domingo, noviembre 9, 2025
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10 consejos para encontrar tiempo para leer la Biblia.

Una de las cosas que más agobia a un cristiano es el hecho de saber que aunque necesita, y debe, establecer el hábito de un estudio sistemático de la Biblia, no lo está haciendo. El trajín de trabajo, las responsabilidades con la familia y compromisos sociales, entre otros, acaban por acaparar el tiempo dejando el estudio de la Palabra a merced de “cuando tenga tiempo”.

Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. (Juan 14:15)
No podemos decir que amamos a Jesús sino guardamos sus mandamientos. Usted no puede conocer sus mandamientos a menos que esté íntimamente familiarizado con la Biblia a través de su lectura y la obedezca.

La lista que aparece a continuación se basa en 10 consejos que fueron publicados en whatchristianswanttoknow.com que le ayudarán a encontrar el tiempo para leer la Biblia:

1 Afirme su compromiso de leer la Biblia 

Acepte la verdad de que la Palabra de Dios tiene prioridad sobre todo lo demás en su vida. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. (2 Timoteo 3:16-17)

Hasta que usted no decida que el estudio bíblico es una necesidad para su vida, nunca podrá hacer tiempo para ello. Hágase una afirmación del compromiso a sí mismo, a su cónyuge, a sus hijos y a sus amigos de que la lectura de la Biblia va a ser una prioridad.

2 Ore

Ore pidiendo la ayuda de Dios en la forma de llevar el tiempo de estudio bíblico más seriamente. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad…” (Romanos 8:26)

Admita su falta de entusiasmo o la dilación en relación con la Biblia. El Espíritu Santo despertará en usted un deseo de querer más de Dios a través de la lectura de la Biblia.

3 Busque desarrollar el hábito de lectura

Propóngase como meta leer constantemente pasajes bíblicos específicos durante 21 días seguidos “Encomienda a Jesús tus obras,Y tus pensamientos serán afirmados”. (Proverbios 16:03)

Al seguir un plan de 21 días de duración, se desarrollará el hábito de la lectura de la Biblia para toda la vida. Trate de comenzar en los Salmos, Proverbios, o incluso el Evangelio de Juan. Finalmente el día nunca parece bien si no hubiera pasado el tiempo de estudio de la Biblia en primer lugar.

4 Escoja un lugar de estudio

¿Tiene un momento y un lugar para hacer un estudio bíblico? “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”. (Salmos 51:6)

Su lugar sagrado para el estudio de la Biblia podría estar en su cocina, oficina, dormitorio o cualquier lugar en el que no se distrae fácilmente y se quedará en el camino. Mantenga su Biblia, revistas u otros recursos útiles de estudio cerca para facilitar el acceso.

5 Establezca un horario y adhiérase a él

Reprograme otras actividades que puedan interferir con su tiempo de estudio bíblico “Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos”. (Proverbios 04:26)

Siempre habrá otras cosas buenas para llevar a cabo durante su tiempo de la Biblia. Sin embargo, usted debe de antemano, tomar la iniciativa de bloquear su horario, y adherirse a él.

6 Hágase parte de un pequeño grupo para rendir cuentas

Comprométase a ser parte de un pequeño grupo de estudio bíblico para fomentar la rendición de cuentas “Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis”. (1 Tesalonicenses 5:11)

Con un pequeño grupo tendrá conversaciones para compartir testimonios, observaciones, interpretaciones y aplicaciones de estudio de la Biblia. Tener un lugar para ir y gente que conocer le impiden poner excusas para posponer el estudio de la Biblia.

7 Establezca recordatorios

Configure recordatorios del tiempo para estudiar la Biblia en su teléfono, computadora o en pequeñas notas en la casa “Cuídate de no olvidarte de tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy;” (Deuteronomio 08:11)

Tener recordatorios diarios ayuda a las personas más activas a permanecer seriamente en el curso del estudio de la Biblia. Una vez que su tiempo de estudio se convierte en un hábito, tendrá menos recordatorios.

8 Involucre y comprometa a su familia

“Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos de tu Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre.” (Deuteronomio 12 : 28).

El tiempo en familia es más productivo si hay una oportunidad para la lectura y el intercambio de las escrituras bíblicas. No tiene por qué ser un estudio largo e intenso, sino más bien sólo la dosis diaria de la Palabra de Dios.

