miércoles, noviembre 12, 2025
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Lo que no sabias sobre los anticonceptivos!

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Algunas cosas sobre las cuales reflexionar:

• Los anticonceptivos orales causan abortos antes de que las mujeres sepan que están embarazadas. ¿Cuántos abortos de este tipo suceden durante un año en Estados Unidos? Un estimado conservador sugiere que alrededor de 8.1 a 12.75 millones.

• La organización abortiva “Planned Parenthood” estima que la mayoría de las mujeres que han tenido abortos estaban usando anticonceptivos durante el embarazo.

• Apenas cuatro años antes de que los anticonceptivos fueran aprobados, las investigaciones encontraron que los matrimonios que los usaban tenían el doble de probabilidades de terminar en divorcio que aquellos que no los utilizaban.

• Los mismos abortistas aseguran que un aumento en el uso de anticonceptivos significa un aumento en la tasa de abortos.

• En octubre de 2006 la Clínica Mayo, publico un estudio que sugiere que las mujeres que usan anticonceptivos orales tienen un incremento de riesgo de 44% de sufrir cáncer de mama pre-menopáusico en comparación con el resto.

• El resultado de dos grandes estudios mostró, que las mujeres que tomaron Depo-Provera por dos años o más antes de los 25, tenían al menos 190% más de riesgo de desarrollar cáncer de mama. Adicionalmente, Depo-Provera reduce la densidad de los huesos de las mujeres, y empeora su nivel de colesterol. Las mujeres que han recibido inyecciones de progesterona por al menos cinco años, aumentan 430% su riesgo de desarrollar cáncer cervical. Diferentes estudios afirman que las mujeres que recibieron inyecciones de progesterona, tienen un incremento de 240% de riesgo de contraer SIDA si su pareja está infectada.

En Francia y Rusia se está introduciendo una nueva legislación para prohibir los anticonceptivos debido a los efectos adversos que producen en las mujeres, y algunos países se están dando cuenta de los efectos económicos que el uso generalizado de estas píldoras está teniendo, y por ello ahora están ofreciendo incentivos a las familias con más hijos.

La mentira de que el control de embarazos es importante para la salud de las mujeres continúa repitiéndose, a pesar la creciente evidencia en su contra. La Iglesia Católica ha sido la única que se ha revelado durante años en contra del uso de métodos artificiales en la planificación familiar. Pero cuando incluso publicaciones como Businees Insider lanzan artículos como “Tiempo de admitirlo: La Iglesia siempre ha tenido la razón sobre el control de la natalidad” (“Time to Admit It: the Church Has Always Been Right on Birth Control”, 02/08/2012), quizá es tiempo de que revisemos la encíclica profética de Pablo VI, Humanae Vitae. Hay un nuevo libro llamado Adán y Eva después de la píldora: Paradojas de la Revolución Sexual por Mary Eberstandt (Adam and Eve After the Pill: Paradoxes of the Sexual Revolution). Si tienes dificultades para entender la enseñanza de la Iglesia acerca de la planificación familiar natural, te invito a que te tomes un tiempo de mirar más allá de la propaganda sin sentido que te muestran quienes solo tienen interés económico en que uses anticonceptivos y medios artificiales de control de natalidad y que busques y conozcas la verdad. Quizá pueda salvar, no solo a tu alma, sino también tu vida.

15 formas sencillas de expresar amor al prójimo

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Hemos querido hacer una recopilación de actos sencillos de amor que muchas veces pasamos por alto pero que, en su sencillez son manifestaciones concretas del amor de Dios. Un corazón que se ha encontrado con Él no puede permanecer indiferente a los demás. ¡No privemos a los demás de nuestra sonrisa, de nuestra alegría, de la esperanza que nos da Cristo! El mundo lo necesita.

1) Sonreír ¡Un cristiano siempre es alegre!

No nos damos cuenta pero cuando sonreímos aligeramos la carga a quienes nos rodean. Cuando vamos por la calle, en el trabajo, en la casa, en la universidad. La felicidad del cristiano es una bendición para los demás y para uno mismo. ¡Quién tiene a Cristo en su vida no puede estar triste!

2) Dar las gracias siempre (aunque no «debas» hacerlo).

Nunca te acostumbres a recibir porque lo necesitas o porque tienes «derecho a». Todo lo recibes como un regalo, nada te «lo deben» aunque hayas pagado por ello. Da siempre las gracias. Es más feliz quien es agradecido.

3) Saludar con alegría a esas personas que ves a diario.

Seguro es quien abre la puerta, quien limpia, quien contesta las llamadas. Lo ves a diario y al saludarlo le recuerdas que es importantísimo lo que hace. Tanto tu trabajo como el de él/ella se hace más a gusto si le haces ver que es valioso para otros, que su presencia cambia las cosas.

4) Recordarle a los demás cuánto los amas.

Tú sabes que los amas … ¿y ellos? Las caricias, los abrazos y las palabras nunca sobran. Si Jesús no se hubiera hecho carne, nosotros jamás habríamos entendido que Dios es Amor.

5) Escuchar la historia del otro, sin prejuicios, con amor.

¿Qué puede hacernos más humanos que saber escuchar? Cada historia que te cuentan te une más con el otro: sus hijos, su pareja, la jefa, el profesor, sus preocupaciones y alegrías … tú sabes que no sólo son palabras, son partes de su vida que necesitan ser compartidas.

6) Detenerte para ayudar. Estar atento a quien te necesita.

