viernes, marzo 28, 2025
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Enseñanza de la iglesia católica y la homosexualidad

La Iglesia Católica, reflexionando a la luz de la Palabra de Dios y de la recta razón bajo la guía del Espíritu Santo, siempre ha enseñado que el acto homosexual es un pecado objetivamente grave. La Congregación para la Doctrina de la Fe declaró en 1975: «Según el orden moral objetivo, las relaciones homosexuales son actos privados de su regla esencial e indispensable. En las Sagradas Escrituras están condenados como graves depravaciones e incluso presentados como la triste consecuencia de una repulsa de Dios» 1.

La Iglesia, sin embargo, distingue entre la maldad objetiva de la actividad homosexual y la responsabilidad subjetiva de quien la realiza. En esa misma declaración del 75 se nos enseña que: «Este juicio de la Escritura no permite concluir que todos los que padecen de esta anomalía son del todo responsables, personalmente, de sus manifestaciones; pero atestigua que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados y que no pueden recibir aprobación en ningún caso» 2. Esto no quiere decir que las personas que practican estos actos siempre sean subjetivamente excusables, sino que a veces la ignorancia, el abuso de otras personas, las influencias ambientales muy fuertes, etc., pueden conducirlas a realizar actos no totalmente libres. Sin embargo, tales actos son gravemente malos en sí mismos, pues ofenden a Dios y van en contra del bien auténtico de la persona humana.

La Iglesia también distingue entre la inclinación homosexual (u homosexualidad) y la actividad homosexual (u homosexualismo), enseñando que la primera no es pecado en sí misma, aunque inclina a actos que sí lo son. Comentando sobre su declaración del 75, la Congregación, en 1986, en una carta a los obispos sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, expresó lo siguiente: «…la Congregación tenía en cuenta la distinción comúnmente hecha entre condición o tendencia homosexual y actos homosexuales…Sin embargo, en la discusión que siguió a la publicación de la Declaración, se propusieron unas interpretaciones excesivamente benévolas de la condición homosexual misma, hasta el punto de que alguno se atrevió incluso a definirla indiferente o, sin más, buena. Es necesario precisar, por el contrario, que la particular inclinación de la persona homosexual, aunque en sí no sea pecado, constituye sin embargo una tendencia, más o menos fuerte, hacia un comportamiento intrínsecamente malo desde el punto de vista moral. Por este motivo la inclinación misma debe ser considerada como objetivamente desordenada» 3.

La Iglesia, siguiendo el ejemplo y la enseñanza del mismo Cristo, hace una tercera distinción: la de condenar al pecado, pero tratar con misericordia al pecador. Por eso la Declaración del 75 expresó: «Indudablemente, estas personas homosexuales, deben ser acogidas, en la acción pastoral, con comprensión y deben ser sostenidas en la esperanza de superar sus dificultades personales y su inadaptación social. También su culpabilidad debe ser juzgada con prudencia» 4. Sin embargo, dicha atención pastoral no debe degenerar en una aceptación de la actividad homosexual como algo no reprobable. Por eso la carta del 86 puntualizó: «Quienes se encuentran en esta condición deben, por tanto, ser objeto de una particular atención pastoral, para que no lleguen a creer que la realización concreta de tal tendencia en las relaciones homosexuales es una opción moralmente aceptable» 5.

En su atención pastoral a las personas homosexuales, la Iglesia les ofrece ayuda y esperanza de curación. El Padre John Harvey, con más de 30 años de ministerio pastoral hacia estas personas, señala que la conversión heterosexual o al menos una vida feliz en castidad es posible para los homosexuales y las lesbianas. Inclusive las Paulinas de EE.UU. publicaron su folleto titulado Un plan espiritual para reorientar la vida de un homosexual. El Padre Harvey dirige una organización llamada Courage («Coraje»), precisamente para ayudar a estas personas a vivir con alegría la enseñanza de Dios y de la Iglesia 6. El Dr. Joseph Nicolosi, quién es sicólogo, también ofrece asistencia terapéutica para estas personas. El le llama a su programa «terapia reparativa» y ha escrito un libro sobre la materia 7. [Enlace a Ayuda para las personas homosexuales]

Coherente con esta actitud de condenación de la actividad homosexual, pero de amor y comprensión hacia las personas homosexuales, la enseñanza de la Iglesia también condena todo tipo de violencia o agresión hacia estas personas: «Es de deplorar con firmeza que las personas homosexuales hayan sido y sean todavía objeto de expresiones malévolas y de acciones violentas. Tales comportamientos merecen la condena de los Pastores de la Iglesia, dondequiera que se verifiquen» 8.

