viernes, marzo 29, 2024
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La Constancia: virtud que logra metas.

Cuántas ideas, empresas, negocios, propósitos, proyectos de vida y buenas intenciones naufragan por falta de constancia. Toda meta requiere de esfuerzo y de trabajo continuado; de algo que llamamos constancia, sin ella es imposible la consecución de resultados en cualquier campo de la vida.

La constancia es la permanencia en una meta que se traza con el objetivo de culminarla con éxito. Es la virtud con la cual conquistamos las metas que nos proponemos y nos brinda las posibilidades de éxito. En este camino es natural que aparezcan tropiezos, pero la constancia es esa fuerza que supera el cansancio y el desánimo para continuar la lucha. Asimismo, esta virtud provee la determinación y la seguridad para identificar claramente el objetivo a conseguir y conservar la firmeza.

Vivir la constancia significa adquirir retos y cumplirlos, llevar a cabo las ideas, no cambiar de decisión ante el primer aprieto, terminar lo que se comienza, no dejar las cosas para después, no desalentarse ante las dificultades, saber esperar, hacer las cosas bien de principio a fin y mantener el máximo esfuerzo durante todo el tiempo.

La constancia es plataforma de otras virtudes -voluntad, paciencia, tenacidad, firmeza, laboriosidad, reciedumbre- y es necesaria para crecer a nivel espiritual, humano, social, intelectual, deportivo… “Quien es constante tiene facilidad para triunfar, porque se habitúa a la lucha diaria que implica esta virtud, dispuesto a vencer las dificultades e inclusive vencerse a sí mismo.” *Fabrizio Andrade LC – Gama, Virtudes y Valores.

Constancia y voluntad

Un edificio no se construye de la noche a la mañana, hace falta una buena dosis de voluntad, muchas horas de empeño y una porción de sacrificio para ver una obra culminada. Lo mismo ocurre con los propósitos personales:

“En la formación de la constancia es imprescindible contar con una voluntad fuerte que se acera con el sacrificio personal, no sólo con grandes y aislados sacrificios, sino con pequeños actos de dominio de sí continuados, puestos día tras día, hasta formar sólidos hábitos de conducta. Quien quiere seguir, por ejemplo, un eficaz régimen alimenticio, no estará todo un día sin comer, y al día siguiente, va a consumir el doble. Es necesario hacer pequeñas renuncias continuadas a lo largo de un periodo suficientemente largo para obtener resultados.” *Catholic.net

La virtud de la constancia es tal vez la única vía para alcanzar los frutos y una vez se obtienen, la satisfacción recompensa todo esfuerzo realizado, puesto que se ha demostrado a sí mismo que se poseen capacidades tal vez desmeritadas, adicional a esto, se han liberado ataduras que impedían avanzar.

Comúnmente asociamos esta virtud al trabajo que realiza un alpinista para llegar a la cima de la montaña, y es que para llegar allí, tuvo que hacer numerosas renuncias, se preparó durante varios meses para estar en las condiciones físicas y mentales adecuadas, además es probable que haya tenido que ascender y luego descender por motivos inesperados y tuvo que esperar nuevamente una oportunidad.

Por tanto, cada quien ha ideado su propia cima, llámese desarrollo personal, espiritual, intelectual… y debe valerse de la constancia para conquistarla. Veamos por ejemplo la vivencia de esta virtud en el matrimonio, la cual consiste en nutrir esta relación de forma permanente, con el mismo esmero y entusiasmo de los primeros años de casados. Similar ocurre con el proyecto educativo de los hijos, ¡sí que requiere perseverancia!, para hacer de ellos seres humanos rectos e integrales.

¿Por qué nos interesa fomentar la virtud de la constancia?

¨ Porque la constancia es necesaria para lograr cualquier meta o hábito positivo.
¨ Porque cualquier logro en la vida implica un esfuerzo sostenido que debe sustentarse en la fortaleza.
¨ Porque el esfuerzo sostenido fortalece la voluntad, elemento indispensable en la vida de todo hombre o mujer maduros.
¨ Porque la constancia se convierte en motivación para seguir adelante.
¨ Porque la constancia en la superación de las dificultades conduce a la perseverancia.
¨ Porque la constancia nos hace lograr las metas propuestas y por consiguiente nos induce a sentirnos satisfechos. El resultado será tener la convicción de poder cumplir a pesar de las dificultades.
¨ Porque la constancia es un apoyo en la formación de la responsabilidad, que es saber responder a una misión a pesar de las dificultades o el tiempo.
¨ Porque sólo quien persevera llega a la meta.
¨ Porque una de las características de la personalidad madura es ser constante en sus determinaciones.

Vivir la constancia significa

¨ Adquirir retos concretos y cumplirlos.
¨ No cambiar de decisión a la primera dificultad.
¨ Hacer opciones estables y mantenerlas en el tiempo.
¨ Cumplir aquí y ahora lo que se debe y cuando se debe.
¨ No decir “podría” y “me gustaría”, sino “puedo y lo lograré”.
¨ No dejar las cosas para después.
¨ Terminar lo que se comienza. No dejar los juegos, tareas y encargos a la mitad.
¨ No desalentarse ante las dificultades.
¨ Saber esperar.
¨ Llevar a cabo las ideas, no solamente imaginarlas.
¨ Hacer las cosas en el momento, y hacerlas bien.
¨ Cumplir con esfuerzos aparentemente pequeños y sin importancia.
¨ Mantener el máximo esfuerzo de principio a fin.
¨ Vencerse a sí mismo.