¿Qué más podemos decir? No importa si es un problema de matemáticas, una simple pregunta o alguien que tiene hambre ¡jamás sobra la ayuda! Todos necesitamos de los demás. Aunque suelas ayudar, recuerda que tu también eres necesitado.

7) Levantarle los ánimos a alguien.

Sabes que no anda bien o nada bien y no sabes qué hacer. Decides sacarle una sonrisa para hacerle saber que no todo es malo. Siempre es bueno saber que hay alguien que te ama y que estará siempre a pesar de las dificultades.

8) Celebrar las cualidades o éxitos de otro.

Solemos callarnos lo que nos gusta y nos alegra de los demás: sus éxitos, sus cualidades, sus buenas actitudes. Simples frases como «¡Felicidades!», «Me alegro mucho por ti» o «Ese color te queda muy bien» le han hecho el día a tu compañero y nos ayudan a vernos entre nosotros como Dios nos ve.

9) Seleccionar lo que no usas y regalarlo a quien lo necesita.

¿Te has imaginado alguna vez que tu playera favorita de cuando tenías 17 años, ahora es la playera favorita de una adolescente que no tiene mucho que ponerse? Si eres hermano mayor, lo sabes. Por eso es bueno acostumbrarnos a valorar lo que tenemos y si tenemos más de lo que necesitamos, regalarlo nos ensancha el corazón y protege del frío a otro.

10) Ayudar cuando se necesite para que otro descanse.

Esto se vive en las familias: cuando uno descansa otro trabaja. Nada más hermoso que saber que alguien más ya comenzó a hacer algo que necesitabas por ti o que siempre puedes pedir ayuda. Cuando nos ayudamos mutuamente a llevar las responsabilides diarias la vida es más llevadera.

11) Corregir con amor, no callar por miedo.

Corregir es un arte. Muchas veces nos encontramos en situaciones que no sabemos manejar. El mejor método es el amor. El amor no sólo sabe corregir, sino que sabe perdonar, aceptar y seguir adelante. No tengas miedo de corregir y ser corregido, eso es una muestra que los demás apuestan por ti y quieren que seas mejor.

12) Tener buenos detalles con los que están cerca de ti.

Sabes lo que le gusta mejor que nadie, ¿por qué no aprovechar eso? Nada se disfruta más que aquello que es dado con amor, él se gana unos minutos de descanso y tú una sonrisa auténtica. Salir de uno mismo y pensar en los demás siempre es mejor y alegra el corazón.

13) Limpiar lo que uso en casa.

Si vives con tu familia o ya vives fuera de casa, sabes lo importante que es recoger y limpiar lo que usas. Hay una voz dentro de ti que te dice que deberías ayudar un poco más de lo que quisieras… Y sorprendentemente te sientes muy bien de hacerlo.

14) Llamar por teléfono a tus padres.

Ahora tú vives solo, te mueves solo y quizá hasta tienes tu propia familia. Sin embargo, tus padres aún se conmueven cuando les haces saber que piensas en ellos. Estar atentos a lo que necesitan o simplemente saber cómo están es algo que no te cuesta mucho y es un gesto enorme de gratitud.

15) Ayudar a los demás a superar obstáculos.

De chiquitos lo hacíamos, ¿porqué no hacerlo ahora? Ayudarle a alcanzar el transporte, a cargar sus maletas, a cruzar la calle o regalarle unas monedas para que pueda pagar. Esos detalles nunca se olvidan. Eres el extraño que aún cree en la humanidad.

¿Buscando un empleo digno? Reza a San José

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Una de las oraciones más bellas (y también más eficaces) para pedir la Gracia de encontrar un trabajo es la Novena a San José Obrero. A menudo se recita del 22 al 30 de abril para prepararse a su fiesta, que se celebra el 1 de mayo, pero se puede hacer siempre, especialmente en los momentos de necesidad.

¿Quién se puede confiar a ella?

Obviamente todos, pero se aconseja para quienes viven el drama del desempleo o para quienes sufren o han sufrido injusticias en el puesto de trabajo. Se puede rezar por uno mismo o por los amigos o parientes.

¿Por qué a San José?

San José es patrono de los padres de familia, de los carpinteros, de los moribundos, además de todos los trabajadores. En la figura silenciosa y fiel de san José “se reconoce la dignidad del trabajo humano, como deber y perfeccionamiento del hombre, ejercicio benéfico de su dominio sobre la creación, servicio de la comunidad, prolongación de la obra del Creador, contribución al plan de la salvación” (cfr. Conc. Vat. II, Gaudium et spes, 34).

Pío XII (1955) instituyó esta memoria litúrgica en el contexto de la fiesta de los trabajadores, universalmente celebrada el 1 de mayo. (Misal Romano)

Dignidad del trabajo

El 1 de mayo de 2013, durante la homilía matutina en Santa Marta, el Papa Francisco reafirmó con fuerza el papel fundamental del trabajo en la vida de todo ser humano: «Quien trabaja es digno, tiene una dignidad especial, una dignidad de persona: el hombre y la mujer que trabajan son dignos”. Hay personas “que quieren trabajar y no pueden”.

Y esto “es un peso para nuestra conciencia, porque cuando la sociedad se organiza de tal forma que no todos tienen la posibilidad de trabajar, de ser ungidos por la dignidad del trabajo, esa sociedad no va bien: ¡no es justa! Va contra el mismo Dios, que quiso que nuestra dignidad empezara aquí”.