9 Tenga la actitud de Cristo. 

“Encaminará a los humildes por el juicio, Y enseñará a los mansos su carrera”. (Salmos 25:9) Un corazón orgulloso resiste el compromiso de estudiar la Biblia todos los días. Tener un corazón de humildad abre la oportunidad para la revelación de la Palabra de Dios en formas que nunca pudo entender completamente.

10 Coma su comida espiritual antes de tomar los alimentos naturales

“El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
” (Mateo 4:4).

A veces nos confundimos pensando que el alimento para nuestro cuerpo físico es más importante que el alimento de la Palabra de Dios para nuestros cuerpos espirituales. Por supuesto que nos morimos sin alimento físico, pero una muerte espiritual es mucho más devastadora y tiene consecuencias para toda la eternidad.

Tomar una determinación y comprometerse a dedicar tiempo para estudiar la Biblia con espíritu de investigación no es tan difícil. Debemos evitar el ajetreo de nuestra cultura que desplaza una intensa devoción a las Escrituras. ¿No quiere saber los pensamientos de Dios en su vida? Todo lo que necesita está allí en su mesita de noche, su teléfono o iPad. Tómelo y aprenda a escuchar la voz de su padre en la actualidad.

NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES

NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES
Patrona de Costa Rica

La ciudad de Cartago, como muchas otras en la época colonial, segregaba a los blancos de los indios y mestizos. A todo el que no fuera blanco puro se le había prohibido el acceso a la ciudad, donde una cruz de piedra señalaba la división y los límites.

Estamos en los alrededores del año 1635, en la sección llamada «Puebla de los Pardos» y Juana Pereira, una pobre mestiza, se ha levantado al amanecer para, como todos los días, buscar la leña que necesita. Es el 2 de agosto, fiesta de la Virgen de los Angeles, y la luz del alba que ilumina el sendero entre los árboles, le permite a la india descubrir una pequeña imagen de la Virgen, sencillamente tallada en una piedra oscura, visiblemente colocada sobre una gran roca en la vereda del camino. Con gran alegría Juana Pereira recogió aquel tesoro, sin imaginar que otras cinco veces más lo volvería a hallar en el mismo sitio, pues la imagen desaparecía de armarios, cofres, y hasta del sagrario parroquial, para regresar tenazmente a la roca donde había sido encontrada. Entonces todos entendieron que la Virgen quería tener allí un lugar de oración donde pudiera dar su amor a los humildes y los pobres.

La imagen, tallada en piedra del lugar, es muy pequeña, pues mide aproximadamente sólo tres pulgadas de longitud. Nuestra Señora de los Angeles lleva cargado a Jesús en el brazo izquierdo, en el que graciosamente recoge los pliegues del manto que la cubre desde la cabeza. Su rostro es redondeado y dulce, sus ojos son rasgados, como achinados, y su boca es delicada. Su color es plomizo con algunos destellos dorados como diminutas estrellas repartidas por toda la escultura.

La Virgen se presenta actualmente a la veneración de sus fieles en un hermoso ostensorio de nobles metales y piedras preciosas, en forma de resplandor que la rodea totalmente, aumentando visualmente su tamaño. De la base de esta «custodia» brota una flor de lis rematada por el ángel que
sostiene la imagen de piedra. De esta sólo se ven los rostros de María y el Niño Jesús, pues un manto precioso la protege a la vez que la embellece.

La «Negrita» como la llama el cariño de los costarricenses, fue coronada solemnemente el 25 de abril de 1926. Nueve años más tarde, su Santidad Pío XI elevó el Santuario de la Reina de los Angeles a la dignidad de Basílica menor.

A Cartago llega un constante peregrinar de devotos que vienen a visitar a su Madre de los cielos; muchos entran de rodillas, como acto de humildad y de acción de gracias y luego van a orar ante la roca donde fue hallada la bendita imagen. Esta piedra se ha ido gastando por el roce de tantas manos que la acarician agradecidas mientras oran, dan gracias y piden alivio a su dolor, sus sufrimientos o sus necesidades. Debajo de esta piedra brota un manantial cuyas aguas recogen los que acuden en busca de la misericordia y la salud. El agua es signo del bautismo. No hay otra cosa que mas quiera la Virgen a que vivamos profundamente las gracias de nuestro bautismo.