El 23 de julio de 1992, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó una serie de consideraciones sobre proposiciones de ley en algunos estados de los EE.UU. y en otros países, que harían ilegal la discriminación en base a la «orientación sexual». Es decir, que les concederían a los homosexuales ciertos «derechos», como el de contratos de alquiler de viviendas a parejas homosexuales, el adoptar niños, el ser contratados como maestros en escuelas para cualquier edad, etc. Sobre este punto la Iglesia enseña que: «Las personas homosexuales, como seres humanos, tienen los mismos derechos de toda persona, incluyendo el no ser tratados de una manera que ofenda su dignidad personal. Entre otros derechos, toda persona tiene el derecho al trabajo, a la vivienda, etc. Pero estos derechos no son absolutos; pueden ser limitados legítimamente ante desórdenes externos de conducta…Existen áreas en las que no es una discriminación injusta tener en cuenta la inclinación sexual, por ejemplo en la adopción o el cuidado de niños, en empleos como el de maestros o entrenadores de deportes y en el reclutamiento militar…`La orientación sexual’ no constituye una cualidad comparable a la raza, el grupo étnico, etc., con respecto a la no discriminación. A diferencia de éstas, la orientación homosexual es un desorden objetivo» 9.

Estas consideraciones son muy importantes, pues como señala el mismo documento de la Congregación: «El incluir ‘la orientación homosexual’ entre las consideraciones sobre cuya base está el que es ilegal discriminar, puede fácilmente llevar a considerar la homosexualidad como una fuente positiva de derechos humanos…Esto agrava el error ya que no existe el derecho a la homosexualidad… Incluso existe el peligro de que una ley que haga de la homosexualidad un fundamento de ciertos derechos, incline a una persona con orientación homosexual a declarar su homosexualidad o aún a buscar un compañero para aprovecharse de lo permitido por la ley» 10.

En conclusión, el mismo documento de la Congregación también enseña que ante proyectos de leyes que, sutil o no tan sutilmente, intentan legalizar el homosexualismo, la Iglesia Católica no debe permanecer neutral, aún cuando dichos proyectos no le afectan directamente. «Finalmente, y porque está implicado en esto el bien común, no es apropiado para las autoridades eclesiásticas apoyar o permanecer neutral ante legislaciones adversas, incluso si éstas conceden excepciones a las organizaciones o instituciones de la Iglesia. La Iglesia tiene la responsabilidad de promover la moralidad pública de toda sociedad civil sobre la base de los valores morales fundamentales, y no simplemente de protegerse a sí misma de la aplicación de leyes perjudiciales»11

Parte primordial de nuestra responsabilidad en esta batalla es orar por las personas homosexuales. En realidad nuestra batalla no es contra ellas, sino contra las fuerzas del mal del «Príncipe de las Tinieblas», quien busca destruirnos (Efesios 6:10-13). La batalla es contra el pecado y la ideología que estos grupos promueven. Se trata de una lucha espiritual que requiere mucha oración y sacrificio, sobre todo la Eucaristía, la adoración al Santísimo y el rezo del Santo Rosario para los católicos. Todos los cristianos debemos unirnos en oración por la conversión y salvación de los homosexuales y de nuestra nación y actuar para impedir que este mal continúe extendiéndose. «Si mi pueblo, sobre el cual es invocado mi Nombre, se humilla, orando y buscando mi rostro, y se vuelve de sus malos caminos, yo le oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra» (2 Crónicas 7:14).

UN ADEREZO PARA LAS VACACIONES

¿En qué piensas cuando escuchas la palabra “vacaciones”? ¿Caminar en la playa, con el mar mojándote los pies y tomando la mano de un ser querido? ¿O una expedición a una montaña, en bicicleta y observando el paisaje? ¿Tal vez eres más pacífico, y sólo piensas en visitas a museos, un buen libro y una taza de café? O, ¿como buen joven, significa discotecas, pasarla con los amigos “a tope”?

Para María Guadalupe Represas, según aparece en un artículo publicado en la página web del Regnum Christi, las vacaciones son sinónimo de apostolado. Así lo explica ella: «Nuestra experiencia en vacaciones ha sido llevar imágenes de la santísima Virgen de Guadalupe con nosotros y repartirlas por donde andamos: hoteles, restaurantes, gasolineras, centros comerciales, etc. Por todos lados».

Sin ningún tipo de barreras o de respetos humanos, han ido dejando sus boletines y postales en todos los países en donde han estado: en México, en Estados Unidos, en Francia, en Rusia…

«Una amiga se fue a Sudáfrica – nos sigue contando María Guadalupe – y el último día le preguntó a la guía si era católica, a lo que le respondió que sí. Le obsequió la imagen y se emocionó. Le dijo que estaba a punto de divorciarse y que esa misma mañana ella le había pedido a la Virgen una señal para que no se divorciara, porque ya estaba decidida, y entonces le llegó la imagen».