A continuación, el texto de la Novena a san José.

Oh San José, mi protector y abogado, recurro a ti, para que me implores la gracia, por la que me ves gemir y suplicar ante ti. Es verdad que los sufrimientos presentes y las amarguras son quizás el justo castigo de mis pecados. Reconociéndome culpable, ¿deberé por esto perder la esperanza de ser ayudado por el Señor?

«¡Ah! ¡No!» – me responde tu gran devota Santa Teresa – «Ciertamente no, oh pobres pecadores. Dirigíos en cualquier necesidad, por grave que sea, a la eficaz intercesión del Patriarca S. José; id con verdadera fe a Él y seréis ciertamente escuchados en vuestras peticiones».

Con tanta confianza, me presento, por tanto, ante Ti e imploro misericordia y piedad. Tu, en lo que puedas, oh san José, préstame socorro en mis tribulaciones. Suple mi falta y, poderoso como eres, haz que, obtenida por tu intercesión la gracia que imploro, pueda volver a tu altar para honrarte con mi reconocimiento.

Padre Nuestro – Ave María – Gloria.

No olvido, oh misericordioso S. José, que ninguna persona en el mundo, por gran pecadora que sea, haya recurrido a ti, quedando defraudada en la fe y en la esperanza puestas en ti.

¡Cuántas gracias y favores has obtenido a los afligidos! Enfermos, oprimidos, calumniados, traicionados, abandonados, recurriendo a tu protección han sido escuchados. No permitas, oh gran Santo, que yo sea el único, entre tantos, que quede privado de tu consuelo. Muéstrate bueno y generoso también hacia mi, y yo, dándote las gracias, exaltaré en ti la bondad y la misericordia del Señor.

Padre Nuestro – Ave María – Gloria.

Oh excelsa Cabeza de la Sagrada Familia, yo te venero profundamente y de corazón te invoco. A los afligidos, que te han rezado antes que yo, les concediste consuelo y paz, gracias y favores.

Dígnate por tanto consolar también mi alma dolorida, que no encuentra descanso en medio de las injusticias de las que está oprimida. Tu, oh sapientísimo Santo, ves en Dios todas mis necesidades antes de que yo te las exponga con mi oración. Tu por tanto sabes muy bien cuán necesaria me es la gracia que te pido.

Ningún corazón humano me puede consolar; de ti espero ser consolado, oh glorioso Santo. Si me concedes la gracia que con tanta insistencia yo pido, prometo difundir la devoción hacia ti, ayudar y apoyar las obras que, en tu Nombre, surgen para alivio de tantos infelices y de los pobres moribundos. ¡Oh S. José, consolador de los afligidos, ten piedad de mi dolor!

Padre Nuestro – Ave María – Gloria.
(Repetir la novena los restantes días)

5 etapas por las que atraviesan el Matrimonio

La relación matrimonial, a lo largo de su existencia, pasa por unas etapas las cuales están determinadas por las circunstancias que viven en su momento y también por el desarrollo personal de cada uno de los cónyuges. Cada etapa tiene sus bondades como también sus retos. Lo interesante es que este proceso es de alguna forma previsible y por lo tanto puede ayudar a que las parejas se preparen para afrontar cada una de ellas.

Aunque no hay reglas generales, sí es cierto que algunos factores tanto externos como internos, determinan unas condiciones especiales; por ejemplo, no es lo mismo estar recién casados y sin hijos, que llevar veinte años de unión y con hijos jóvenes. Por eso, es de gran provecho para las parejas identificar la etapa que viven y las que están por llegar, para así convertir los desafíos en oportunidades de mejora. Las cinco etapas por las que pasa el matrimonio son las siguientes.

1.- Primera etapa: Transición y adaptación

Comprende aproximadamente los tres primeros años de casados. Es una etapa fundamental puesto que en ésta se establecen los fundamentos o bases de la relación. Durante este tiempo la pareja se adapta a un nuevo sistema de vida, por eso las claves de esta fase son la comunicación y la negociación. Es importante que los cónyuges realicen un proyecto familiar, en el cual se visualicen a futuro y establezcan las metas que quieran lograr.

Los aspectos más importantes para resolver en este período de ajuste son:

Independizarsede las familias de origen, con el fin de lograr la autonomía que toda pareja necesita para llegar preparada a las siguientes etapas.
Puesto que es un aprendizaje en un rol hasta entonces desconocido, se requiere paciencia, confianza, tolerancia y apoyo entre los cónyuges.
Es una etapa para establecer las reglas de intimidad, sobre los gustos y preferencias, y aquellos momentos o situaciones que a cada uno le es desagradable.
La pareja se prueba en el manejo y administración del dinero, del tiempo, así como en la distribución de tareas del hogar, entre otros. Es momento de decisiones y acuerdos.
2.- Segunda etapa: Establecimiento y llegada de los hijos

Ocurre entre los tres y los diez años de casados aproximadamente. Ya ha finalizado la luna de miel y el proceso de adaptación, ahora hay un mayor conocimiento del cónyuge y es probable que las desavenencias sean más frecuentes; o lo contrario sean menos, producto de la madurez adquirida en la primera etapa de convivencia.

En esta fase los cónyuges aterrizan; el amor va acompañado más de la razón que del sentimentalismo. La voluntad juega un papel importante en el binomio compromiso-entendimiento.

