La vanidad es la osteoporosis del alma :
El Papa Francisco advirtió esta mañana, en la Misa en la capilla de la Casa Santa Marta, que la vanidad “es como una osteoporosis del alma”, pues intenta enmascarar el exterior para ocultar el vacío interior.
“La vanidad es como una osteoporosis del alma: los huesos desde afuera parecen buenos, pero dentro están todos corroídos”, señaló.
El Santo Padre subrayó que “la vanidad nos lleva al engaño”, y “la vanidad es enmascarar la propia vida. Y esto enferma el alma, porque enmascara la propia vida para aparentar, para fingir”.
En el alma, advirtió, pueden producirse dos inquietudes. Una de estas, indicó, es “buena, que es la inquietud que nos da el Espíritu Santo y hace que el alma esté inquieta para hacer cosas buenas”.
Sin embargo, existe también “la mala inquietud, esa que nace de una conciencia sucia”.
Este es el caso, señaló, de “esta gente que ha hecho tanto mal, que hace el mal y tiene la conciencia sucia y no puede vivir en paz, porque vive con una irritación continua, en una urticaria que no lo deja en paz”.
Francisco recordó que “el mal tiene siempre la misma raíz, cualquier mal: la codicia, la vanidad y el orgullo”.
“Y los tres no te dejan la conciencia en paz; estos tres no dejan entrar la sana inquietud del Espíritu Santo, sino te llevan a vivir así: inquietos, con miedo. Codicia, vanidad y orgullo son las raíces de todos los males”.
El Papa indicó que la vanidad “nos infla” y “no tiene larga vida, porque es como una burbuja de jabón”.
“¿Qué ganancia obtiene el hombre por toda la fatiga con la cual se abruma? Se preocupa por aparentar, por fingir, por parecer. Esta es la vanidad”, señaló.
Francisco recordó que al morir “serás alimento de los gusanos. Y todo este enmascarar la vida es una mentira, porque te comerán los gusanos y no serás nada”.
El Santo Padre lamentó que muchas personas que conocemos vive aparentando. “¡Pero qué buena persona! Va a Misa todos los domingos. Da grandes ofrendas a la Iglesia. Esto es lo que se ve, pero la osteoporosis es la corrupción que tienen dentro”.
“La vanidad es esto: te hace parecer con un rostro de ‘estampita’ y luego tu verdad es otra”, lamentó.
“¿Dónde está nuestra fuerza y la seguridad, nuestro refugio?”, cuestionó, para señalar a continuación que el Señor es “el camino, la verdad y la vida”.
“Esta es la verdad, no la máscara de la vanidad”, dijo.
Al finalizar su homilía, el Santo Padre pidió “que el Señor nos libere de estas tres raíces de todos los males: la codicia, la vanidad y el orgullo. Pero sobre todo de la vanidad, que nos hace mucho mal”.