Esto no significa que no se lo pasen bien: ¡todo lo contrario! Pero este “plus”, este pequeño gesto dice mucho de estas almas. Dan otro toque a las vacaciones que, nos sigue diciendo nuestra apóstol, «con la Virgen tienen otro sabor. Se ha vuelto costumbre poco a poco, entre varias familias salir de viaje llevando imágenes. Los testimonios son muchos y muy variados, podría contarles más…».

Algo parecido han hecho mis grandes amigos Ignacio de Alva y Ana de Unamuno, que quisieron pasar su viaje de novios en Roma, para poner en manos de Dios y del Papa su matrimonio. Vacaciones… con el aderezo divino, que le da mucho más sabor.

He leído hace poco una frase de François Mauriat que me ha dado mucho qué pensar en estos días: «Si vosotros no ardéis de amor, habrá mucha gente que morirá de frío». Y ¡qué fácil es dar calor, si de verdad nos lo proponemos! Basta un poco de iniciativa, de fe y de amor.

En un mundo en el que el cristianismo parece enfriarse, hechos tan simples, pero tan grandes, como el de María Guadalupe y su familia, nos lanzan un desafío: ¿valoras tu fe? ¿Hasta el punto de transmitirla espontáneamente? La respuesta auténtica está ahí latente: basta llevar a Dios y a María con nosotros a todas partes, incluso a las vacaciones.

Y ahora, ¿en qué piensas cuando escuchas la palabra “vacaciones”?

La decisión está en tus manos

Hace casi dos mil años, había en una ciudad dos escuelas de enseñanza, dirigidas por dos sabios de renombre: Hilel y Shamai. Ambas eran exigentes y prestigiosas, y sus alumnos eran considerados por todos como una elite muy distinguida.

El problema es que había entre ambas escuelas un notable antagonismo, y sus alumnos, a cada oportunidad que se presentaba, hacían todo lo posible por desprestigiar a los otros.

Un día los alumnos de Shamal pensaron en un nuevo modo de desacreditar a los de la otra escuela. El objetivo era humillar al sabio Hilel, e idearon para ello una sencilla estratagema. Pensaron cazar una mariposa y que uno de ellos la llevara viva en la mano a la casa de Hilel, para preguntarle si la mariposa oculta dentro de las manos estaba viva o muerta. Si el sabio respondía que estaba viva, entonces el chico apretaría levemente el puño y demostraría que estaba muerta. Si la respuesta era que la mariposa estaba muerta, abriría las manos y la dejarían volar, demostrando así que estaba viva.

El plan parecía perfecto, así que se decidieron a llevarlo a cabo. Cazaron la mariposa y uno de los alumnos de Shamal la tomó en sus manos, se acercaron a la casa de Hilel, golpearon a su puerta y el sabio les preguntó: “¿Que os trae por aquí?”. Los alumnos respondieron: “Queremos saber cuán sabio es usted”. Hilel les dijo: “¿Y cómo lo comprobaréis?”. “Le haremos una pregunta”. “Adelante”, contestó el sabio. “Esta mariposa que tengo en mis manos, ¿está viva o muerta?”. Hilel les miró despacio, adivinó el truco, y respondió: “La decisión está en tus manos”.

Esta pequeña anécdota puede servirnos para reflexionar sobre el riesgo que todos tenemos de querer transformar la realidad según el propio interés de cada momento. Porque, si somos sinceros, debemos reconocer que, de una manera o de otra, nos pasa un poco a todos.

Por ejemplo, cuando alguien nos cae mal, parece que estamos esperando a que diga o haga cualquier cosa para apresurarnos a señalar que eso es un completo error. Cuando nos predisponemos contra alguien, parece que estamos esperando a conocer sus deseos para oponernos a ellos, o a escuchar sus ideas sólo para criticarlas, o tener noticia de sus actuaciones para rasgarnos las vestiduras y decir lo mal que nos parece. Quizá para otras cosas somos más concienzudos, pero en esto somos más impetuosos y no solemos necesitar muchas averiguaciones para interpretar enseguida cualquiera de sus pasos como parte de una estrategia absurda o malintencionada.