En esta época la mayoría de las parejas se convierten en padres; hecho que implica retos diferentes y una nueva organización de roles. Los cónyuges deben evitar que la dedicación que requieren los hijos, no desplace la relación de pareja. También hay que velar para que los compromisos del trabajo, y las demandas de la vida diaria, no inicien un gradual distanciamiento.

3.- Tercera etapa: Transformación

Suele acontecer entre los diez y veinte años de casados, puede coincidir con la pubertad de los hijos y la edad mediana de los cónyuges. Esta última marca un período de reflexión y renovación en la vida del ser humano; por lo que es importante que el matrimonio se encuentre en un estado saludable y que individualmente se afronte de la mejor manera. Así no se convertirá en una amenaza para la estabilidad matrimonial.

Del mismo modo, los esposos deben procurar que las dificultades que surjan por la crianza de los hijos, no afecten la unión conyugal. La unidad en la autoridad y el trabajo conjunto, deben ser la prioridad.

En esta etapa los cónyuges deben ser bastante creativos, no caer en la rutina (fácil y silenciosa) redescubrirse otra vez como pareja y conectarse nuevamente. Deben recuperar los detalles -si los han perdido-, también compartir hobbies y actividades que ambos disfruten. El tiempo a solas, sin los hijos, es determinante en esta etapa.

4.- Cuarta etapa: Estabilización y «Nido vacío»

Se presenta entre los veinte y los treinta y cinco años de unión. “Cuando las parejas han sido capaces de resolver conflictos y crisis en las etapas anteriores, este es un período de estabilización y una oportunidad para lograr un mayor desarrollo y realización personal, y como pareja.” afirma el autor Francisco Castañera en su artículo «Ciclo de vida del matrimonio».

En esta etapa por lo general se da lugar al síndrome del“nido vacío”, lo que sitúa a la pareja en una nueva forma de vida; ahora están el uno para el otro. Para algunas personas, esta puede ser una situación penosa, pues conlleva al desprendimiento de los hijos, y consigo el sentimiento de soledad. No obstante, es algo que los padres terminan asumiendo y lo superan al cabo del tiempo.

Lo valioso de esta etapa es la solidez y el conocimiento pleno de la pareja: la capacidad de dialogar, de tolerar mejor las diferencias, de reírse de los mutuos errores, de hacer las críticas de un modo amable, de iniciar juntos alguna actividad. Es la ocasión para reafirmar más la creatividad y encontrar nuevos desafíos a la vida matrimonial.

5.- Quinta etapa: Envejecer juntos

Se da a partir de los treinta y cinco años de matrimonio. Algunas personas optan por la jubilación, así surge algo muy positivo y es que se dispone de más tiempo para disfrutar el uno del otro. Se realizan actividades antes imposibles por las ocupaciones laborales, y surge una gran motivación: los nietos. Estos pequeños le dan luz y felicidad al matrimonio en esta etapa.

Los cónyuges en este tiempo, tienen mucha necesidad de apoyo y cariño uno del otro. Los conflictos en esta fase son bastante menos frecuentes; la mayoría de las parejas se han estabilizado en líneas de poder e intimidad.

Para finalizar, una reflexión en las palabras de Francisco Castañera:

«Este recorrido, nos lleva a reflexionar sobre lo importante que es valorar durante todo nuestro matrimonio la calidad y cantidad de nuestra intimidad, el apoyo y el cariño que damos a nuestra pareja, y no esperar a la última etapa cuando el final se encuentra cerca.»

SAN PEDRO Y SAN PABLO

Apóstoles y Mártires

Martirologio Romano: Solemnidad de san Pedro y san Pablo, apóstoles. Simón, hijo de Jonás y hermano de Andrés, fue el primero entre los discípulos que confesó a Cristo como Hijo de Dios vivo, y por ello fue llámado Pedro. Pablo, apóstol de los gentiles, predicó a Cristo crucificado a judíos y griegos. Los dos, con la fuerza de la fe y el amor a Jesucristo, anunciaron el Evangelio en la ciudad de Roma, donde, en tiempo del emperador Nerón, ambos sufrieron el martirio: Pedro, como narra la tradición, crucificado cabeza abajo y sepultado en el Vaticano, cerca de la vía Triunfal, y Pablo, degollado y enterrado en la vía Ostiense. En este día, su triunfo es celebrado por todo el mundo con honor y veneración. († c.67)

Breve Biografía
Origen de la fiesta San Pedro y San Pablo son apóstoles, testigos de Jesús que dieron un gran testimonio. Se dice que son las dos columnas del edificio de la fe cristiana. Dieron su vida por Jesús y gracias a ellos el cristianismo se extendió por todo el mundo.

Los cadáveres de San Pedro y San Pablo estuvieron sepultados juntos por unas décadas, después se les devolvieron a sus sepulturas originales. En 1915 se encontraron estas tumbas y, pintadas en los muros de los sepulcros, expresiones piadosas que ponían de manifiesto la devoción por San Pedro y San Pablo desde los inicios de la vida cristiana. Se cree que en ese lugar se llevaban a cabo las reuniones de los cristianos primitivos. Esta fiesta doble de San Pedro y San Pablo ha sido conmemorada el 29 de Junio desde entonces.

El sentido de tener una fiesta es recordar lo que estos dos grandes santos hicieron, aprender de su ejemplo y pedirles en este día especialmente su intercesión por nosotros.

