nació en Asia Menor en la primera mitad del siglo II; su fecha de nacimiento es desconocido pero se dice que podría ser por el año 125.

Recibió una buena educación pues tenía profundos conocimientos de las Sagradas Escrituras, la literatura y la filosofía. Además, en varias ocasiones vio y escuchó al Obispo San Policarpo en Esmirna.

Durante la persecución de Marco Aurelio, Ireneo fue sacerdote de la Iglesia de Lyon. Tiempo más tarde sucedió al mártir San Potino como Obispo de la misma ciudad.

Durante la paz religiosa que siguió a la persecución de Marco Aurelio, el nuevo obispo dividió sus actividades entre los deberes de un pastor, misionero, y sus escritos, los cuales casi todos iban dirigidos contra el gnosticismo, la herejía que se propagaba entre los galias y otros lugares.

Se desconoce el año de su muerte. De acuerdo con una tradición posterior, se afirma que fue martirizado. Su fiesta se celebra el 28 de junio.

Por: Aciprensa.com

El Papa lamenta la ofuscación progresiva de la fe y pide no resignarse a ella

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Antes de la celebración del Consistorio para la creación de 14 nuevos cardenales, el Papa Francisco recibió a una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla con motivo de San Pedro y San Pablo, patronos de Roma, que se celebra mañana.

“Hacer memoria de los apóstoles, de sus enseñanzas y su testimonio significa recordar las raíces comunes sobre las que se edifican nuestras Iglesias hermanas, pero también tomar conciencia de la común misión al servicio del Evangelio, para generar una humanidad nueva”.

Francisco denunció la “ofuscación progresiva de la fe cristiana”. “El desprecio de la dignidad de la persona humana, la idolatría del dinero, la difusión de la violencia, la absolutización de la ciencia y de la técnica, la explotación desconsiderado de los recursos naturales son solo algunos de los graves signos de una trágica realidad, a la cual no podemos resignarnos”.

El Obispo de Roma se mostró convencido de que “nuestras Iglesias pueden crear nuevas posibilidades de transformaciones para nuestro mundo”.

El Papa destacó la colaboración mutua entre la Iglesia católica y el Patriarcado Ecuménico, sobre todo en lo concerniente a “las formas modernas de esclavitud, la defensa de la creación, la búsqueda de la paz”.

Por: Aciprensa.com

El Papa Francisco alza la voz contra la tortura y pide a los cristianos que la combatan

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El Papa Francisco recordó que la tortura es un pecado mortal y pidió a los cristianos que se comprometan a ayudar a las víctimas.

“¡Torturar a las personas es un pecado mortal! Que las comunidades cristianas se comprometan a sostener a las víctimas de la tortura”, señaló el Santo Padre en un mensaje hecho público en la red social Twitter. Torturar a las personas es un pecado mortal! Que las comunidades cristianas se comprometan a sostener a las víctimas de la tortura.

No es la primera vez en que el Papa se pronuncia en contra de la tortura. El 22 de junio de 2014, durante el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Pontífice se expresó con palabras parecidas y reiteró su “firme condena a cada forma de tortura, e invito a los cristianos a comprometerse para cooperar en su abolición y apoyar a las víctimas y a sus familias”.

Educar y Transformar

En un discurso ante los participantes en el encuentro “Educar y Transformar”, promovido por a Fundación Gravissimum Educationis, el Papa Francisco hizo un llamado a la comunidad educativa católica a “globalizar la esperanza”.

“Sólo cambiando la educación se puede cambiar el mundo”, aseguró el Santo Padre. “Para hacer esto quisiera proponeros algunas sugerencias”.

1- “En primer lugar, ‘hacer red’. Hacer red significa reunir las instituciones escolares y universitarias para potenciar la iniciativa educativa y de investigación, enriqueciéndose de los puntos de fuerza de cada uno para ser más eficaces a nivel intelectual y cultural”.

Además, “hacer red también significa poner en común los saberes, las ciencias y las disciplinas para afrontar los desafíos complejos con la inter-disciplina y la trans-disciplina”.

Por otro lado, “hacer red significa crear lugares de encuentro y de diálogo en el interior de las instituciones educativas y promoverlas a los de fuera, con ciudadanos provenientes de otras culturas, de otras tradiciones, de religiones diferentes, para que el humanismo cristiano contemple la condición universal de la humanidad de hoy”.

Por último, el Papa señaló que “hacer red significa también hacer de la escuela una comunidad educadora en la cual los docentes y los estudiantes no estén vinculados únicamente por el plano didáctico, sino también por un programa de vida y de experiencia capaz de educar a la reciprocidad entre generaciones diferentes”.

2- En segundo lugar, el Pontífice afirmó que la educación también está llamada “a no dejarse robar la esperanza”.

“Estamos llamados a no perder la esperanza porque debemos dar esperanza al mundo global de hoy. ‘Globalizar la esperanza’ y ‘sostener las esperanzas de la globalización’ son compromisos fundamentales de la misión de la educación católica”.

En este sentido, indicó que “una globalización sin esperanza y sin visión está expuesta al condicionamiento de los intereses económicos, con frecuencia distantes de una correcta concepción del bien común, y produce fácilmente tensiones sociales, conflictos económicos, abusos de poder”.

“Debemos dar un alma al mundo global por medio de una formación intelectual y moral que sepa favorecer las cosas buenas que tiene la globalización y corregir las negativas”.

3- A continuación, Francisco detalló tres criterios esenciales para que proyectos educativos sean eficaces: identidad, calidad y bien común.

“La identidad exige coherencia y continuidad con la misión de las escuelas, de la universidad y de los centros de investigación nacidos, promovidos y acompañados por la Iglesia y abiertos a todos. Dichos valores son fundamentales para insertarse en el camino trazado por la civilización cristiana y la misión evangelizadora de la Iglesia”.

Por otra parte, “la calidad es el faro seguro para iluminar toda iniciativa de estudio, de investigación y de educación”.

Por último, “no puede faltar el objetivo del bien común. El bien común es de difícil definición en nuestras sociedades marcadas por la convivencia de ciudadanos, grupos y pueblos de culturas, tradiciones y creencias diferentes. Es necesario ampliar los horizontes del bien común, educar a todos en la pertenencia a la familia humana”.

Por: Redacción | Fuente: ACI Prensa

Del santo Evangelio según san Mateo 7, 6. 12-14

Del santo Evangelio según san Mateo 7, 6. 12-14

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No den a los perros las cosas santas ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes y los despedacen.

Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas.

Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y amplio el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por él. Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que conduce a la vida, y qué pocos son los que lo encuentran!».

Palabra del Señor.