viernes, marzo 29, 2024
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Una Iglesia sin fronteras

250 mil hostias para que los fieles venezolanos puedan participar en modo pleno en el Sacramento Eucarístico: se trata de un esfuerzo más que realiza Diócesis de Cúcuta.

En el último año en la ciudad fronteriza se distribuyeron 500 mil alimentos calientes, unas 8 mil porciones de comida diarios, con toda la dificultad logística que ello conlleva. Y  ¿quién ayuda a esta pequeña diócesis a tremendo esfuerzo? Tal como nos lo explica su obispo, Monseñor Víctor Ochoa González Giménez, la mayor parte de los aportes solidarios proviene de la misma diócesis. También, naturalmente, Cáritas Internationalis, diócesis vecinas, entre otros.

“Los puentes internacionales Simón Bolívar y General Santander ven atravesar cada día unas 45 mil personas”, nos dice el Obispo, aunque «han habido días que esos puentes han visto pasar hasta 60 mil personas».

Los voluntarios, un don de Dios

Un «don de Dios», como los llamó su Obispo, son los más de ochocientos voluntarios, muchos de ellos jóvenes, que provienen de las parroquias y de movimientos apostólicos, quienes por turnos se dan cita en la frontera– sin percibir nada a cambio más que la gratitud de los recién llegados – para cocinar fuentes gigantes de pasta, pollo u otros alimentos, para lavar frutas y hortalizas y ofrecer acogida y una palabra de bienvenida al hermano sufriente que atraviesa la frontera con la penuria en su corazón a cuestas, por verse obligado a dejar su propio país o a proveerse de las medicinas o los alimentos que en su país no encuentra.

«Las personas que atraviesan la frontera lo hacen por dos motivos», nos explicó Mons. Víctor Ochoa: personas que llegan a Colombia para emigrar atravesando el país hacia Ecuador, Perú y Chile, personas que llegan para establecerse en Colombia, y personas – la mayor parte- que van a Colombia para comprar alimentos o para buscar servicios médicos.

«Tenemos un centro que se llama la Casa de Paso la Divina Providencia y otros ocho lugares de atención en parroquias de la periferia de Cúcuta», explica.

Carencia de pan en Venezuela, también de aquel para la consagración Eucarística

Entre las carencias de los venezolanos, aquella del pan ha alcanzado a la del pan para la participación plena de los fieles al Sacramento de la Comunión.

Narra Mons. Víctor Ochoa que desde hace algunos meses la Iglesia de Cúcuta viene apoyando algunas diócesis venezolanas con elementos para la liturgia, sobre todo para la celebración de la Santa Misa, y no podían dejar que faltase el pan eucarístico y el vino para la Santa Misa, de modo que en las semanas pasadas, han enviado a las diócesis unas 250 mil formas de pan para la consagración: «Casi semanalmente enviamos las hostias y el vino, en la medida de nuestras posibilidades», afirma.

Considerando el gran esfuerzo que realiza la Diócesis le preguntamos acerca de dónde provienen las ayudas: Mons. Ochoa refiere que las ayudas externas llegan, desde en su mayor parte, de la generosidad de Cúcuta misma: “Son los fieles de Cúcuta quienes proveen la mayor parte de la ingente ayuda material para la atención de los venezolanos”, señala. “También Caritas Internationalis, Adveniat, algunas diócesis de España y la Secretaría para Latinoamérica de la Conferencia de Obispos Católicos de los EE.UU.”, añade.

“En los últimos días – explica Mons. Víctor- viendo nuestro trabajo y el esfuerzo que estamos haciendo, el Programa Mundial de Alimentos ha comenzado a darnos alimentos crudos para poder atender esta emergencia. Son muchos, cerca de ocho mil alimentos diarios, una suma ingente y muy compleja la que debe manejar – se debe garantizar, entre otras cosas, la salubridad de los mismos, teniendo presente que esta ciudad tiene unan temperatura media de 31/33 grados centígrados”.

San José, protector de la gran obra solidaria que se realiza en Cúcuta

“San José de Cúcuta es el nombre de la ciudad en honor a san José de Nazaret, padre de Jesús, que hace honor a su nombre en lo que es el cuidado y la acogida.  ¿Es él el modelo para Cúcuta?”, preguntamos. “San José es el protector de la gran obra que se está realizando”,  responde con certeza Mons. Ochoa.

Creo que san José, Patrono de la Iglesia Universal, es quien ha suscitado la generosidad de tantos laicos, hombres y mujeres que ayudan en la atención de estos hermanos venezolanos. San José es el que nos protege y nos acompaña y hace llegar el alimento necesario para todas estas personas. San José es el que consuela con su niño en brazos a todos los que llegan de Venezuela, tristes, enfermos y con grandes dificultades”.
No sólo alimentos, también se brinda atención médica

Tras lo arriba escrito el Obispo se detiene para explicar que hace unos tres meses también se ha comenzado a brindar atención médica: «Tenemos tres/cuatro médicos que diariamente atienden en sus necesidades a los venezolanos, y les entregamos las medicinas, medicinas muy reducidas, no tenemos una gran farmacia, -señala- pero al menos los elementos de primera necesidad los repartimos”. “Siempre en el espíritu de ser un hospital de campaña, es muy práctica y muy concreta esa dimensión de ser un hospital de campaña que nos dio el Papa”.

Mons. Víctor Ochoa explica por últimoque la solidaridad se brinda “tratando de controlar puntualmente” también que la Casa y los lugares de acogida, sean “lugares de una gran vida espiritual y una gran entrega del Evangelio y del mensaje de Jesucristo a quienes sufren”.

“Cuanto está sucediendo en la frontera es un drama humanitario – concluye- . La de Cúcuta es “una ‘Iglesia sin fronteras’, como nos ha enseñado el Papa Francisco”.

Por: Redacción | Fuente: Vatican News

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