San Pedro

San Pedro fue uno de los doce apóstoles de Jesús. Su nombre era Simón, pero Jesús lo llamó Cefas que significa “piedra” y le dijo que sería la piedra sobre la que edificaría Su Iglesia. Por esta razón, le conocemos como Pedro. Era pescador de oficio y Jesús lo llamó a ser pescador de hombres, para darles a conocer el amor de Dios y el mensaje de salvación. Él aceptó y dejó su barca, sus redes y su casa para seguir a Jesús.

Pedro era de carácter fuerte e impulsivo y tuvo que luchar contra la comodidad y contra su gusto por lucirse ante los demás. No comprendió a Cristo cuando hablaba acerca de sacrificio, cruz y muerte y hasta le llegó a proponer a Jesús un camino más fácil; se sentía muy seguro de sí mismo y le prometió a Cristo que nunca lo negaría, tan sólo unas horas antes de negarlo tres veces.

Vivió momentos muy importantes junto a Jesús:

Vio a Jesús cuando caminó sobre las aguas. Él mismo lo intentó, pero por desconfiar estuvo a punto de ahogarse.

Prensenció la Transfiguración del Señor.

Estuvo presente cuando aprehendieron a Jesús y le cortó la oreja a uno de los soldados atacantes.

Negó a Jesús tres veces, por miedo a los judíos y después se arrepintió de hacerlo.

Fue testigo de la Resurrección de Jesús.

Jesús, después de resucitar, le preguntó tres veces si lo amaba y las tres veces respondió que sí. Entonces, Jesús le confirmó su misión como jefe Supremo de la Iglesia.

Estuvo presente cuando Jesús subió al cielo en la Ascensión y permaneció fiel en la oración esperando al Espíritu Santo.

Recibió al Espíritu Santo el día de Pentecostés y con la fuerza y el valor que le entregó, comenzó su predicación del mensaje de Jesús. Dejó atrás las dudas, la cobardía y los miedos y tomó el mando de la Iglesia, bautizando ese día a varios miles de personas.

Realizó muchos milagros en nombre de Jesús.

En los Hechos de los Apóstoles, se narran varias hazañas y aventuras de Pedro como primer jefe de la Iglesia. Nos narran que fue hecho prisionero con Juan, que defendió a Cristo ante los tribunales judíos, que fue encarcelado por orden del Sanedrín y librado milagrosamente de sus cadenas para volver a predicar en el templo; que lo detuvieron por segunda vez y aún así, se negó a dejar de predicar y fue mandado a azotar.

Pedro convirtió a muchos judíos y pensó que ya había cumplido con su misión, pero Jesús se le apareció y le pidió que llevara esta conversión a los gentiles, a los no judíos.
En esa época, Roma era la ciudad más importante del mundo, por lo que Pedro decidió ir allá a predicar a Jesús. Ahí se encontró con varias dificultades: los romanos tomaban las creencias y los dioses que más les gustaban de los distintos países que conquistaban. Cada familia tenía sus dioses del hogar. La superstición era una verdadera plaga, abundaban los adivinos y los magos. Él comenzó con su predicación y ahí surgieron las primeras comunidades cristianas. Estas comunidades daban un gran ejemplo de amor, alegría y de honestidad, en una sociedad violenta y egoísta. En menos de trescientos años, la mayoría de los corazones del imperio romano quedaron conquistados para Jesús. Desde entonces, Roma se constituyó como el centro del cristianismo.

En el año 64, hubo un incendio muy grande en Roma que no fue posible sofocar. Se corría el rumor de que había sido el emperador Nerón el que lo había provocado. Nerón se dio cuenta que peligraba su trono y alguien le sugirió que acusara a los cristianos de haber provocado el incendio. Fue así como se inició una verdadera “cacería” de los cristianos: los arrojaban al circo romano para ser devorados por los leones, eran quemados en los jardines, asesinados en plena calle o torturados cruelmente. Durante esta persecución, que duró unos tres años, murió crucificado Pedro por mandato del emperador Nerón.

Pidió ser crucificado de cabeza, porque no se sentía digno de morir como su Maestro. Treinta y siete años duró su seguimiento fiel a Jesús. Fue sepultado en la Colina Vaticana, cerca del lugar de su martirio. Ahí se construyó la Basílica de San Pedro, centro de la cristiandad.

San Pedro escribió dos cartas o epístolas que forman parte de la Sagrada Escritura.

¿Qué nos enseña la vida de Pedro?

Nos enseña que, a pesar de la debilidad humana, Dios nos ama y nos llama a la santidad. A pesar de todos los defectos que tenía, Pedro logró cumplir con su misión. Para ser un buen cristiano hay que esforzarse por ser santos todos los días. Pedro concretamente nos dice: “Sean santos en su proceder como es santo el que los ha llamado” (I Pedro, 1,15)
Cada quien, de acuerdo a su estado de vida, debe trabajar y pedirle a Dios que le ayude a alcanzar su santidad.
Nos enseña que el Espíritu Santo puede obrar maravillas en un hombre común y corriente. Lo puede hacer capaz de superar los más grandes obstáculos.

La Institución del Papado

Toda organización necesita de una cabeza y Pedro fue el primer jefe y la primera cabeza de la Iglesia. Fue el primer Papa de la Iglesia Católica. Jesús le entregó las llaves del Reino y le dijo que todo lo que atara en la Tierra quedaría atado en el Cielo y todo lo que desatara quedaría desatado en el Cielo. Jesús le encargó cuidar de su Iglesia, cuidar de su rebaño. El trabajo del Papa no sólo es un trabajo de organización y dirección. Es, ante todo, el trabajo de un padre que vela por sus hijos.