El problema no está tanto en el propio defecto, sino sobre todo en la dificultad que solemos tener para advertirlo y reconocerlo. Si somos honrados, tenemos que admitir que con frecuencia la evidencia posterior desmiente nuestras antiguas suposiciones, y se demuestra una vez y otra que la mala intención estaba sobre todo en nuestras equivocadas intuiciones, que han resultado de nuevo ser juicios temerarios infundados. Si esto nos sucede con demasiada frecuencia, tendríamos que recordar, como hizo el sabio Hilel, que la decisión de superarlo es nuestra y que no podemos seguir manipulando nuestro entorno al servicio de nuestros prejuicios.

Todos hemos de esforzarnos para no hacer una lectura de la realidad acomodada a nuestra conveniencia o a nuestras terquedades. No debemos dejarnos llevar por la suficiencia de considerarnos jueces clarividentes e inapelables de todo, sino humildes buscadores de la verdad, tanto cuando nos conviene o nos gusta, como cuando sucede lo contrario.

SANTA REINA ESTER

Reina de Persia

Etimológicamente significa “estrella”. Viene de la lengua persa.

El libro de Ester contiene una de las más emocionantes escenas de la Historia Sagrada. Habiendo el rey Asuero (Jerjes) repudiado a la reina Vasti, la judía Ester vino a ser su esposa y reina de Persia. Ella, confiada en Dios y sobreponiéndose a su debilidad, intercedió por su pueblo cuando el primer ministro Amán concibió el proyecto de exterminar a todos los judíos, comenzando por Mardoqueo, padre adoptivo de Ester. En un banquete, Ester descubrió al rey su nacionalidad hebrea y pidió protección para sí y para los suyos contra su perseguidor Amán. El rey concedió lo pedido: Amán fue colgado en el mismo patíbulo que había preparado para Mardoqueo, y el pueblo judío fue autorizado a vengarse de sus enemigos el mismo día en que según el edicto de Amán, debía ser aniquilado en el reino de los persas. En memoria de este feliz acontecimiento los judíos instituyeron la fiesta de Purim (Fiesta de las Suertes).

El texto masorético que hoy tenemos en la Biblia hebrea, sólo contiene 10 capítulos, y es más corto que el originario, debido a que la Sinagoga omitió ciertos pasajes religiosos, cuando la fiesta de Purim, en que se leía este libro al pueblo, tomó carácter mundano. San Jerónimo añadió los últimos capítulos (10, 4-16, 24), que contienen los trozos que se encuentran en la versión griega de Teodoción, pero faltan en la forma actual del texto hebreo.

El carácter histórico del libro siempre ha sido reconocido, tanto por la tradición judaica, como por la cristiana. Un hecho manifiesto nos muestra la historicidad del libro, y es la existencia de la mencionada fiesta de Purim, que los judíos celebran aún en nuestros días. Sin embargo, han surgido no pocos exégetas, sobre todo acatólicos, que relegan el libro de Ester a la categoría de los libros didácticos o le atribuyen solamente un carácter histórico en sentido lato. Es éste un punto que debe estudiarse a la luz de las normas trazadas en la Encíclica «Divino Afflante Spiritu». Hasta aclararse la cuestión damos preferencia a la opinión tradicional.

En cuanto al tiempo de la composición se deciden algunos por la época de Jerjes I (485-465 a. C.), otros por el tiempo de los Macabeos.

La canonicidad del libro de Ester está bien asegurada. El Concilio de Trento ha definido también la canonicidad de la segunda parte del libro de Ester (cap. 10, vers. 4 al cap. 16, vers. 24), mientras los judíos y protestantes conservan solamente la primera parte en su canon de libros sagrados.

Los santos Padres ven en Ester, que intercedió por su pueblo, una figura de la Santísima Virgen María, auxilium christianorum. Lo que Ester fue para su pueblo por disposición de Dios, lo es María para el pueblo cristiano.

Lo que no sabias sobre los anticonceptivos!

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Algunas cosas sobre las cuales reflexionar:

• Los anticonceptivos orales causan abortos antes de que las mujeres sepan que están embarazadas. ¿Cuántos abortos de este tipo suceden durante un año en Estados Unidos? Un estimado conservador sugiere que alrededor de 8.1 a 12.75 millones.

• La organización abortiva “Planned Parenthood” estima que la mayoría de las mujeres que han tenido abortos estaban usando anticonceptivos durante el embarazo.

• Apenas cuatro años antes de que los anticonceptivos fueran aprobados, las investigaciones encontraron que los matrimonios que los usaban tenían el doble de probabilidades de terminar en divorcio que aquellos que no los utilizaban.

• Los mismos abortistas aseguran que un aumento en el uso de anticonceptivos significa un aumento en la tasa de abortos.

• En octubre de 2006 la Clínica Mayo, publico un estudio que sugiere que las mujeres que usan anticonceptivos orales tienen un incremento de riesgo de 44% de sufrir cáncer de mama pre-menopáusico en comparación con el resto.

