UN PRODUCTO LLAMADO AMOR
Si en este momento les dijera que estoy cansado del amor setimentaloide, vaporizante, pasajero creo que causaría cierto escándalo. Pero es la verdad, estoy harto de ese amor de cuento de hadas, de ese amor de películas cursi, de ese amor sin vitalidad, de ese amor que no es eterno. Ahora tratare de explicarme. La verdad que mi primer error es llamar amor a ese invento de la época romántica que es una amalgama entre un simple impulso solevado por el viento de la idealización de una fantasía. He de reconocer que al inicio puede ser fascinante, excitante y hasta puede hacerte creer que es algo verdaderamente bueno, igual que un narcótico. Pero cuando el efecto pasa te levantas con el vacio de una existencia sin sentido.
No se preocupen, no estoy pasando por una crisis existencial. Ni estoy en un estado de depresión profunda. Faltaba más. Simplemente creo que el amor tiene que ser algo más que un simple sentimiento que es movido por el viento de las circunstancias. Con esto no quiero decir que lo sentimientos y la pasión no jueguen un papel importante en una relación. Por tanto, no estoy sugiriendo eliminarlos, porque al final, los sentimientos son como esa chispa que te empuja a realizar algo. Pero son eso, una chispa que te puede empujar en la dirección correcta o simplemente tirarte hacia el abismo. Por eso siempre he pensado que el amor bien entendido debe ser algo más
Les pongo un ejemplo, tantas veces escuchamos a los enamorados repetir las frases de las películas: “te amare toda la vida”, “eres el ángel que ha salvado mi vida”, “eres el aliento que me da vida”, bellas frases, dignas de un poema de Becquer, pero esas mismas personas no están dispuestas a perdonarse, no están dispuestas a sacrificarse por el otro, a donarse, a comprometerse, en definitiva, a amar. Un amigo mío escribía muy acertadamente: “Mientras que para enamorarse no hace falta pensar, sí que es preciso hacerlo para reconocer el amor…” y, eso creo sea el punto fundamental.
El amor es la opción libre por una persona determinada. Amar quiere decir aprobar, significa dar por bueno. Todas las formas de amar son una expresión de un acto de querer: yo quiero que existas. El amor es el original y mas autentico contenido de todo querer. Entendido el querer como un acto de la voluntad y no como un simple deseo. Lo que el amante está queriendo cuando “quiere” es que el amado exista, que viva simplemente.
Hay dos cosas que debemos detenernos a reflexionar: Primero eso que sabemos es lo más glorioso que una cosa puede hacer, o sea, simplemente ser. Eso tan incomprensible que se escapa a toda definición nos es dado a nosotros y a todos los demás seres por el amor y solo por el amor. Y eso es lo que sabemos y podemos confirmar cada uno de nosotros cuando amamos. En segundo lugar, la configuración suprema de la afirmación de una cosa, es la creación de ella. La creación es lo correlativo del si amoroso. El amante sabe perfectamente que esa afirmación que hace dirigida a la persona amada se perdería en el vacio si no hubiera en lo que dice algo así como un acto de crear.
Llegado a este punto podemos decir que es Dios quien ha introducido en todo lo que los hombres pueden amar o afirmar, juntamente con el ser, el ser bueno, quien regalo todo lo que puede ser digno de amor y de aprobación. El amor humano aun siendo una reproducción, es también una continuación, un perfeccionamiento de lo que se empezó en la creación.
Por tanto, lo que necesitamos, además de existir, es ser amados por otra persona. El haber sido creados por Dios parece ahora que de verdad no basta; es precisa la continuación por la fuerza creadora del amor humano. En el amor se sigue produciendo la acción creativa divina y se la lleva a su consumación. Solo por la configuración en el amor que viene de otro consigue el ser humano existir del todo, sentirse en el mundo arropado dentro de su verdad. Dios no se contento con traer al mundo y al hombre a la existencia, también los confirmo en la existencia por medio del amor que se dona y por el amor que se recibe. Por todo esto el amor es mucho más que un simple producto de la modernidad.