El Papa es el representante de Cristo en el mundo y es la cabeza visible de la Iglesia. Es el pastor de la Iglesia, la dirige y la mantiene unida. Está asistido por el Espíritu Santo, quien actúa directamente sobre Él, lo santifica y le ayuda con sus dones a guiar y fortalecer a la Iglesia con su ejemplo y palabra. El Papa tiene la misión de enseñar, santificar y gobernar a la Iglesia.

Nosotros, como cristianos debemos amarlo por lo que es y por lo que representa, como un hombre santo que nos da un gran ejemplo y como el representante de Jesucristo en la Tierra. Reconocerlo como nuestro pastor, obedecer sus mandatos, conocer su palabra, ser fieles a sus enseñanzas, defender su persona y su obra y rezar por Él.

Cuando un Papa muere, se reúnen en el Vaticano todos los cardenales del mundo para elegir al nuevo sucesor de San Pedro y a puerta cerrada, se reúnen en Cónclave (que significa: cerrados con llave). Así permanecen en oración y sacrificio, pidiéndole al Espíritu Santo que los ilumine. Mientras no se ha elegido Papa, en la chimenea del Vaticano sale humo negro y cuando ya se ha elegido, sale humo blanco como señal de que ya se escogió al nuevo representante de Cristo en la Tierra.

San Pablo

Su nombre hebreo era Saulo. Era judío de raza, griego de educación y ciudadano romano. Nació en la provincia romana de Cilicia, en la ciudad de Tarso. Era inteligente y bien preparado. Había estudiado en las mejores escuelas de Jerusalén.
Era enemigo de la nueva religión cristiana ya que era un fariseo muy estricto. Estaba convencido y comprometido con su fe judía. Quería dar testimonio de ésta y defenderla a toda costa. Consideraba a los cristianos como una amenaza para su religión y creía que se debía acabar con ellos a cualquier costo. Se dedicó a combatir a los cristianos, quienes tenían razones para temerle. Los jefes del Sanedrín de Jerusalén le encargaron que apresara a los cristianos de la ciudad de Damasco.

En el camino a Damasco, se le apareció Jesús en medio de un gran resplandor, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” ( Hechos de los Apóstoles 9, 1-9.20-22.).
Con esta frase, Pablo comprendió que Jesús era verdaderamente Hijo de Dios y que al perseguir a los cristianos perseguía al mismo Cristo que vivía en cada cristiano. Después de este acontecimiento, Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía los ojos abiertos no veía nada. Lo llevaron a Damasco y pasó tres días sin comer ni beber. Ahí, Ananías, obedeciendo a Jesús, hizo que Saulo recobrara la vista, se levantara y fuera bautizado. Tomó alimento y se sintió con fuerzas.
Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco y después empezó a predicar a favor de Jesús, diciendo que era el Hijo de Dios. Saulo se cambió el nombre por Pablo. Fue a Jerusalén para ponerse a la orden de San Pedro.

La conversión de Pablo fue total y es el más grande apóstol que la Iglesia ha tenido. Fue el “apóstol de los gentiles” ya que llevó el Evangelio a todos los hombres, no sólo al pueblo judío. Comprendió muy bien el significado de ser apóstol, y de hacer apostolado a favor del mensaje de Jesús. Fue fiel al llamado que Jesús le hizo en al camino a Damasco.

Llevó el Evangelio por todo el mundo mediterráneo. Su labor no fue fácil. Por un lado, los cristianos desconfiaban de él, por su fama de gran perseguidor de las comunidades cristianas. Los judíos, por su parte, le tenían coraje por «cambiarse de bando». En varias ocasiones se tuvo que esconder y huir del lugar donde estaba, porque su vida peligraba. Realizó cuatro grandes viajes apostólicos para llevar a todos los hombres el mensaje de salvación, creando nuevas comunidades cristianas en los lugares por los que pasaba y enseñando y apoyando las comunidades ya existentes.

Escribió catorce cartas o epístolas que forman parte de la Sagrada Escritura.

Al igual que Pedro, fue martirizado en Roma. Le cortaron la cabeza con una espada pues, como era ciudadano romano, no podían condenarlo a morir en una cruz, ya que era una muerte reservada para los esclavos.

¿Qué nos enseña la vida de San Pablo?

Nos enseña la importancia de la labor apostólica de los cristianos. Todos los cristianos debemos ser apóstoles, anunciar a Cristo comunicando su mensaje con la palabra y el ejemplo, cada uno en el lugar donde viva, y de diferentes maneras.

Nos enseña el valor de la conversión. Nos enseña a hacer caso a Jesús dejando nuestra vida antigua de pecado para comenzar una vida dedicada a la santidad, a las buenas obras y al apostolado.

Esta conversión siguió varios pasos:
1. Cristo dio el primer paso: Cristo buscó la conversión de Pablo, le tenía una misión concreta.
2. Pablo aceptó los dones de Cristo: El mayor de estos dones fue el de ver a Cristo en el camino a Damasco y reconocerlo como Hijo de Dios.
3. Pablo vivió el amor que Cristo le dio: No sólo aceptó este amor, sino que los hizo parte de su vida. De ser el principal perseguidor, se convirtió en el principal propagador de la fe católica.
4. Pablo comunicó el amor que Cristo le dio: Se dedicó a llevar el gran don que había recibido a los demás. Su vida fue un constante ir y venir, fundando comunidades cristianas, llevando el Evangelio y animando con sus cartas a los nuevos cristianos en común acuerdo con San Pedro.