• El resultado de dos grandes estudios mostró, que las mujeres que tomaron Depo-Provera por dos años o más antes de los 25, tenían al menos 190% más de riesgo de desarrollar cáncer de mama. Adicionalmente, Depo-Provera reduce la densidad de los huesos de las mujeres, y empeora su nivel de colesterol. Las mujeres que han recibido inyecciones de progesterona por al menos cinco años, aumentan 430% su riesgo de desarrollar cáncer cervical. Diferentes estudios afirman que las mujeres que recibieron inyecciones de progesterona, tienen un incremento de 240% de riesgo de contraer SIDA si su pareja está infectada.

En Francia y Rusia se está introduciendo una nueva legislación para prohibir los anticonceptivos debido a los efectos adversos que producen en las mujeres, y algunos países se están dando cuenta de los efectos económicos que el uso generalizado de estas píldoras está teniendo, y por ello ahora están ofreciendo incentivos a las familias con más hijos.

La mentira de que el control de embarazos es importante para la salud de las mujeres continúa repitiéndose, a pesar la creciente evidencia en su contra. La Iglesia Católica ha sido la única que se ha revelado durante años en contra del uso de métodos artificiales en la planificación familiar. Pero cuando incluso publicaciones como Businees Insider lanzan artículos como “Tiempo de admitirlo: La Iglesia siempre ha tenido la razón sobre el control de la natalidad” (“Time to Admit It: the Church Has Always Been Right on Birth Control”, 02/08/2012), quizá es tiempo de que revisemos la encíclica profética de Pablo VI, Humanae Vitae. Hay un nuevo libro llamado Adán y Eva después de la píldora: Paradojas de la Revolución Sexual por Mary Eberstandt (Adam and Eve After the Pill: Paradoxes of the Sexual Revolution). Si tienes dificultades para entender la enseñanza de la Iglesia acerca de la planificación familiar natural, te invito a que te tomes un tiempo de mirar más allá de la propaganda sin sentido que te muestran quienes solo tienen interés económico en que uses anticonceptivos y medios artificiales de control de natalidad y que busques y conozcas la verdad. Quizá pueda salvar, no solo a tu alma, sino también tu vida.

15 formas sencillas de expresar amor al prójimo

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Hemos querido hacer una recopilación de actos sencillos de amor que muchas veces pasamos por alto pero que, en su sencillez son manifestaciones concretas del amor de Dios. Un corazón que se ha encontrado con Él no puede permanecer indiferente a los demás. ¡No privemos a los demás de nuestra sonrisa, de nuestra alegría, de la esperanza que nos da Cristo! El mundo lo necesita.

1) Sonreír ¡Un cristiano siempre es alegre!

No nos damos cuenta pero cuando sonreímos aligeramos la carga a quienes nos rodean. Cuando vamos por la calle, en el trabajo, en la casa, en la universidad. La felicidad del cristiano es una bendición para los demás y para uno mismo. ¡Quién tiene a Cristo en su vida no puede estar triste!

2) Dar las gracias siempre (aunque no «debas» hacerlo).

Nunca te acostumbres a recibir porque lo necesitas o porque tienes «derecho a». Todo lo recibes como un regalo, nada te «lo deben» aunque hayas pagado por ello. Da siempre las gracias. Es más feliz quien es agradecido.

3) Saludar con alegría a esas personas que ves a diario.

Seguro es quien abre la puerta, quien limpia, quien contesta las llamadas. Lo ves a diario y al saludarlo le recuerdas que es importantísimo lo que hace. Tanto tu trabajo como el de él/ella se hace más a gusto si le haces ver que es valioso para otros, que su presencia cambia las cosas.

4) Recordarle a los demás cuánto los amas.

Tú sabes que los amas … ¿y ellos? Las caricias, los abrazos y las palabras nunca sobran. Si Jesús no se hubiera hecho carne, nosotros jamás habríamos entendido que Dios es Amor.

5) Escuchar la historia del otro, sin prejuicios, con amor.

¿Qué puede hacernos más humanos que saber escuchar? Cada historia que te cuentan te une más con el otro: sus hijos, su pareja, la jefa, el profesor, sus preocupaciones y alegrías … tú sabes que no sólo son palabras, son partes de su vida que necesitan ser compartidas.

6) Detenerte para ayudar. Estar atento a quien te necesita.

¿Qué más podemos decir? No importa si es un problema de matemáticas, una simple pregunta o alguien que tiene hambre ¡jamás sobra la ayuda! Todos necesitamos de los demás. Aunque suelas ayudar, recuerda que tu también eres necesitado.

7) Levantarle los ánimos a alguien.