Qué facilita la vivencia de esta virtud

¨ Tener motivos sólidos y trascendentes que impulsen las acciones. Si se tienen claros estos motivos la constancia será más fácil.
¨ Conocer y haber experimentado los beneficios que trae el ser constantes; la satisfacción de ver realizado aquello que se planeó y proyectó, el deber cumplido) por ejemplo.

Qué dificulta la vivencia de esta virtud

¨ Pereza, mediocridad y desaliento.
¨ Ausencia de metas claras.
¨ Metas muy complejas o a muy largo plazo.
¨ Ausencia de medios claros y concretos para alcanzar la meta: si no logro llegar porque no tengo claro el camino claro que abandonaré.
¨ La tendencia actual a la ley del menor esfuerzo y la búsqueda de satisfacción y resultados inmediatos porque no favorecen la lucha diaria y perseverante.
¨ Temperamento emotivo, impaciente y visceral.

Jesucristo nos invita en el Evangelio a luchar por lo que cuesta trabajo, nos anima porque sabe que es difícil:

“Entrad por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por él. En cambio es estrecha la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y son pocos los que lo encuentran.” (Mt 7, 13)

“No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! Entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” (Mt 7, 21).

Como promover la virtud de la constancia en casa

1.Tener metas claras de trabajo y superación para cada miembro de la familia.

2.Crear con el testimonio un clima de trabajo y esfuerzo.

3.Realizar diariamente un acto de servicio, aunque haya quien ayude en casa.

4.Tener una actividad extra para cada miembro de la familia que requiera constancia. (deportes, arte, etc)

5.Respetar los horarios de casa sin dejar las cosas para después.

6.Ser exigentes en el cumplimiento de las obligaciones y responsabilidades de cada miembro de la familia. No permitir trabajos a medias o realizados con poco esfuerzo.

7.Ser constantes en los propósitos de familia: consignas, colectas, vida de oración en familia, etc.

8.No dejar actividades o juegos a medias. Terminar siempre lo que se comienza.

9.Tener recompensas o motivaciones claras y atractivas para los miembros de la familia.

10.Ponerse sacrificios voluntarios para fortalecer la voluntad: levantarse a la primera, “desaparecer” el control remoto de la televisión, lavar los platos, etc.

Cómo promover la virtud de la constancia en la escuela

1.Tener metas claras de trabajo y superación para cada alumno del grupo.

2.Ser exigentes en el cumplimiento de las obligaciones y responsabilidades de cada alumno. No permitir trabajos a medias o realizados con poco esfuerzo.

3.Ser constantes en los propósitos del grupo: consignas, colectas, oración, etc.

4.No dejar trabajosa medias para llevar a casa. Terminar siempre lo que se comienza.

5.Tener recompensas o motivaciones claras y atractivas para cada alumno.

6.Ponerse sacrificios voluntarios en grupo para fortalecer la voluntad: comer un poco menos en recreo, mantener orden en filas, etc.

7.No permitir un ambiente de desaliento ante las dificultades.

8.Aprovechar cada momento del día, de principio a fin.

9.Cumplir con las normas de orden todos los días y en todo momento.

10.Cumplir con orden y trabajar con limpieza los cuadernos y libros de principio a fin.

Cuatro pasos para formar esta virtud

Sabemos pues, que la constancia es una virtud que se construye con pequeños esfuerzos continuos, para ello Fabrizio Andrade, autor citado anteriormente, propone estos cuatro pasos:

1.- Hay que tener metas claras y medios concretos para alcanzarlas.

Si no tenemos un ideal sería como si golpeáramos en el aire. Una meta nos dará un estímulo y sentido a nuestra lucha: terminar una competición en primer lugar; lograr un profundo espíritu de oración; leer un número de libros cada mes; dejar el hábito de fumar; ahorrar una cantidad de dinero antes de tal día; aplicar una metodología en el trabajo, en el estudio, etcétera.

2.- Trabajar la constancia con constancia.

Cada día, aún en aquellos en que el ánimo no es favorable. Si se presentan mil obstáculos buscaremos mil medios para superarlos, siempre con la vista centrada en la meta.

3.- Renovar cada día nuestro propósito

Debemos renovar nuestro propósito para que esté siempre fresco y presente, y para que no perdamos el sentido del porqué nos encontramos en esta lucha. Al inicio del día o cuando vengan las dificultades, si recordamos nuestra meta tendremos una motivación fuerte para no desfallecer y seguir adelante con el ritmo que hemos conseguido hasta el momento.

4.- Indispensable levantarse si se tiene una caída en la lucha.

De una caída se aprende y se madura. Cuando un corredor cae, se levanta, se sacude si es necesario, y vuelve a emprender la marcha porque tiene fija su mirada en la línea final. Será más consciente de los pasos que no le favorecen y que le pueden causar de nuevo un tropezón y tratará de evitarlos.

En síntesis, y para tener siempre presente: ¡el que persevera, alcanza!

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