Estos mismos pasos son los que Cristo utiliza en cada uno de los cristianos. Nosotros podemos dar una respuesta personal a este llamado. Así como lo hizo Pablo en su época y con las circunstancias de la vida, así cada uno de nosotros hoy puede dar una respuesta al llamado de Jesús.

La oracion más difícil, la que más nos cuesta.

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A veces, Señor, cuando estoy ante ti, recorro mi alma en examen sincero preguntándome si solo vengo a ti buscando consuelo para mis penas y problemas, haciendo oracion solo en los momentos de dificultad.

¿Qué le falta a mi oración?

Señor, dame luz para comprender que la que tengo olvidada o que no me conviene es la «Oración de intercesión». Esa, que es el olvido de uno mismo, esa, que es «una petición en favor de otros». Es la que no tiene límites ni fronteras, ya que es la que puede alcanzar gracias hasta para los enemigos y es también la expresión de la Comunión de los Santos. Es la oración en que nos olvidamos de nosotros para pensar en los demás.

Es generosa, de una caridad sin límites cuando pedimos por alguien que no nos ama, por alguien que no nos hace caso o que tal vez nos hizo o hace mucho daño. Es acercarnos realmente a la forma de orar que tu oraste por nosotros a tu Padre, Señor.

Tu, Señor, siempre estuviste y estás presto a interceder por nosotros ante el Padre, en favor de todos los hombres, especialmente por los pecadores. En favor… de mi.
Y te quedaste con nosotros en este Sacramento, estás con nosotros cada momento del día en la Eucaristía para seguir intercediendo por nosotros, nos escuchas y te llevas nuestras peticiones al Padre.

Vale la pena hacer la prueba. Olvidarse de uno por un momento, desasirse de todos los problemas que nos agobian, de esa pena…. que llevamos colgada del corazón, de esa enfermedad, de ese malestar, de esa inquietud, temor o disgusto que no nos deja dormir…

Dejar «nuestras cosas» a un lado, dejarlas por un momento y poniéndonos ante tu presencia, Señor, pensar en los demás…y así, como una letanía de incienso, perfumada por el más grande amor, ese que nos cuesta tanto porque no es para nuestro beneficio personal, pedir, por todos los seres del mundo, por las autoridades que manejan el destino de los países, por los que sufren, enfermos o desamparados, por los que en este día morirán e irán a la presencia del Padre, por los sacerdotes, por los misioneros por los no nacidos y por los jóvenes, pero sobretodo por tal o cual persona, esa que nos hace sufrir, esa que no nos «cae bien», esa que no nos quiere…que siempre sabe cómo mortificarnos…. ¡esa es la oración que tu está esperando, Jesús mío, esa es la que más me cuesta pero… esa es la que tu quieres!.

Y cuando logramos hacerla, el alma y el pensamiento se van aligerando y un rocío de paz moja nuestro corazón, antes reseco por el rencor, tal vez por el egoísmo de vivir absortos en «nuestro pequeño mundo» tan solo con nuestras preocupaciones.

Si, Jesús Sacramentado, yo necesito que me escuches porque me agobian muchas cosas y tengo el alma triste pero con esta oración, he sentido el dulce consuelo de tu abrazo lleno de misericordia para mi y para todos aquellos por lo que te he pedido. ¡Gracias, Señor!.

¿Qué tanto me parezco a ti, Señor?

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Hoy Señor, no estás oculto tras la puerta del Sagrario, no, estás expuesto en el Altar en una hermosa Custodia. Ahí te ha puesto el sacerdote para que nuestros ojos te vean y te adoremos.

El alma se arrodilla ante ti, ¡Oh, Señor de la Historia, Rey de reyes, Dios de misericordia!

Y llega la pregunta: – “¿Qué tanto conozco yo a este Cristo, a este Jesús, que está oculto en esa Sagrada Hostia? ¿Eres para mí algo lejano, algo distante, eres alguien a quien tengo que tratar de usted? O, ¿eres mi amigo y tengo contigo una relación cordial y amorosa? ¿Eres algo así como mi padre, mi madre, mi hermano, mi mejor amigo? ¿Qué respuesta puedo darte, Señor?

Solo sé que te amo. Porque he sido creada a tu imagen. A imagen de Dios. Y siendo imagen tuya, sé que cuando llegue la hora de presentarme ante Ti, me abrazarás y me pondrás a tu lado. Pero para ser reflejo de Ti, tengo que dejar de ser yo misma y empezar a juzgar a los demás como juzgas tú, como amas tu a todo los seres, como haces tú con esta enfermedad, con esta soledad, con esta ancianidad, con esta juventud, con este matrimonio, con estos hijos, con estos nietos, con este trabajo duro y cansado, o con esta falta de él. Y como haces tú con mi miedo, con mi angustia. Y sentir como tú sientes, para perdonar o para pedir perdón.

¿Qué tanto me parezco a ti, Señor?

Tú lo hiciste todo por amor. Esa es tu gran enseñanza, esa es tu gran verdad. Pero los actos de amor no son siempre para ratos bonitos, a veces es algo que duele, que cuesta, porque no está en las palabras sino en los actos y a veces esos actos son de sacrificio, de renuncia, de aceptación, de tolerancia, de entrega: eso es amor.