Sabes que no anda bien o nada bien y no sabes qué hacer. Decides sacarle una sonrisa para hacerle saber que no todo es malo. Siempre es bueno saber que hay alguien que te ama y que estará siempre a pesar de las dificultades.

8) Celebrar las cualidades o éxitos de otro.

Solemos callarnos lo que nos gusta y nos alegra de los demás: sus éxitos, sus cualidades, sus buenas actitudes. Simples frases como «¡Felicidades!», «Me alegro mucho por ti» o «Ese color te queda muy bien» le han hecho el día a tu compañero y nos ayudan a vernos entre nosotros como Dios nos ve.

9) Seleccionar lo que no usas y regalarlo a quien lo necesita.

¿Te has imaginado alguna vez que tu playera favorita de cuando tenías 17 años, ahora es la playera favorita de una adolescente que no tiene mucho que ponerse? Si eres hermano mayor, lo sabes. Por eso es bueno acostumbrarnos a valorar lo que tenemos y si tenemos más de lo que necesitamos, regalarlo nos ensancha el corazón y protege del frío a otro.

10) Ayudar cuando se necesite para que otro descanse.

Esto se vive en las familias: cuando uno descansa otro trabaja. Nada más hermoso que saber que alguien más ya comenzó a hacer algo que necesitabas por ti o que siempre puedes pedir ayuda. Cuando nos ayudamos mutuamente a llevar las responsabilides diarias la vida es más llevadera.

11) Corregir con amor, no callar por miedo.

Corregir es un arte. Muchas veces nos encontramos en situaciones que no sabemos manejar. El mejor método es el amor. El amor no sólo sabe corregir, sino que sabe perdonar, aceptar y seguir adelante. No tengas miedo de corregir y ser corregido, eso es una muestra que los demás apuestan por ti y quieren que seas mejor.

12) Tener buenos detalles con los que están cerca de ti.

Sabes lo que le gusta mejor que nadie, ¿por qué no aprovechar eso? Nada se disfruta más que aquello que es dado con amor, él se gana unos minutos de descanso y tú una sonrisa auténtica. Salir de uno mismo y pensar en los demás siempre es mejor y alegra el corazón.

13) Limpiar lo que uso en casa.

Si vives con tu familia o ya vives fuera de casa, sabes lo importante que es recoger y limpiar lo que usas. Hay una voz dentro de ti que te dice que deberías ayudar un poco más de lo que quisieras… Y sorprendentemente te sientes muy bien de hacerlo.

14) Llamar por teléfono a tus padres.

Ahora tú vives solo, te mueves solo y quizá hasta tienes tu propia familia. Sin embargo, tus padres aún se conmueven cuando les haces saber que piensas en ellos. Estar atentos a lo que necesitan o simplemente saber cómo están es algo que no te cuesta mucho y es un gesto enorme de gratitud.

15) Ayudar a los demás a superar obstáculos.

De chiquitos lo hacíamos, ¿porqué no hacerlo ahora? Ayudarle a alcanzar el transporte, a cargar sus maletas, a cruzar la calle o regalarle unas monedas para que pueda pagar. Esos detalles nunca se olvidan. Eres el extraño que aún cree en la humanidad.

¿Buscando un empleo digno? Reza a San José

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Una de las oraciones más bellas (y también más eficaces) para pedir la Gracia de encontrar un trabajo es la Novena a San José Obrero. A menudo se recita del 22 al 30 de abril para prepararse a su fiesta, que se celebra el 1 de mayo, pero se puede hacer siempre, especialmente en los momentos de necesidad.

¿Quién se puede confiar a ella?

Obviamente todos, pero se aconseja para quienes viven el drama del desempleo o para quienes sufren o han sufrido injusticias en el puesto de trabajo. Se puede rezar por uno mismo o por los amigos o parientes.

¿Por qué a San José?

San José es patrono de los padres de familia, de los carpinteros, de los moribundos, además de todos los trabajadores. En la figura silenciosa y fiel de san José “se reconoce la dignidad del trabajo humano, como deber y perfeccionamiento del hombre, ejercicio benéfico de su dominio sobre la creación, servicio de la comunidad, prolongación de la obra del Creador, contribución al plan de la salvación” (cfr. Conc. Vat. II, Gaudium et spes, 34).

Pío XII (1955) instituyó esta memoria litúrgica en el contexto de la fiesta de los trabajadores, universalmente celebrada el 1 de mayo. (Misal Romano)

Dignidad del trabajo

El 1 de mayo de 2013, durante la homilía matutina en Santa Marta, el Papa Francisco reafirmó con fuerza el papel fundamental del trabajo en la vida de todo ser humano: «Quien trabaja es digno, tiene una dignidad especial, una dignidad de persona: el hombre y la mujer que trabajan son dignos”. Hay personas “que quieren trabajar y no pueden”.