LA RELIGIÓN EN EL HOMBRE

Contexto general

La palabra religión proviene del latín “religare” y quiere decir “unir” o “atar” al hombre, como criatura creada; con Dios, como ser creador y supremo. En las primeras civilizaciones, culturas y pueblos los elementos de la naturaleza como el sol, la luna, las montañas, lagunas y ciertos animales eran considerados como sagrados. Igualmente, se conservan restos de altares, monumentos y datos sobre honras fúnebres en homenaje a sus muertos.

Religiones monoteístas y politeístas

El primer grupo es la religión revelada que cree en un solo y verdadero Dios representado en el Judaísmo (4,000 años atrás) en Irak; el Cristianismo (siglo primero de nuestra era) en Israel; y el Islam (siglo VI d.C.) en Arabia Saudita. El segundo grupo, son las religiones naturales que creen en varios dioses mitológicos y legendarios corno el Animismo (20,000 años atrás) de los pueblos ancestrales de África, Asia, Oceanía, Australia y las regiones selváticas; el Hinduismo (3,500 años atrás) en la India; el Zoroastrismo (3,000 a.C) de la antigua Persia (hoy Irán); el Budismo (siglo II a.C.) en el Nepal y el Sintoísmo (siglo VI d.C.) del Japón.

Cosas en común:

Para que se cumpla una religión en un plano general, son necesarias tres instancias:

• La existencia de un Dios o dioses a quien adorar;
• La realización de un sacrificio en su honor como lo sangre de animales, frutas, oro e incluso en la antigüedad víctimas humanas como doncellas vírgenes y niños;
• En toda sociedad, grupo, clan o tribu siempre ha habido una persona encargada de realizar oraciones y ofrendas en representación de los creyentes, que bien pueden llamarse: rabino para los judíos, sacerdote para los católicos, pastor o reverendo para los protestantes, imán para los islámicos, brahmán o gurú para los hindúes, bonzo para los budistas, o brujo, hechicero, curandero, chaman o zipa para los animistas.

Cada religión llama a sus deidades con nombres propios como en el caso de lo trinidad hindú que son: Brahma (dios creador), Visnú (dios del amor) y Shiva (diosa de la guerra), o Buda (el iluminado) para el budismo. Ya en cuanto a las monoteístas los judíos en lo antiguo alianza le daban el nombre de Yahvé (El que es) (Éxodo 3, 14), los cristianos en la nueva alianza le decían Abba (Padre Nuestro) (Mateo 6, 9), y los islámicos lo invocan con el nombre de Alá (el Misericordioso). Del mismo modo, todas tienen un fundador, enviado o profeta como Krisna en el hinduismo, el príncipe Shirdarta para budismo, Abraham y Moisés en el judaísmo, Jesucristo para el cristianismo y Mahoma en el Islam. También tienen un libro sagrado como los textos Vedas (conocimiento) en el hinduismo, el Mantra (herramienta para la meditación) en el budismo, la Torá (ley mosaica) y el Talmud (ley escrita) para los judíos, la Biblia (palabra de Dios) para los cristianos y el Corán (versos sagrados) en el Islam. Además de sus propios calendarios, mandamientos, lugares de culto, ritos, normas y fiestas religiosas.

Datos estadísticos:

De los 6,200 millones de habitantes que tiene aproximadamente la Tierra, 1,300 millones se declaran ateos, agnósticos o sin religión, 1,200 millones son islámicos, 1,050 millones son católicos, otros 1,000 millones de diferentes denominaciones cristianas, 750 millones de hinduistas, 300 millones de budistas, 100 millones de animistas, 15 millones de judíos entre otros.

La religión verdadera:

La única religión plenamente aceptado por el Altísimo es el cristianismo que abarca el “nuevo pueblo de Dios” (1Pedro 2, 9-10); por la muerte de Cristo en la cruz (1Corintios 1, 18). Históricamente se inicia veintiún siglos atrás, cuando el Hijo de Dios funda la Iglesia Católico (Universal), en la persona del apóstol Pedro (roca) (Mateo 16, 16-18; Lucas 22, 32; Juan 21, 15-17); tradición que se ha mantenido hasta nuestros días con el Papa Juan Pablo II.