¿Y cómo lograremos todo esto? ORANDO. Orar es tener un trato personal con Dios. No solo rezar cuando hay dificultades. Y tampoco la oración se concreta, como ahora, que estoy en la Capilla y Tú estás expuesto para ser adorado y que brote ante Ti, una oración. No, todo nuestro día puede convertirse en oración, en rezo, si te involucro en todo mi diario vivir, los buenos ratos, los malos, los alegres, los tristes… el día completo, con sus horas y minutos, el descanso de la noche y el amanecer del nuevo día… todo eso es orar.

Unido a esa forma de vivir puedo poco a poco irme pareciendo a Ti, Señor. Tu ayuda y apoyo será mi mayor fuerza para dar testimonio de QUE A TU IMAGEN NOS CREASTE, SEÑOR.

¿Quién debe ser mi Director Espiritual?

La dirección espiritual no puede ser conducida por el “respeto humano”, por eso se necesita discernir bien en el momento de escoger a un director espiritual.

La dirección espiritual toca en la dimensión personal, por eso es importante que sea presencial. La distancia siempre dificultará la comunicación impidiendo varios factores en el contexto de la dirección. A no ser el caso de una persona que ya haya comenzado ese camino con tiempo y por eso puede continuarla por internet, debido al tiempo de conocimiento entre el director y el dirigido. Aún así, será necesario un momento presencial entre ellos.

El trabajo de dirección espiritual es la conducción del alma para Jesucristo porque nadie sigue ese caminos solo. Nadie se resuelve sus problemas solo, ni tiene todas las respuestas, no es autosuficiente. Es necesario ver la vida, los conflictos y también los beneficios que se necesitan surcar con la ayuda de alguien que nos lleve al crecimiento y a la vivencia de las virtudes. El director espiritual es aquel que ayuda a la persona a descubrir la voluntad de Dios para ella.

Para la dirección espiritual no es necesario que sea un sacerdote. Puede ser también un religioso, un monje, un consagrado o también un laico. Siempre es necesario que haya claridad y preparación en este sentido, además de otros requisitos.

San Francisco de Sales afirma que existen tres cualidades fundamentales para el director espiritual: la caridad, la ciencia y la prudencia. La caridad consiste en dispensar tiempo para atender a la persona que necesita dirección. Ciencia porque requiere conocimiento espiritual, estudio sobre la vida de los santos y sobre las realidades del alma, justamente para identificar las cuestiones íntimas que la persona vive y discernir qué camino debe seguir. La prudencia también es necesaria en ese caso, para que la dirección espiritual no se vuelva un mero trato de dos amigos que comparten algo.

Conducir a alguien espiritualmente no es simplemente tener un compartir del alma, sino un momento en el que yo “abro” mi alma para dejarme conducir. Muchas veces esa conducción no será de acuerdo a nuestra voluntad. El director espiritual necesita tener el cuidado de no atraer a la persona hacia sí, o sea, acabar siendo la referencia en la vida de ella. Por el contrario, el necesita hacer que la persona crezca en Jesucristo con elementos para que pueda discernir la vida propia. El director espiritual no debe “decidir” la vida de la persona, sino conceder esos elementos para que ella pueda tomar sus propias decisiones.

El principal beneficio de esta práctica consiste en crecer en la fe y en la intimidad con Dios. San Agustín afirma; “Yo quiero conocerme para humillarme, y quiero conocerte para amarte“. Entonces, en la dirección espiritual, hay esos dos conocimientos: quien somos nosotros y quien es Dios.

Es importante tener momentos de atendimiento, por lo menos una vez al mes, dependiendo de la necesidad del dirigido. Es evidente que si la persona enfrenta conflictos más serios, tal vez necesite de menos tiempo entre una dirección y otra.

Siempre será necesario que el director traiga firmeza paterna para corregir los defectos de la persona y en sus dificultades. La dirección espiritual no puede ser conducida por el ‘respeto humano’, cuando el director no dice lo que realmente debe ser dicho con el recelo de que el otro se sienta ofendido. Ese proceso necesita suceder con sinceridad y transparencia.

Quien está siendo dirigido necesita ser obediente. Si no hay docilidad las orientaciones no serán practicadas. Es necesario llevar en serio los consejos dados por el director y comprometerse con el. Muchas veces él toca las heridas del corazón, cosas dolorosas. Pero es mejor el dolor que libera que la cobardía de la herida escondida, que ni se puede tocar y que está ahi doliendo e influenciando en la vida de aquella persona. El director espiritual es un instrumento en las manos del Espíritu Santo. Es importante también que sea siempre discreto, que no exponga a nadie, que sepa guardar sigilo y tratar lo ‘sagrado’ que las personas traen en sí. Es un especialista del alma, en las cosas del espíritu.

Te pido internauta, que traigas en tu corazón el deseo de rezar por el sacerdote que te dirige y por las personas que son tu referencia. Reza por aquel que dirige tu alma, que te aconseja en las situaciones, pues el don de la sabiduría se encuentra en él. Que Dios los favorezca en este deseo de crecer espiritualmente y madurar en la fe. Así encontrarás la fortaleza necesaria para enfrentar ciertas cosas en la vida. Es importante buscar este crecimiento y sumergirse en la espiritualidad profunda. Que el Señor te pueda providenciar un director espiritual para que realmente te comprometas con él dentro de ese proceso de crecimiento y madurez.