Y esto “es un peso para nuestra conciencia, porque cuando la sociedad se organiza de tal forma que no todos tienen la posibilidad de trabajar, de ser ungidos por la dignidad del trabajo, esa sociedad no va bien: ¡no es justa! Va contra el mismo Dios, que quiso que nuestra dignidad empezara aquí”.

A continuación, el texto de la Novena a san José.

Oh San José, mi protector y abogado, recurro a ti, para que me implores la gracia, por la que me ves gemir y suplicar ante ti. Es verdad que los sufrimientos presentes y las amarguras son quizás el justo castigo de mis pecados. Reconociéndome culpable, ¿deberé por esto perder la esperanza de ser ayudado por el Señor?

«¡Ah! ¡No!» – me responde tu gran devota Santa Teresa – «Ciertamente no, oh pobres pecadores. Dirigíos en cualquier necesidad, por grave que sea, a la eficaz intercesión del Patriarca S. José; id con verdadera fe a Él y seréis ciertamente escuchados en vuestras peticiones».

Con tanta confianza, me presento, por tanto, ante Ti e imploro misericordia y piedad. Tu, en lo que puedas, oh san José, préstame socorro en mis tribulaciones. Suple mi falta y, poderoso como eres, haz que, obtenida por tu intercesión la gracia que imploro, pueda volver a tu altar para honrarte con mi reconocimiento.

Padre Nuestro – Ave María – Gloria.

No olvido, oh misericordioso S. José, que ninguna persona en el mundo, por gran pecadora que sea, haya recurrido a ti, quedando defraudada en la fe y en la esperanza puestas en ti.

¡Cuántas gracias y favores has obtenido a los afligidos! Enfermos, oprimidos, calumniados, traicionados, abandonados, recurriendo a tu protección han sido escuchados. No permitas, oh gran Santo, que yo sea el único, entre tantos, que quede privado de tu consuelo. Muéstrate bueno y generoso también hacia mi, y yo, dándote las gracias, exaltaré en ti la bondad y la misericordia del Señor.

Padre Nuestro – Ave María – Gloria.

Oh excelsa Cabeza de la Sagrada Familia, yo te venero profundamente y de corazón te invoco. A los afligidos, que te han rezado antes que yo, les concediste consuelo y paz, gracias y favores.

Dígnate por tanto consolar también mi alma dolorida, que no encuentra descanso en medio de las injusticias de las que está oprimida. Tu, oh sapientísimo Santo, ves en Dios todas mis necesidades antes de que yo te las exponga con mi oración. Tu por tanto sabes muy bien cuán necesaria me es la gracia que te pido.

Ningún corazón humano me puede consolar; de ti espero ser consolado, oh glorioso Santo. Si me concedes la gracia que con tanta insistencia yo pido, prometo difundir la devoción hacia ti, ayudar y apoyar las obras que, en tu Nombre, surgen para alivio de tantos infelices y de los pobres moribundos. ¡Oh S. José, consolador de los afligidos, ten piedad de mi dolor!

Padre Nuestro – Ave María – Gloria.
(Repetir la novena los restantes días)

5 etapas por las que atraviesan el Matrimonio

La relación matrimonial, a lo largo de su existencia, pasa por unas etapas las cuales están determinadas por las circunstancias que viven en su momento y también por el desarrollo personal de cada uno de los cónyuges. Cada etapa tiene sus bondades como también sus retos. Lo interesante es que este proceso es de alguna forma previsible y por lo tanto puede ayudar a que las parejas se preparen para afrontar cada una de ellas.

Aunque no hay reglas generales, sí es cierto que algunos factores tanto externos como internos, determinan unas condiciones especiales; por ejemplo, no es lo mismo estar recién casados y sin hijos, que llevar veinte años de unión y con hijos jóvenes. Por eso, es de gran provecho para las parejas identificar la etapa que viven y las que están por llegar, para así convertir los desafíos en oportunidades de mejora. Las cinco etapas por las que pasa el matrimonio son las siguientes.

1.- Primera etapa: Transición y adaptación

Comprende aproximadamente los tres primeros años de casados. Es una etapa fundamental puesto que en ésta se establecen los fundamentos o bases de la relación. Durante este tiempo la pareja se adapta a un nuevo sistema de vida, por eso las claves de esta fase son la comunicación y la negociación. Es importante que los cónyuges realicen un proyecto familiar, en el cual se visualicen a futuro y establezcan las metas que quieran lograr.