Cisma y divisiones:

Hay que anotar que el cristianismo que tiene a Jesús como cabeza (Colosenses 1,18); su cuerpo conformado por los hombres, ha sido fracturado con el transcurso de los siglos (1Corintios 11, 19). Primero se separó la Iglesia Ortodoxa (considerada como hermana de la Católica), en Constantinopla (Turquía) en el siglo XI. Posteriormente, en el siglo XVI en Europa con la reforma protestante, Martín Lutero en Alemania formó la Iglesia Evangélica, Juan Calvino en Suiza a los calvinistas o presbiterianos, y el rey Enrique VIII la Iglesia Anglicana de Inglaterra y la Episcopal en Estados Unidos. De estas tres iglesias se han multiplicado las diversas congregaciones como los metodistas, bautistas, mormones, adventistas, testigos de Jehová, asamblea de Dios, pentecostales y demás. En total se estima que existen unas treinta mil confesiones cristianas cada una interpretando la Biblia de una manera distinta; cumpliéndose así las palabras de san Agustín: “La división de los cristianos es el triunfo de Satanás”. Mientras que la católica acepta a un solo Señor (Jesucristo), una sola fe (en la oración del Credo), y un solo bautismo (Efesios 4, 5).

La salvación universal:

La Iglesia Católica como madre y maestra enseña que todas las criaturas humanas incluyendo a los no cristianos y ateos de buen corazón, están llamados al plan divino por caminos que el Padre Eterno conoce, pues “Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean perdonados, y no sólo los nuestros, sino los de todo el mundo” (1Juan 2, 2).

LA SEÑAL

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¿Crees que nadie te ve? ¿Piensas que nadie te escucha? Mientras los días se te escapan de las manos, las dudas te acechan de manera implacable. Tu pecho se ahoga en un mar de contradicciones. Hay pasos claves que no te animas a dar. Hablas hacia adentro, como quien esconde un secreto. Tus labios se mueven de manera casi imperceptible. Un llamado de auxilio es lanzado a la existencia a través del brillo de tus ojos. Este mensaje viene a tu encuentro, ¿pediste una señal?
Sin importar la edad, en muchas circunstancias de la vida nos sentimos como niños. Necesitamos que nos digan qué tenemos que hacer. Decidir es como intentar hacer una pirueta en el aire sabiendo que no hay red. Pretendemos que nos garanticen que alcanzaremos, con éxito, el otro extremo de la barra antes de dar el salto. Esos son los instantes críticos en que recordamos que existen fuerzas superiores, que cada uno invoca de la mejor manera que puede.

Nadie puede vivir por nosotros. Eso implica que ningún otro podrá mover nuestros pies. Es tiempo de que tomes tus propias decisiones. Si estás parado en una vereda que sentís ajena, comienza el regreso a tu Hogar. No existen los mapas en las calles de la existencia. Guíate por el corazón, es una brújula maestra. No temas equivocarte es una manera de aprender. Qué importa si te das algunos golpes, vas camino a tu casa.  Recordar… recordar, busca en tu memoria antigua y reviví el calor del Hogar.
No creas que soy ajeno a esta realidad. También me invaden las dudas cuando en el camino se cruzan el dolor, la pena o el sufrimiento. De todos modos, aunque no los vea, sé que estamos asistidos por seres que nos acompañan con su cálida luz cristalina. No están para evitar que recibamos nuestros aprendizajes, son quienes nos ayudan a ponernos de pie, y nos infunden el coraje necesario para intentarlo de nuevo.
Nunca estás solo. Tus palabras son escuchadas. Las respuestas llegan, sólo debemos aprender a descubrirlas. Cada vez que superamos una instancia adversa, la energía del gozo recorre nuestro cuerpo, y un ángel sonríe al besar nuestra alma. ¿Necesitabas alguna prueba que confirme tus ruegos? Camuflado en forma de mensaje, hoy la existencia te acerca estas palabras para que recibas tu señal.

LA OPINIÓN DEL PAPA SOBRE LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA.

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LA OPINIÓN DEL PAPA SOBRE LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA.
(Entrevista en su visita a Brasil)

P.- En Brasil la Iglesia católica está perdiendo fieles. ¿El movimiento Renovación Carismática es una posibilidad de evitar que los fieles se vayan a iglesias pentecostales?
-Es cierto lo que usted dice de la baja de fieles. Es cierto. Hemos hablado con los obispos brasileños del problema en una reunión que hemos tenido ayer. Usted preguntaba sobre el movimiento de la Renovación Carismática. Pero les digo algo, a fines del 70, inicios 80, yo no los podía ver. Una vez, hablando de ellos, había dicho esta frase: «estos confunden una celebración litúrgica con una escola de samba». ¡Eso había dicho! Me arrepentí.

»Después conocí mejor, es verdad que el movimiento tiene buenos asesores y ha ido en un buen camino. Ahora creo que este movimiento hace mucho bien a la Iglesia, vive en la Iglesia. En Buenos Aires me reunía a menudo y una vez por año hacía una misa con todos ellos en la Catedral. Pero los he favorecido, me convertí, he visto el bien que hacían. Porque en este momento de la Iglesia y amplío un poco la respuesta, creo que los movimientos son necesarios.

»Los movimientos son una gracia del Espíritu. ¿Pero como se puede sostener un movimiento que es tan libre? ¡Es que la Iglesia es libre! El Espíritu Santo hace lo que quiere, después él hace el trabajo de la armonía. Pero creo que los movimientos son una gracia, esos movimientos que tienen el Espíritu de la Iglesia. Por eso creo que el movimiento de Renovación Carismática no sólo sirve para evitar que algunos pasen a los pentecostales, sino que sirven a la Iglesia misma, que se renueva. Cada uno busca el movimiento según su carisma, donde lo lleva el Espíritu.

Francisco: «¡Jóvenes, no llevan su cruz solos!»

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El papa presidió la celebración de una ceremonia que se ha convertido ya en un hito de las JMJ, como es el Via Crucis de los jóvenes. Fueron estaciones que hicieron visible los diversos rostros actuales de la juventud mundial.

Francisco abrió su corazón nuevamente y dirigió un emotivo mensaje que reproducimos a continuación.

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Queridísimos jóvenes:

Hemos venido hoy aquí para acompañar a Jesús a lo largo de su camino de dolor y de amor, el camino de la Cruz, que es uno de los momentos fuertes de la Jornada Mundial de la Juventud. Al concluir el Año Santo de la Redención, el beato Juan Pablo II quiso confiarles a ustedes, jóvenes, la Cruz diciéndoles: «Llévenla por el mundo como signo del amor de Jesús a la humanidad, y anuncien a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención» (Palabras al entregar la cruz del Año Santo a los jóvenes, 22 de abril de 1984: Insegnamenti VII,1(1984)1105). Desde entonces, la Cruz ha recorrido todos los continentes y ha atravesado los más variados mundos de la existencia humana, quedando como impregnada de las situaciones vitales de tantos jóvenes que la han visto y la han llevado. Queridos hermanos, nadie puede tocar la Cruz de Jesús sin dejar en ella algo de sí mismo y sin llevar consigo algo de la cruz de Jesús a la propia vida. Esta tarde, acompañando al Señor, me gustaría que resonasen en sus corazones tres preguntas: ¿Qué han dejado ustedes en la Cruz, queridos jóvenes de Brasil, en estos dos años en los que ha recorrido su inmenso país? Y ¿qué ha dejado la Cruz en cada uno de ustedes? Y, finalmente, ¿qué nos enseña para nuestra vida esta Cruz?