Los aspectos más importantes para resolver en este período de ajuste son:

Independizarsede las familias de origen, con el fin de lograr la autonomía que toda pareja necesita para llegar preparada a las siguientes etapas.
Puesto que es un aprendizaje en un rol hasta entonces desconocido, se requiere paciencia, confianza, tolerancia y apoyo entre los cónyuges.
Es una etapa para establecer las reglas de intimidad, sobre los gustos y preferencias, y aquellos momentos o situaciones que a cada uno le es desagradable.
La pareja se prueba en el manejo y administración del dinero, del tiempo, así como en la distribución de tareas del hogar, entre otros. Es momento de decisiones y acuerdos.
2.- Segunda etapa: Establecimiento y llegada de los hijos

Ocurre entre los tres y los diez años de casados aproximadamente. Ya ha finalizado la luna de miel y el proceso de adaptación, ahora hay un mayor conocimiento del cónyuge y es probable que las desavenencias sean más frecuentes; o lo contrario sean menos, producto de la madurez adquirida en la primera etapa de convivencia.

En esta fase los cónyuges aterrizan; el amor va acompañado más de la razón que del sentimentalismo. La voluntad juega un papel importante en el binomio compromiso-entendimiento.

En esta época la mayoría de las parejas se convierten en padres; hecho que implica retos diferentes y una nueva organización de roles. Los cónyuges deben evitar que la dedicación que requieren los hijos, no desplace la relación de pareja. También hay que velar para que los compromisos del trabajo, y las demandas de la vida diaria, no inicien un gradual distanciamiento.

3.- Tercera etapa: Transformación

Suele acontecer entre los diez y veinte años de casados, puede coincidir con la pubertad de los hijos y la edad mediana de los cónyuges. Esta última marca un período de reflexión y renovación en la vida del ser humano; por lo que es importante que el matrimonio se encuentre en un estado saludable y que individualmente se afronte de la mejor manera. Así no se convertirá en una amenaza para la estabilidad matrimonial.

Del mismo modo, los esposos deben procurar que las dificultades que surjan por la crianza de los hijos, no afecten la unión conyugal. La unidad en la autoridad y el trabajo conjunto, deben ser la prioridad.

En esta etapa los cónyuges deben ser bastante creativos, no caer en la rutina (fácil y silenciosa) redescubrirse otra vez como pareja y conectarse nuevamente. Deben recuperar los detalles -si los han perdido-, también compartir hobbies y actividades que ambos disfruten. El tiempo a solas, sin los hijos, es determinante en esta etapa.

4.- Cuarta etapa: Estabilización y «Nido vacío»

Se presenta entre los veinte y los treinta y cinco años de unión. “Cuando las parejas han sido capaces de resolver conflictos y crisis en las etapas anteriores, este es un período de estabilización y una oportunidad para lograr un mayor desarrollo y realización personal, y como pareja.” afirma el autor Francisco Castañera en su artículo «Ciclo de vida del matrimonio».

En esta etapa por lo general se da lugar al síndrome del“nido vacío”, lo que sitúa a la pareja en una nueva forma de vida; ahora están el uno para el otro. Para algunas personas, esta puede ser una situación penosa, pues conlleva al desprendimiento de los hijos, y consigo el sentimiento de soledad. No obstante, es algo que los padres terminan asumiendo y lo superan al cabo del tiempo.

Lo valioso de esta etapa es la solidez y el conocimiento pleno de la pareja: la capacidad de dialogar, de tolerar mejor las diferencias, de reírse de los mutuos errores, de hacer las críticas de un modo amable, de iniciar juntos alguna actividad. Es la ocasión para reafirmar más la creatividad y encontrar nuevos desafíos a la vida matrimonial.

5.- Quinta etapa: Envejecer juntos

Se da a partir de los treinta y cinco años de matrimonio. Algunas personas optan por la jubilación, así surge algo muy positivo y es que se dispone de más tiempo para disfrutar el uno del otro. Se realizan actividades antes imposibles por las ocupaciones laborales, y surge una gran motivación: los nietos. Estos pequeños le dan luz y felicidad al matrimonio en esta etapa.

Los cónyuges en este tiempo, tienen mucha necesidad de apoyo y cariño uno del otro. Los conflictos en esta fase son bastante menos frecuentes; la mayoría de las parejas se han estabilizado en líneas de poder e intimidad.

Para finalizar, una reflexión en las palabras de Francisco Castañera:

«Este recorrido, nos lleva a reflexionar sobre lo importante que es valorar durante todo nuestro matrimonio la calidad y cantidad de nuestra intimidad, el apoyo y el cariño que damos a nuestra pareja, y no esperar a la última etapa cuando el final se encuentra cerca.»