1. Una antigua tradición de la Iglesia de Roma cuenta que el apóstol Pedro, saliendo de la ciudad para escapar de la persecución de Nerón, vio que Jesús caminaba en dirección contraria y enseguida le preguntó: «Señor, ¿adónde vas?». La respuesta de Jesús fue: «Voy a Roma para ser crucificado de nuevo». En aquel momento, Pedro comprendió que tenía que seguir al Señor con valentía, hasta el final, pero entendió sobre todo que nunca estaba solo en el camino; con él estaba siempre aquel Jesús que lo había amado hasta morir. Miren, Jesús con su Cruz recorre nuestras calles y carga nuestros miedos, nuestros problemas, nuestros sufrimientos, también los más profundos. Con la Cruz, Jesús se une al silencio de las víctimas de la violencia, que ya no pueden gritar, sobre todo los inocentes y los indefensos; con la Cruz, Jesús se une a las familias que se encuentran en dificultad, y que lloran la trágica pérdida de sus hijos, como en el caso de los doscientos cuarenta y dos jóvenes víctimas en el incendio en la ciudad de Santa María a principios de este año. Rezamos por ellos. Con la Cruz Jesússe une a todas las personas que sufren hambre, en un mundo que, por otro lado, se permite el lujo de tirar cada día toneladas de alimentos. Con la cruz, Jesús está junto a tantas madres y padres que sufren al ver a sus hijos víctimas de paraísos artificiales, como la droga. Con la Cruz,Jesús se une a quien es perseguido por su religión, por sus ideas, o simplemente por el color de su piel; en la Cruz, Jesús está junto a tantos jóvenes que han perdido su confianza en las instituciones políticas porque ven el egoísmo y corrupción, o que han perdido su fe en la Iglesia, e incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio. Cuánto hacen sufrir a Jesús nuestras incoherencia. En la Cruz de Cristo está el sufrimiento, el pecado del hombre, también el nuestro, y Él acoge todo con los brazos abiertos, carga sobre su espalda nuestras cruces y nos dice: ¡Ánimo! No la llevás vos solo. Yo la llevo contigo y yo he vencido a la muerte y he venido a darte esperanza, a darte vida (cf. Jn 3,16).

2. Podemos ahora responder a la segunda pregunta: ¿Qué ha dejado la Cruz en los que la han visto y en los que la han tocado? ¿Qué deja en cada uno de nosotros? Miren, deja un bien que nadie más nos puede dar: la certeza del amor fiel de Dios por nosotros. Un amor tan grande que entra en nuestro pecado y lo perdona, entra en nuestro sufrimiento y nos da fuerza para sobrellevarlo, entra también en la muerte para vencerla y salvarnos. En la Cruz de Cristo está todo el amor de Dios, está su inmensa misericordia. Y es un amor del que podemos fiarnos, en el que podemos creer. Queridos jóvenes, fiémonos de Jesús, confiemos en Él (cf. Lumen fidei16). Porque Él nunca defrauda a nadie. Sólo en Cristo muerto y resucitado encontramos la salvación y redención. Con Él, el mal, el sufrimiento y la muerte no tienen la última palabra, porque Él nos da esperanza y vida: ha transformado la Cruz de ser un instrumento de odio, y de derrota, y de muerte, en un signo de amor, de victoria, de triunfo y de vida.

El primer nombre de Brasil fue precisamente «Terra de Santa Cruz». La Cruz de Cristo fue plantada no sólo en la playa hace más de cinco siglos, sino también en la historia, en el corazón y en la vida del pueblo brasileño, y en muchos otros pueblos. A Cristo que sufre lo sentimos cercano, uno de nosotros que comparte nuestro camino hasta el final. No hay en nuestra vida cruz, pequeña o grande quesea, que el Señor no comparta con nosotros.

3. Pero la Cruz invita también a dejarnos contagiar por este amor, nos enseña así a mirar siempre al otro con misericordia y amor, sobre todo a quien sufre, a quien tiene necesidad de ayuda, a quien espera una palabra, un gesto. La Cruz nos invita a salir de nosotros mismos para ir al encuentro de ellos y tenderles la mano. Muchos rostros, lo hemos visto en el Viacrucis, muchos rostros acompañaron a Jesús en el camino al Calvario: Pilato, el Cireneo, María, las mujeres… Yo te pregunto hoy a vos: Vos, ¿como quien querés ser. Querés ser como Pilato, que no tiene la valentía de ir a contracorriente, para salvar la vida de Jesús, y se lava las manos? Decidme: Vos, sos de los que se lavan las manos, se hacen los distraídos y miran para otro lado, o sos como el Cireneo, que ayuda a Jesús a llevar aquel madero pesado, como María y las otras mujeres, que no tienen miedo de acompañar a Jesús hasta el final, con amor, con ternura. Y vos ¿como cuál de ellos querés ser? ¿Como Pilato, como el Cireneo, como María? Jesús te está mirando ahora y te dice: ¿me querés ayudar a llevar la Cruz?Hermano y hermana, con toda tu fuerza de joven ¿qué le contestás?

Queridos jóvenes, llevemos nuestras alegrías, nuestros sufrimientos, nuestros fracasos a la Cruz de Cristo; encontraremos un Corazón abierto que nos comprende, nos perdona, nos ama y nos pide llevar este mismo amor a nuestra vida, amar a cada hermano o hermana nuestra con ese mismo amor.

TU MIRADA PUEDE SER UN MILAGRO!

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Miramos, admiramos, observamos, pero “no sabemos ver”. Es un requisito imprescindible,  estar dotados de sensibilidad para ser capaces de conmovernos con tantos “milagros” que a diario nos rodean.

Nuestra visión no debiera depender exclusivamente de los ojos. Debiéramos de trabajar y cultivar la manera de  apreciar cada momento que respiramos y  que pudiendo percibirlo como algo  maravilloso, sin  embargo pasa  desapercibido en multitud de ocasiones.

Nuestra mirada debería de ser estética, siendo capaces de profundizar en la fortuna que tenemos de formar parte de una imagen cercana (un abuelo al sol en su banco, una sonrisa de niño, las hojas en movimiento de los arboles, el azul del cielo, un verde mar, la lluvia que moja, el sol que brilla) admirar en fin,  un mundo que no reduzca nuestra óptica de belleza a algo “estático y vulnerable”.

Cada respiración, cada paso que damos, está rodeado de grandeza. La magnitud de su belleza nos invade, pero tenemos la obligación de valorar con el corazón nuestro mundo más cercano y domesticar nuestras pupilas. Disponer de un tiempo para encontrarnos con cualquier ser que nos conmueva con su sensibilidad también es otro tipo de milagro.

En definitiva: los milagros se descubren a diario si podemos ver todos los matices de la luz. Nuestra  realidad está llena de prodigios, pero sólo aquellos que tienen una percepción  agudizada y sensible, serán  capaces de  distinguir y disfrutar de la diferencia  entro lo natural y lo extraordinario.

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TU FELICIDAD, TU VIDA, TUS DECISIONES.

¿Cuándo sabes que es mejor cerrar el cajón, tirar la llave lejos, donde nunca la puedas volver a coger, esconderlo y no volverlo a abrir? ¿Y si realmente lo que pasa es que, por mucho que tires la llave, por mucho que escondas el cajón, siempre acabas por volver a coger la llave y abrir el cajón?

¿Y si un día decides abrirlo y no volverlo a cerrar? Todo vuelve a salir, como una explosión, pero mucho más fuerte que antes, sin control, sin medir las fuerzas que te quedan para mantenerlo abierto.
Quizá lo único por lo que deberías preocuparte sería tu felicidad. Si vuelves a abrir el cajón, ¿te sentirás más feliz de lo que te sentías antes? ¿O, por el contrario, solo será una fuente más de sufrimiento?
Recordar todo lo que pasó, ese pequeño momento, esa pequeña decisión que cambió todo. La decisión de cerrar el cajón y de que nunca más volviera a afectarte lo que guardaste dentro.
No podemos controlar nuestras emociones, por eso el cajón se vuelve a abrir sin que nos demos cuenta. Lo único que de verdad podemos mantener a raya es nuestra fuerza para cerrarlo o para mantenerlo abierto y luchar contra viento y marea para que no se vuelva a cerrar. Pero, o lo vuelves a cerrar de inmediato o lo abres y peleas. Dos opciones, dos maneras de seguir.
La única respuesta a todas las preguntas es que, por mucho que nos cueste, por mucho que tengamos que sufrir, por mucho que nos enfrentemos a quien quiera ponerse en nuestro camino, en nuestra vida, tenemos que pensar en nosotros mismos, en nuestra felicidad por encima de todo. Por encima de lo que piensen los demás, por encima de todas las reprimendas que podamos sufrir, porque la felicidad de cada uno reside en uno mismo, no en la opinión que puedan tener de nosotros.
Por supuesto que es importante que nos consideren buenas personas y todo eso, pero lo único que de verdad importa es saber que, a pesar de todo lo que hagamos, hemos hecho lo mejor para nosotros mismos, por muy egoísta que parezca.
Sé tú mismo, sin importar lo que digan los demás. Porque es tu felicidad, tu vida, tus decisiones.